Cap. 3 -Otoño

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La calle estaba solitaria, en una simple mañana otoñal. Mis pasos retumbaban en el silencio mientras mi corazón sufría por lo inevitable. Sabía que mi padre no estaría en la casa pero llegaría en unas horas. Si me descubría una vez más en casa antes del final de las clases recibiría una paliza extra y ya había tenido suficiente con la de aquella mañana. La escena estaba aún fresca en mi mente. Estaba enfadada conmigo misma. ¿Cómo es posible que sus palabras me hubieran herido? Ya las sé. Cada una de los insultos los he escuchado antes y sé que son ciertos. ¿Cómo es posible entonces que esté sintiendo este dolor en mi plecho y el nudo en mi garganta? Suspiré. Lo mejor sería que diera una vuelta por la ciudad hasta que se acabaran las clases para no volver antes de tiempo. Cambié mi dirección para dirigirme al centro de la ciudad. Me apreté con fuerza la chaqueta pues el tiempo comenzaba a ser frío. Mis pasos me dirigieron sin darme cuenta a un pequeño parque. Observé como algunas parejas descansaban en la hierba cogidos de las manos. Suspiré. Yo no querría eso de todas maneras. Son todo ilusiones. No como si lo fuera a tener de todas maneras. Pero de todas formas podrían cortarse un poco y guardarse las demostraciones de amor para sus casas y dejarnos a las personas realistas en paz. Me senté en uno de los columpios del parque y me balanceé ligeramente. 

¿Cuánto tiempo pasó? No lo sé sinceramente, podrían haber sido unos pocos minutos o un par de horas pero me había sumergido en mis pensamientos y alguien sentándose en el columpio de al lado me trajo de nuevo a la realidad.

Giré mi cabeza para encontrarme de nuevo con unos ojos azules. 

¿Cómo era posible que estuviera aquí? 

"Hola" Dijo él rompiendo el silencio.

"¿Qué haces aquí? ¿No debería de estar en clase?" Dije yo algo contarte.

El soltó ua pequeña risa.

"Yo también me alegro de verte.Y, ¿en qué mundo vives? Las clases acabaron hace unas horas, iba camino a mi casa cuando te he visto aquí." 

¿Hace varias horas? 

Oh Dios mío mi padre me va a matar.

Me levanté rápidamente.

"¿A dónde vas?" Dijo Lucas y su voz tenía un toque de decepción. Él me cogió la mano intentando detenerme.

"No son tus asuntos" Dije cortante y retiré mi mano de la suya. Él parecía herido, pero tenía que hcerlo. No puedo dejar que nadie se acerque a mi. Acabaría rompiendo mis muros y me haría nada más que daño. 

Desaparecí corriendo en dirección a mi casa dejándolo columpiarse en la soledad del otoño.

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No pensaba seguirla pero lo habéis pedido así que imagino que la seguiré n.n

CicatricesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora