9. El camino

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Yannick llevaba horas y horas caminando bajo el ardiente sol su azotaba cada día su cabeza en busca de algún sitio en el que poder residir y conseguir provisiones para su difícil misión, la cual se le había hecho mas complicada y pesada desde que su querida compañera Melania, había fallecido a manos de un elfo oscuro. Sin embargo Yannick había desarrollado algún tipo de trastorno por el cual Melania seguía con el, además de haberse vuelto un chico mas agresivo y problemático.

-La gente no entiende nuestra relación , siempre dicen: "Ese chico esta loco", "Esta hablando solo". Lo que no entiendes es la relación entre un ser humano y un etéreo.

Yannick hablaba solo por la explanada que se mostraba amplia y despejada ante el, con un terreno seco y arenoso. Sin Embargo, después de varias horas caminando hablando solo, vio a lo lejos el sitio que supuestamente residiria si sus padres no se hubiesen "rajado" a la hora de salir de ese pueblo mediocre, la ciudad. Una zona donde el progreso tenia un auge continuó y sin desgaste, a las cuales las nuevas mentes aportaban siempre nuevas ideas y conceptos los cuales, dejarían a flor de piel el analfabetismo de Yannick.
Este observo la ciudad y a sus habitantes, todas las tiendas de recursos que habían en ella y la gran cantidad de zonas de ocio que habían. Yannick se sentía abrumado cuanto menos, pero también saturaba su mente. 

Yannick sin temor a alguno a las nuevas tecnologías y miradas criticas de los habitantes modernos ante su vestimenta pueblerina, decidió ir en busca de recursos, ya que, debía aprovechar el tiempo y el poco dinero que tenían en mejorar su equipamiento para alguna, llegar a vengar a su querida amiga Melania. Entro a una tienda con escaparate muy vistoso, donde parecía que vendían diferentes pociones.

-Supongo que los alquimistas son algo normal en la ciudad-pensó Yannick mientras miraba cada una de las descripciones de los brebajes que llenaban las estanterías de la tienda.

Al fondo, un anciano de pelo cano, y en contra de todo pronostico, sin barba, estaba detrás de un mostrador leyendo un libro de tapa gruesa, la verdad, se veía un libro bastante pesado. 

Yannick se acercó pues, a ver lo que aquel anciano podría ofrecerle, a parte de alquimista se le veía una de estas típicas personas que saben mucho de todo, así que fue directo y sin pelos en la lengua le pregunto:

-Disculpe señor, ¿sabe algo acerca de elfos?

-Esa pregunta es muy directa y algo compleja para explicárselo a alguien de tu edad ¿no?-dijo sin separar la mirada del libro-

-Bueno nunca se es joven para aprender algo nuevo-insistió-

-Cierto es que el saber no ocupa lugar pero, ¿porque elfos?. ¿Te han hecho algo? ¿Estas enfadado con ellos?

-Un elfo de piel grisácea ha matado a mi amiga

El anciano levanto la mirada del libro algo impactado por las palabras de nuestro joven Yannick, pero sin cambiar su tranquilo semblante. Cerró el libro, y se puso de pie. Acto seguido rebusco en algunos de los cajones que tenía detrás del mostrador y le puso un bote de cristal con el final abombado, lleno de un líquido violeta.

-Esto es sangre de elfo oscuro-aclaró el anciano y puso otro bote, esta vez, con el liquido verde- Y esto es sangre de Elfo de los bosques, o Elfo a secas, la raza original.

-¿Hay diferentes razas de elfos?-preguntó Yannick intrigado-

-Asi es, respectivamente hay dos razas de elfos que sepamos, los Dökkálfar, o elfos oscuros, que fue el que acabó con la vida de tu amiga según me cuentas, y los  Ljósálfar o elfos de la luz, aunque nadie les llama elfos de la luz.

-¿Tienen esos nombres tan raros?

-Sacados respectivamente de la mitología nórdica, ese es el nombre correcto para referirse a ellos, pero tranquilo lo normal es llamarlos elfos oscuros. 

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⏰ Última actualización: May 28, 2018 ⏰

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El valle de los elfosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora