Capítulo 3 - Mi nuevo maestro de Química.

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Por Dios, no hay nada más aburrido que las clases de Química, es imposible prestar atención si no es algo que me interesa realmente ni pueda interesarme después... Wou wou wou... Mis pensamientos negativos son interrumpidos por la fantástica imagen de un hombre ingresando al salón de clases. Es simplemente imposible que sea el señor Kravis, el profesor de Química, aquel aburrido profesor de estatura baja, cabeza totalmente calva y estómago enorme. El hombre que ingresó por la puerta principal del aula era totalmente distinto al señor Kravis: estatura alta, delgado y perfectamente musculoso, ojos cafés, cabello castaño, tez blanca... Era simplemente... guapo.

— Pss... Nora... Oye...
Siento una bolita de papel chocar contra mi nuca y susurros de Esme detrás mío.
— Es uno de los de la mañana, fíjate bien, ¿los dioses griegos? ¿Acaso no los recuerdas?
— Oh, vaya, ¿cómo olvidarlos Esme?

Uno de los Dioses Griegos.
Nuestros susurros son interrumpidos por una voz gruesa, firme pero con un perfecto tono amable.

— Buenos días, clase. Mi nombre es Logan, Logan River: su nuevo profesor de Química.

OH-DIOS-MÍO-SANTO.
Vamos, vale, vale, esto no puede ser posible.
¿Maestro River? Vaya, todavía suena perfecto.

— El señor Kravis no va a poder seguir asistiendo a darles clases, junto a otros dos docentes que ya no se encuentran en la institución.

Su forma de hablar, su voz, déjeme pensar Maestro Kravis, me des concentra.
Vaya, entonces, los tres dioses griegos de la mañana en realidad son... ¿Profesores?
¿De dónde los sacaron? Yo quiero ir...
Por favor Nora, cálmate.

— Por Dios, así sí dan ganas de aprobar Química, ¿Verdad, Nora?

La pregunta de Esme choca contra un muro imaginario que tengo al rededor de mis pensamientos y se esfuma como una nube de polvo, no dejo de observar al nuevo maestro de Química.

— Vamos chicos, como si no hubiera pasado nada, sigamos con las clases y si quieren pueden imaginarme como el Maestro Kravis.

Me tapo la cara con las dos manos y río, al parecer no fui la única, toda el aula se encuentra riendo ante el comentario tan desatinado del profesor. Eso es sencillamente imposible, es todo lo contrario al Maestro Kravis, y más un súper plus.

— Hey, tú.

Logan, o debería decir: el Maestro River, señala en dirección hacia mí. Volteo a ver si se trata de alguien más, pero no, es a mí.

— Sí, usted, señorita, ¿me haría el favor de pasar al frente?

Mis mejillas se encienden como las luces de noche de Paris.

— C-Claro, Maestro River.

Me pongo de pie y paso tranquilamente hacia el frente.

— Suerte con el guapo, rarita.— oigo a mi lado al pasar junto a Johanna Oxford. Esa... Siempre ha tenido odio, algo contra mí. Puedo distinguir de reojo su ridículo cabello marrón oscuro con mechas californianas y su sonrisa burlona.
— ¿Bien señorita...?
— Nora Rose Davis Moore.
— Bien, señorita Nora Davis, preséntese ante la clase como usted desee.

Eso es estúpido.

— E-Ehm... Está bien... Hola chicos, ya me conocen, soy Nora, tengo 17 años, me gusta escuchar música y leer, tengo una mascota: un pastor alemán, una hermana menor llamada Paris y mis padres son Hellen Moore y Karl Davis. Eso es todo.
— Bien, gracias señorita Nora.
Estoy apunto de correr hacia mi asiento pero el Maestro River no me lo permite.
— Dígame, ¿cómo se sintió?
— ¿Cómo me sentí?— es una pregunta un tanto extraña para la clase de Química con el nuevo maestro guapo.
— Ehm... Bien, supongo, normal.
— ¿Qué es "normal" para usted?— Dios, que profesor para más insistente.
— Ya los conozco a todos, supongo que la mayoría ya sabía eso, no hay por qué sentirme diferente, y si me permite decirle algo Maestro River: me parece una pregunta un poco rara para la clase de Química, ¿no le parece?— decidí decírselo de una vez.
— Vaya Nora, tienes personalidad. Eso es lo que esperaba, toma asiento.
Caminé tranquila hacia mi asiento y le lancé una mirada confusa a Esme.
— Eso fue raro, ¿no te parece?— me preguntó susurrando.
— Demasiado.
— Tal vez le gustas.— río.
— Cállate, Esmeralda.
— Esme, estúpida.

Las clases se pasan más rápido de lo normal y no me duermo en ningún momento, es extraño ya no tener al Maestro Kravis con nosotros para aburrirnos y hacernos las clases más largas. ¿A quién engaño? ¡Amo esto!
Toca el timbre de cambio de hora y descanso de 15 minutos.
Camino hacia el baño de mujeres, mientras saco mi celular del bolsillo y conecto los auriculares que estaban un poco enredados.

Maldita sea, malditos audífonos.

— Oh, ouch, lo siento.— me choqué con alguien por culpa de mi distracción...— Ma-Maestro River.
— Nora Rose Davis Moore.
— Dígame.
— Necesito hablar con usted.— mis mejillas, ahí van de nuevo.
— Cl-Claro.
— Acompáñeme.

Bien, vamos Nora, esto es súper raro, más de lo normal, relájate, no pasa nada. ¡Es tu maestro de Química!
Llegamos a la oficina de maestros e ingresamos. El maestro River toma asiento.

— Por favor Nora, toma asiento.
Me acomodo en una silla que se encuentra frente al escritorio del Maestro.
— Dígame, Maestro River.
— ¿Quieres saber el porqué de la dinámica al inicio de la clase?
— Claro, profesor, me lo estuve preguntando.
— Digamos que es un ejercicio de confianza, ¿te parece?
— No entiendo...— Me confunde.
— Quiero saber si eres una chica como todas o diferente a las demás.
¿Normal o Diferente?
— Supongo que cada persona tiene su propia forma de ser, Maestro River.
— Tú no, Nora. Eres diferente a las demás. Con eso también puedes demostrar tu capacidad ante el curso y las asignaturas, por eso deseaba saberlo, ¿tienes seguridad en ti? Averígualo.
— Está bien, Maestro River, estoy totalmente de acuerdo. Gracias por eso entonces.
— Espero ver su desempeño en clase, señorita Davis Moore, al igual que el de sus compañeros. Tenga buen día. Puede retirarse.

Me pongo de pie y me dirijo hacia la puerta de la oficina, salgo al patio principal de Secundaria y veo a Esme saliendo del baño de mujeres.

— Vaya vaya, Nora, eres rápida.— me dice en tono pícaro.
— ¿A qué te refieres, estúpida e ingenua Esme?
— Te vi entrando a la oficina con el Maestro Logan "Guapo" River.
— No fue por nada importante, te lo aseguro Esme: desempeño escolar.— Hace mueca de aburrimiento.
— Vale, ya fue. De todas maneras nadie le quita lo guapo al nuevo profesor.

Me río con Esme y caminamos hacia alguna banca vacía del patio principal, abro mi libro de Trigonometría y repaso escuchando "Woman".
Me acomodo el cabello y esta vez lo dejo suelto y ligeramente desaliñado.
Timbre de nuevo. Clase de Trigonometría. Cómo quisiera que cambien también a la Maestra Leonore, pero no es así, ahí sigue con su libro en mano y dispuesta a aburrirnos un par de horas más.

***

Normal o Diferente.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora