Capítulo 2

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Los latidos de mi corazón se aceleran, el miedo me invade a cada segundo; estoy corriendo en mitad de un bosque que no me resulta familiar, pero estoy segura de que alguien o algo me persigue

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Los latidos de mi corazón se aceleran, el miedo me invade a cada segundo; estoy corriendo en mitad de un bosque que no me resulta familiar, pero estoy segura de que alguien o algo me persigue. Puedo sentir su presencia, me detengo por unos segundos y doy vueltas por todas partes pero no hay nadie: sus ojos están acechándome.

La oscuridad de la noche congela mi alma dejándola en un lugar sin salida. No me dejo vencer, el crujir de una rama me pone en alerta y sigo corriendo. Me giro nuevamente en mi acelerada desesperación y puedo ver una sombra persiguiéndome. Entonces mi carrera se ve interrumpida debido a que tropiezo y caigo en un pozo profundo. La penumbra que lo rodea hace que mi corazón sienta temor de latir: está lleno de agua fría. La única ayuda que recibo es la luz de la luna que ilumina poco a poco aquel lugar. Estoy muerta de miedo.

De pronto me arrastran a las profundidades. Siento como miles de manos me tocan las piernas, los brazos, me clavan las uñas y me lastiman. Observo cómo en el fondo aparece una luz blanca que resulta ser un poco cegadora que lo ilumina todo a mi alrededor y me quedo anonadada al presenciar como aquellas manos se convierten en rosas rojas. Intento coger una de ellas, pero al hacerlo, esta se desvanece convirtiéndose en un reguero de sangre. El pánico se vuelve a apoderar de mí e intento dirigirme a la superficie, pero con cada movimiento que hago parece alejarse más y más; no puedo respirar, cuanto más me acerco más se aleja. Mientras la luz se va alejando siento como me cogen de un brazo. Me doy la vuelta, pero no veo a nadie.

«¡Blody, ya es hora!», escucho. El brazo que me sostenía ya había desaparecido.

Siento como el agua empieza a entrar en mis pulmones, algo me vuelve a arrastrar al fondo y al hacerlo alzo la vista y lo veo. Está allí, flotando en el agua mientras no deja de señalarme con el dedo; es el mismo hombre con gabardina negra, sombrero negro y máscara plateada que le cubre todo el rostro. Me despierto.

Estoy sudando y mi pulso se encuentra todavía algo acelerado. Intento tranquilizarme mirando la hora que marca mi despertador: son las ocho de la mañana. Hoy es el gran día en el que tendré la oportunidad de conocer mi universidad por primera vez.

He recibido un correo electrónico con las instrucciones de la visita. Me convocan a las tres de la tarde. Tenemos que ir acompañados de nuestros tutores si lo deseamos. Es una forma de tranquilizarnos por todo lo que está aconteciendo. En mi caso se trata de mi padre, el que podría acompañarme, pero voy sola.

Mi padre está muy ocupado. Aunque quisiera asistir, hay algo más importante: el caso de mi madre. Al parecer ha conseguido que lo reabran y continúa con las investigaciones. Vuelve a tener acceso a los expedientes.

La noche anterior me comentó que quería hacer algunas llamadas para poder arreglarlo y de ese modo poder acompañarme, pero me siento egoísta si dejo que eso suceda. Cuando le conté lo que vi la noche anterior, entró en pánico y volvió a reforzar la seguridad en las calles, pidiéndole a sus compañeros que hicieran más rondas en los alrededores e incluso poniendo cámaras de vigilancia en el patio de casa y en el exterior, para así estar más tranquilo.

BLODY (Un Crimen Perfecto) © [COMPLETA]✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora