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La sala de la guardia del Clan Sagi estaba en silencio, los tres Jinchurikis fundadores miraban atentos un mapa de todas las aldeas que habían destruido hasta ahora y los tres posaron sus ojos en la aldea de la hoja, Konoha. Airi se distrajo un poco y comenzó a mirar detalladamente a sus 'hermanos', en ese instante Airi recordó los años que pasaron los tres sufriendo con Orochimaru, él los marcaba justo debajo de sus ojos con una tinta y una aguja, eso los distinguía de los demás niños. Al principio de todo, cuando el Clan Sagi todavía no existía, a ellos tres los llamaban "El trío del ojo marcado" y les tenían más miedo debido a que los tres les sacaban el corazón a sus contrincantes. Airi posó sus ojos en Takeshi y en Son, ambos tenían la mirada perdida y se les veía rotundamente aburridos.

-Está bien- suspiró Airi -Pueden irse a vagar por ahí-. Las caras de Takeshi y Son se iluminaron y ambos salieron cual rayos al bosque.

Ambos corrían por doquier y raspaban los árboles con sus uñas. Ninguno de los dos decía algo, simplemente disfrutaban zafarse de los asuntos totalmente serios de Airi. Takeshi raspaba todo lo que estaba a su paso empuñando su espada y con una sonrisa de felicidad en su rostro, por el contrario, Son hacía orificios en los árboles con el poder de su fuerza bruta y de la magia escondida en su Báculo. Ambos chicos solían odiarse bastante pero eso no quitaba el hecho de que eran como hermanos totalmente diferentes ya que Son tenía el pelo negro y el ojo rojo mientras que Takeshi tenía el pelo rojo y los ojos negros, realmente eran opuestos.

-Hey Son, ahí hay un grupo- señaló Takeshi con su espada al trío de jóvenes. -¿Qué hacemos?- preguntó con deseo, o lo que fuese su tono.

-¿Qué tal si los espiamos para ver que tipo de cosas interesantes hacen?- rió la chica del Rinnegan con una pequeña sonrisa pícara. Takeshi asintió frenéticamente y corrieron hasta alcanzarlos.

Justo al frente de Takeshi y Son se hallaba el trío que Naruto, el Hokage, había enviado este día para hacer la guardia, el equipo de Boruto, Sarada y Mitsuki. La chica de cabellos negros se hartó de escuchar al par hablar de cosas que ella no entendía y terminó por separarse de su equipo e irse hacia una parte alejada de ellos. Takeshi y Son se miraron de reojo y asintieron, Takeshi se fue a seguir a Sarada y Son fue a vigilar a Boruto y a Mitsuki.

Takeshi iba saltando de árbol en árbol siguiendo a Sarada y mirándola de vez en cuando, él estaba tan distraído que no se dio cuenta de que había pisado mal una rama y para cuando despertó ya estaba en el suelo tirado encima de la chica con su cara justo en sus pechos. Sarada estaba perpleja sin moverse y solo captaba la cabellera roja sobre su pecho. Sarada pegó un grito agudo y aventó a Takeshi hacia atrás y se abrazó a ella sola sonrojada a tal grado que parecía un tomate. Takeshi estaba tirado y levemente sonrojado y nervioso, él jamás había estado tan cerca de esa parte de cualquier otra chica que no fuese Airi o Son. Takeshi se levantó al mismo tiempo que Sarada y se quedaron viendo ambos nerviosos.

-¿Cuál es tu nombre?- preguntó Takeshi rascando su nuca. Sarada cada vez se sonrojaba más, ella estaba mirando al suelo moviendo su pierna frenéticamente.

-¿Qué~Qué es eso bajo tu ojo?- preguntó. Sarada no había logrado formar su nombre por lo que atacó a Takeshi con otra pregunta. Takeshi miró al suelo y apretó los puños.

-Es culpa de..- Takeshi dio un suspiro y levantó la cabeza. -Orochimaru- susurró. Sarada simplemente lo miraba con nervios.

Takeshi se volvió a sonrojar levemente y se acercó lentamente a Sarada y le regaló una sonrisa para luego acercarse más y darle un claro intento de abrazo para salir corriendo.

Son estaba hincada en la rama de un árbol viendo a los chicos reír. Son apenas escuchaba y lo único que escuchaba que decían era cosas sobre una chica cuyo nombre era Sarada, el chico rubio decía cosas sobre que Sarada era plana y no tenía curvas, el otro chico asentía y reía ante los comentarios del otro. Ya habían pasado un aproximado de cinco minutos y Son estaba totalmente harta de esa charla sobre lo plana que era Sarada por lo que decidió dejarse caer del árbol, ella cayó justo frente a ellos haciendo que ambos voltearan a verla fijamente.

El Clan de las Bestias Donde viven las historias. Descúbrelo ahora