Capítulo 2 | Canela

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Ella tomó el asiento a mi lado, su olor a nicotina contrastaba con la perfecta delicadeza que irradiaba. Me sentía muy intimidado por su presencia, ella era hermosa y la cajetilla de cigarrillos que asomaba de su maleta le daba cierto aire de rebeldía. Quería hablarle y quería caerle bien para que al menos fuese mi amiga o compartiera sus cigarrillos conmigo, lo que pase primero, pero mi mente al parecer se hacía más pequeña cada segundo ya que mis pensamientos eran torpes e inútiles, como lo era yo al lado de esa hermosa mujer.

Me di por vencido y cerré los ojos para poder descansar en el trayecto, sin embargo su suave voz hizo que mi corazón estuviera cerca de un cuadro de taquicardia.

-Fumas?-dijo volteándose hacia mi lado.

-Disculpa?-dije tratando de asegurarme de no estar alucinando por el sueño.

-Fumas?

-Si, bueno no es algo de lo que me enorgullezca.

-Jajaja, morirás joven y conectado a un tubo de aire.

-Y al hacerme la autopsia se darán cuenta que mis vísceras servirán de máquina de humo.

-No tendrás velorio. Justo en ese momento van a llevar alcohol y música y será una discoteca humeante.

-Jajaja Apuesto a que quisieras ir

-Ahora lo que quiero es fumar un poco, pero obviamente no puedo aquí.

-Lástima, es una buena ocasión para fumar- dije tratando de hacerle saber que me agradaba, mucho.

-Hagamos algo loco, vamos al baño a fumar un poco- dijo abriendo sus ojos y absorbiendo mi alma.

-Estás bromeando?-dije un poco sorprendido.

-Tranquilo, todos van a pensar que estamos teniendo relaciones sexuales, nadie va a molestarnos-dijo mientras sacaba un encendedor y los cigarrillos.

Ya quisiera yo que las suposiciones obvias de las personas fueran ciertas y probar un poco de sus besos pero ella quería fumar un poco y yo quería estar a su lado, así que me dejé guiar con su mano hacia el baño. Todas las personas nos miraban, y yo no podía estar más sonrojado y nervioso, sin embargo ella se veía totalmente imponente, hermosa y rebelde.

Al llegar al baño del autobús, ella suavemente me empujó hacia la pared y con la parte baja de su espalda empujó la puerta y la mantenía bloqueada, me miró con una expresión de niña haciendo travesuras, y con una sonrisa encendió el cigarrillo café, una marca que nunca había visto. Sus ojos brillaban reflejando la punta flameante del cigarrillo mientras su pecho se inflaba con una porción de humo que pocos segundos después los desterró de su cuerpo a través de sus labios rojos llenos de sangre.

-Quieres un poco?-dijo mientras me brindaba su cigarrillo

-Claro- dije emocionado al pensar que eso podía considerarse un beso indirecto.

-Enserio lo necesitaba, todo es una mierda, sabes?-dijo recogiéndose el cabello.

-Todo en algún punto es una mierda-dije mientras exhalaba el humo sabor a canela-Wow, que clase de cigarrillo es éste?

-Se llama Jet, son mis favoritos, su sabor a canela endulza la nicotina-me dijo mientras me quitaba sutilmente el cigarrillo de mis dedos.

-Así no sientes como te vas muriendo, supongo.

-Así puedo endulzar mi vida y a la vez acabo con ella

-Cómo es que estabas en la misma ciudad en la que vivo y nunca te había visto?

-Fácil, porque sólo me quedé allí una semana, estaba huyendo de mi familia.

-Es enserio? Qué edad tienes, por cierto?

-15-dijo mientras tomaba el último sorbo de canela.

-Pareces un poco mayor, pensé que tenías 17, como yo. Creo que no deberías fumar con esa edad.

-Suenas a mi padre, me estabas cayendo muy bien.

Dicho eso ella cambió totalmente su expresión y salió enojada del baño, afortunadamente al salir, el único olor que evacuaba del cubículo sanitario era un suave olor a canela.

No podía creer que había arruinado el momento con el estúpido consejo que le había dado, pero en el fondo lo que me inquietaba era el saber que una chica de 15 años necesitaba fumar para calmar su infierno interno; sus problemas deben ser realmente fuertes para que ella haga cosas tan deteriorantes. Yo fumaba, sí, pero no lo hacía siempre, es más, ésa fue la tercera o cuarta vez que lo hacía.

En fin, volví hasta mi asiento en el bus y ví que ella tenía sus ojos enfocados en la ventada, ahora se notaba un poco triste.

-Perdón por lo de enante- dije mientras me sentaba.

-Tranquilo, es sólo que estoy un poco alterada.

-Si quieres puedes contarme todo y desahogarte.

-Faltan varias horas para llegar, lo que quiero es que me prestes tus piernas para apoyar mi cabeza y dormir.

-Te las alquilo, por un cigarrillo más juntos.

-Hecho jajaja.

Segundos después se acostó boca arriba sobre los asientos y apoyó la cabeza contra mis piernas y en pocos segundos más estaba danzando con Morfeo. Se veía tan dulce, tan expuesta que quise robarle un beso a sabiendas que me odiaría, pero preferí retener ese cuadro de su rostro como único recuerdo antes de cerrar los ojos y caer en un profundo sueño.

El sonido del claxon de los autos me despertó y por la ventana llena de polvo pude ver que ya habíamos llegado a nuestro destino. Me tenté a levantarla pero preferí seguir alimentando mis ojos con su belleza natural, aún faltaban algunos minutos para llegar a la estación.

NicotinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora