Solo fue un sueño

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-Pues estaba buscando a mi gato porque se había escapado. Entonces, lo vi y se metió en una madriguera. Le seguí y, después de atraparle, me dirigí directamente al castillo-les expliqué a todos mis compañeros de Gryffindor ante sus caras de asombro.

-Si fuese ella habría vuelto al castillo y hubiese pasado de ese estúpido gato.-Le susurró una de primero a un grupo de alumnas.

Pero observé que Harry no estaba tan impresionado, sino más bien preocupado. Ron, sin embargo, no dijo nada hasta que, al día siguiente, se acercó corriendo hacia mi.

-Hermione, siento mucho haberte culpado por la muerte de Scabbers. Tendría que haberte creído-se disculpó Ron.

-No importa, olvidémoslo.-Le dije y en ese momento, me abrazó.

Desde ese día, no volví a hablar más con Draco. En clases, Pansy estaba más cerca de él y siempre me miraba cuando le agarraba de un brazo o le abrazaba. Creo que intentaba que yo me pusiese celosa pero todos sus intentos fueron en vano.

Después de salir un día de la clase de pociones, sentí un fuerte dolor en una de mis costillas y me caí al suelo. Mientras se me nublaba la vista, sentí que mucha gente se acercaba para ver lo ocurrido.

Unas horas más tarde me encontré en una de las camas de la enfermería.

-Ya era hora de despertarse ¿no crees?-Dijo Draco Malfoy.

-¿Cuánto tiempo llevo aquí?

-Desde ayer.

Al parecer me habían trasladado a una cama que estaba enfrente de la de Draco. Él, aún seguía allí ya que la herida de su pierna todavía no se había recuperado del todo.

Harry y Ron solían visitarme y me informaban de todo lo que pasaba.

Madame Pomfrey ya me había curado la costilla rota pero aún necesitaba reposo.

A menudo hablaba con Draco, sobre todo por las noches, cuando la enfermería estaba ausente de alumnos. No podíamos hacer nada más allí dentro. Me contaba cosas acerca de su familia y de su vida mientras que yo aprendía lo que era ser un Sangre Limpia, como él mismo decía.

El día en que salí de la enfermería, a Draco ya le informaron de que su pierna ya estaba preparada para volver a jugar al Quidditch, aunque por desgracia para él, por haberse saltado tantos entrenamientos, no le dejaron jugar en el partido contra Ravenclaw.

Harry y Ron estaban cenando en el Gran Comedor y, en cuanto me vieron entrar, me saludaron entusiasmados.

Esa misma noche, sucedió algo inaudito.

Estaba sentada en el Gran Comedor. No había nadie más. Había acabado de comer y bebía lo que me quedaba de zumo de calabaza.

Cuando miré la hora, me levanté y me dirigí a la entrada de la sala. Paré entre dos de los pasillos y observé hacia los dos lados. Volví a mirar la hora.

-No viene.-Dije para mí misma

Caminé de un lado a otro hasta que escuché unos pasos apresurados.

-Perdón por el retraso, intenté llegar lo antes que pude pero después de lo ocurrido...

-Ya, no importa.-Le interrumpí.-¿Snape sabe que estamos aquí?

-Si, por ahora él y nadie más. Tenemos solo quince minutos así que empezaré rápido. Primero, he de informarte de que, hace unas pocas horas, han localizado a Harry en un posible escondrijo a las afueras de Inglaterra y están sospechando sobre sus posibles paraderos. También, he de advertiros de que es muy importante, que no pronunciéis el nombre de quien-tu-ya-sabes, sino cualquier hechizo protector se romperá.

De repente, metió la mano dentro del bolsillo de su pantalón oscuro y la sacó escondiendo un objeto metálico. Me cogió la mano y vi que se trataba de una moneda, pero a diferencia de otra, esta era falsa.

-Cada vez que estéis en peligro o en alerta máxima se recalentará antes de tiempo y así podréis escapar para que nadie os encuentre. Menos mal que se las robé a Cho Chang en quinto curso sino no se me habría ocurrido esta brillante idea.

Los dos nos miramos en silencio hasta que me dijo:

-Algún día todo esto acabará.

-¿Y si no?

-Harry nos salvará, y tú también, estoy seguro, pero mientras tanto hay que esperar.

Ya habían pasado los quince minutos y decidimos ir hacia los exteriores de Hogwarts para poder aparecernos.

-Draco, ten mucho cuidado.-Le dije.

Asintió con la cabeza y me quedé mirando su pálido rostro hasta que desapareció ante mí.

De pronto las imágenes empezaron a desvanecerse y noté las sabanas de la cama pegadas a mi cuerpo. Abrí los ojos y vi que me volvía a encontrar en la habitación como justo antes de haberme quedado dormida.

Pero ahora no era capaz de pensar en otra cosa que fuese ese sueño. No paraba de hacerme preguntas como porqué Harry estaba escondido y de quién se escapaba, porqué no debía pronunciar el nombre de quién- tu- ya-sabes o porqué Draco Malfoy me contaba todas esas cosas que no tenían sentido ninguno.

Todo aquello me parecía demasiado extraño y me prometí a mí misma no contárselo a nadie, ni siquiera a Harry ni a Ron. Lo que no sabía es que, más adelante, eso iba a cobrar sentido, ese sueño de iba a hacer realidad y todo iba a cambiar.

Junto a ti (Dramione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora