El Clan Sagi había tomado la iniciativa de separarse y tratar de entrar a Konoha desde diferentes extremos. El equipo que se encargaría de la entrada principal era el de Shori y el de Koyomi. Ambas chicas tenían muchas cosas que las diferenciaban, esto partía desde la personalidad hasta la apariencia, comenzando por el hecho de que Shori tiene el pelo color azul turquesa y Koyomi lo tiene de un rubio que puedes jurar que es blanco. Ambas simplemente iban caminando sin decir palabra tratando de no llamar la atención, claro que esto fracasaba rotundamente cuando las personas se daban cuenta del bordado de sus ropas, era la figura del Clan Sagi, el Clan de las Bestias.
-¿Puedes ver eso, Shori?- susurró Koyomi apuntando a un rincón oculto del bosque -Son de Konoha, probablemente podamos jugar un poco con ellos- terminó de hablar con una sonrisa.
-Supongo que será divertido- sonrió la del pelo azul. -Podré ofrecerle a Jashin el cuerpo de uno de ellos- rió y ambas emprendieron carrera para toparse con los 3 jóvenes.
Del otro lado del bosque, el nuevo equipo formado por Chōchō, Inojin y Shikadai recorría el bosque. El actual Hokage, Naruto, había enviado a su equipo para vigilar un poco las afueras de la aldea y, bueno, vaya que tendrían una oleada de problemas que no podrían evitar. Shikadai iba caminando al frente de su equipo tratando de encontrar algún enemigo, de repente Inojin paró en seco haciendo que los otros dos pararan y voltearan a verlo.
-No se muevan, creo que puedo escuchar algo- susurró Inojin volteando lentamente.
-¿Qué a caso nos tienen miedo?- soltó Koyomi en una carcajada tirando a Inojin al suelo de una patada. -Ustedes van a tener el honor de combatir con dos miembros del Clan Sagi- susurró pateando el abdomen del rubio.
-El clan de las bestias- susurró Chōchō. No pudo continuar debido a que Shori apareció dándole un rodillazo en el estómago, Chōchō cayó al suelo y comenzó a toser y escupir sangre.
Shikadai miraba asustado lo que estaba pasado, los habían derribado de una patada, cosa que Shikadai creía que era difícil por el hecho de que ambos eran muy fuertes. Él estaba por sacar un kunai pero una mano estrepitosa lo detuvo pegándole una terrible cachetada para luego sacarlo volando de una patada 'leve'. Shikadai gritó de dolor, ambas chicas-zorro miraron atónitas la escena.
-¿De verdad esto es todo lo que aguantan?- escupió Koyomi con cierto enojo en su mirada. -Bien Shori, te dejaré para que hagas tu cosa de Jashinista, nos vemos allá- se despidió no sin antes pegarles otra patada a Inojin y a Chōchō.
-Veamos a quien puedo escoger...- susurró Shori repasando los cuerpos de todos y paró al ver a un chico de coleta retorciéndose en el suelo. -Jashin estará orgulloso al ver a mi presa- sonrió levantando el cuerpo de Shikadai.
Shori sacó una de sus katanas y la pasó velozmente por el brazo derecho de Shikadai haciéndole una cortada profunda en el brazo y rompiendo la tela de su chamarra. Shikadai comenzó a retorcerse de dolor en el suelo, la herida dolía más que cualquier otra herida hecha por una espada normal. Shori acercó su katana a su boca y lamió saboreando la sangre de su contrincante. Rápidamente con parte de su pierna sangrando comenzó a trazar un círculo con un triángulo en medio, el símbolo de Jashin. Shikadai miraba todo perplejo, no entendía nada y el dolor incrementaba cada vez más. La piel se comenzó a hacer negra con blanco dándole un aspecto de calavera, Shori se metió al círculo y con su Katana comenzó a hacerse cortadas en sus piernas, en sus brazos, en la cara y en el abdomen. La ropa de Shikadai se llenaba de sangre lentamente, incluso de sus ojos caían lágrimas que parecían sangre. Sus ojos son realmente bellos, sería una lástima matarlo en este momento, pensó Shori mirando los ojos de su contrincante. Shori ignoró su pensamiento y volteó su Katana apunto de clavarla en su pecho, directo al corazón, pero se detuvo y salió del círculo colocando su Katana en su lugar y se acercó un poco al chico.
-Tienes unos ojos muy lindos, agradece a Jashin por eso- susurró mirándolo fijamente para luego largarse como si nada. En el camino de regreso se encontró Koyomi. -¡Ya vámonos, con esas heridas comunes no tardarán en morir!- gritó dirigiéndose a la "rubia fantasma".
-¿Por qué lo dejaste vivo?- preguntó Koyomi. -Así es, vi todo. Ahora responde- ordenó parando su caminar.
-No lo sé, simplemente lo dejé vivir- respondió Shori cabizbaja volviendo a caminar.
-Y dime, ¿Te gusta?- preguntó en un tono pícaro esperando la reacción del Jinchuriki de 6 colas. Shori no evita sonrojarse hasta más no poder y acelera el paso lo más que puede.
-Tú sabes que para alguien lleno de odio, como yo, es difícil amar- respondió con su lado sincero. -Pero sus ojos eran muy lindos, su coleta me encantó y parecía ser muy listo- susurró eso último. Shori se perdió en su mente y se imaginó al chico despojándose de su chamarra y de su polera. Shori se volvió a sonrojar.
-Conociendo como eres, te lo imaginaste desnudo o algo así, ¿no?- preguntó Koyomi recibiendo un cargado codazo en su estómago.
El trío de Chōchō, Inojin y Shikadai estaba caminando devuelta a la aldea mejor debido a los jutsus médicos de Chōchō. Shikadai junto con Inojin caminaban perdidos, no podrían creer lo que ellas habían hecho.
-Ella, ¿Porqué no me habrá matado?- susurró Shikadai perdido. -Esto es problemático, estoy seguro de que el Clan de las Bestias trama algo, pero ¿qué podrá ser?- Shikadai tomaba su cabeza y la apretaba con frustración.
-¿Sigues preguntándote lo mismo, Shikadai?- susurró Inojin. Shikadai asintió. -Debo admitir que me encantaron sus "melones" aún que la del pelo blanco los tenía pequeños, pero bueno, eran muy lindas- susurró y posteriormente ambos soltaron una carcajada.
Chōchō estaba irritada y se volteó para pegarle a Inojin con toda su fuerza, luego golpeó a Shikadai de igual manera.
Cuando el trió llegó a Konoha fueron corriendo lo más rápido posible al despacho del Hokage, corrieron lo más que pudieron y vieron a Shikamaru, padre de Shikadai, parado hablando con Naruto. Los tres pararon y les explican lo que pasó en su misión con todo detalle, Naruto miraba atentamente sabiendo de que se trataba eso. Luego Inojin y Chōchō terminaron de explicar y Shikadai salió a ver el cielo, Shikamaru lo siguió afuera. Shikadai se pasó de largo y se fue a su casa dejando a su padre parado viendo lo sucedido y regresó al trabajo.
Una vez ya en casa de los Nara, Shikamaru se acercó al cuarto de su hijo, abrió la puerta y se sentó en el suelo mirándolo fijamente.
-¿Cómo fueron tus oponentes?- preguntó Shikamaru rompiendo el silencio.
-Nada fáciles- susupiro -Me quedé luchando con una chica bastante fuerte que no dejaba de mencionar a un tal Jashin. Pude ver que tenía el Rinnegan tapado con su cabello. Me hizo parte de su ritual raro, lamió mi sangre y me lastimó demasiado, cuando iba a clavar su Katana en su pecho para matarme se detuvo y me dejó vivir- dijo mirando a su padre. Shikamaru miraba perplejo todo, sabía a que se refería el pequeño Shikadai y para nada le gustaba eso.
-No te preocupes, sé que podrás vengarte de esa chica- susurró Shikamaru levantándose, apretando la mejilla de su hijo y saliendo de su habitación.
Temari había escuchado todo y en su rostro había demasiada preocupación.
-Debemos hacer algo, por ahora hay que avisarle a Sasuke y a Naruto. No me agrada para nada lo que se avecina- dijo Shikamaru abrazando a su esposa, ambos tenían el miedo recorriendo su cuerpo.
Shikamaru soltó a Temari y se sentó en el suelo a pensar, él sabía que el Clan Sagi poseía 9 bestias con cola y 2 Jashinistas cosa que era realmente peligrosa. Rendido, Shikamaru se fue a dormir para arreglar el problema luego, esperaba que Naruto supiese que hacer al igual que Sasuke.
Ellos son la poca esperanza que le quedaba a Konoha antes de que esas bestias acabaran con la aldea como lo hacen con los demás lugares.
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El Clan de las Bestias
Fanfiction-¿Quienes hicieron esto?- preguntó ella con miedo apuntando lo que antes era una aldea. -Son un grupo de monstruos- respondió él con nervios. -A ellos les llaman 'El Clan de las Bestias'- -¿Por qué?- volvió a preguntar ella con aún más temor en sus...