18

45.6K 4K 806
                                    

Únete a nosotros en:

https://www.facebook.com/groups/SoniaLopezSouto/

Sígueme en:

Facebook: Sonia López Souto

Instagram: @sonialopezsouto

Tik Tok: sonialopezsouto

Y si te gusta lo que lees, puedes adquirir mis otros libros en Amazon:

https://amzn.to/2XZaMdM
_____________________________________

Alec aparta la mirada rápidamente, como si se avergonzara de que lo pille observándome y se concentra en Faith. No vuelve a mirarme en ningún momento y tengo la sensación de que me está evitando a toda costa. Por un momento me siento desconcertada, buscando en mi cabeza algún motivo por el que actúe de ese modo conmigo. No creo haber hecho nada para eso, aunque conociéndome, no me extrañaría que lo hubiese ofendido de algún modo sin darme cuenta. No sería la primera vez ni será la última, me temo.

De repente, como si una bombilla se encendiese en mi mente tal y como pasa en los dibujos animados, comprendo que está intentando mantener su promesa. La que me hizo en el Starbucks el domingo. Esa que ya ni recordaba a pesar de que fui yo quien le rogué que lo hiciese. Está fingiendo que no me conoce.

Siento la tentación de ir junto a él para decirle que ya no es necesario, pero en cuanto doy un par de pasos en su dirección, veo que Adelaide se me adelanta. Lo saluda de esa forma maternal que sólo ella sabe usar tan bien y empiezan a hablar. Seguramente le esté comentando los avances de Faith, así que busco otra cosa que hacer. Aquí lo que sobra es trabajo. Y más cuando los padres están de por medio.

Durante la hora que duran las visitas, ayudo a todo aquel que lo solicita. Algunos simplemente me piden consejo o quieren que les resuelva alguna duda. Otros necesitan de mi intervención a la hora de tomar en brazos a sus hijos o de darles el biberón. Me vuelco con ellos, olvidándome del resto. Me encanta esta parte de mi trabajo.

En ningún momento puedo ir con Alec y Faith. Adelaide se ha encargado de ellos después de hablar con Alec y acercarme sin un motivo real sería demasiado extraño. Aunque me gustaría hacerlo, entiendo que tal vez sea mejor así. No quiero que Adelaide sospeche nada. Una cosa es que deje a mi elección el ayudarles si lo necesitan y otra muy distinta lo que estoy haciendo realmente. Si se llega a enterar de que me estoy viendo con Alec fuera del hospital, sé que me espera otra bronca.

Cuando los padres empiezan a irse, Adelaide me envía al descanso sin posibilidad de negarme. Tiene esa habilidad de obligarte a hacer lo que quiere, pero que parezca que tienes elección. Aunque nunca es así, por supuesto. De todas formas, he que admitir que me muero por comer algo porque todavía no he desayunado, así que no pongo demasiada resistencia. Me recuerda lo que no regresar en media hora como mínimo, pero la ignoro. Se quedarán con una enfermera menos a mediodía así que no voy a desperdiciar el tiempo que esté con ellas en sentarme ociosa en una silla de la cafetería viendo pasar los minutos. Eso no va conmigo.

Paso por el vestuario para coger mi cartera. Una vez allí, refresco mi cara con agua y me miro al espejo. Puedo notar como la preocupación ha dejado su huella en mí. Las últimas horas han resultado demasiado duras y está claro que tendría que notarse de algún modo. Doy gracias de que sólo sean un rostro ojeroso y una expresión de cansancio. Ambas cosas se pueden solucionar con unas cuantas horas de descanso. Si es que consigo tenerlas en algún momento.

Cuando salgo de los vestuarios, me encuentro con Alec en el pasillo. Me sonríe y lo imito. Nos separan varios pasos pero parece vacilar en recorrerlos. Sé por qué no lo hace. Por el mismo motivo por el que me rehuyó dentro. Hace un gesto con la cabeza señalando la salida y me mira como esperando una respuesta. Supongo que quiere hablar conmigo fuera. Asiento, mostrándole la cartera. Sonríe de nuevo y asiente de vuelta. Me ha entendido.

No Te ImpliquesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora