Capítulo 26

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Decido no ir a trabajar al Señor Pimiento porque no tengo ánimos y sé que se me hizo tarde por consolar a Jas a pesar de que no he visto la hora. Después de que Greg se fue, recostó su cabeza en mi regazo y no dejó de llorar.

Así que, mientras camino a casa de mi padre, no puedo dejar de pensar en eso. Jasmine va a tener un bebé a los diecisiete. Recuerdo esas veces en las que me hablaba sobre lo mucho que quería estudiar medicina como sus padres e ir a hacer un especialidad a Inglaterra, quería viajar por el mundo y poner una librería; a ella le gusta leer sobre esos héroes románticos de novelas clásicas y modernas, en más de una ocasión se me reventó el tímpano por escucharla parlotear de tipejos que ahora sabía eran ficción.

Siempre creí que sería más feliz si estudiaba algo relacionado con la literatura, pero nunca lo mencioné.

Le dije a Jas que lo buscaría para romperle los dientes y me haría un collar con ellos, que le diría a Greg que no fuera un patán y reaccionara, que Jas también tenía miedo; pero ella sostuvo mis manos, tenía los ojos nublados y la nariz roja de tanto llorar, y me dijo:

—Él no va a reaccionar, Nat, él de verdad quiere ser un jugador famoso de las grandes ligas, estábamos a punto de rompernos como pareja, no íbamos a durar más y yo lo sabía. Lo supe desde que le prestó atención excesiva a sus entrenamientos, solo que tenía la esperanza de que todo fuera como antes; Greg no cambiará sus más anhelados deseos solo porque estoy embarazada, el chico que me dijo esas cosas tan horribles no es mi Greg.

—Pero tiene que hacerse cargo, responder porque es su bebé —dije a lo que negó con la cabeza.

—No, y no pienso obligarlo, no quiero que odie a este bebé toda su vida porque arruinó sus sueños, prefiero que no tenga padre, Nat, y él ya hizo su decisión. —No podía creer que Jasmine estuviera hablando de ese modo.

—¿Qué vas a hacer?

—No le diré a nadie que Greg es su padre, y tú tampoco lo harás.

Así terminó la conversación, estoy triste por ella y por ese pequeño que lleva en el vientre, dijo que les contaría a sus padres cuando llegaran para que le hicieran una prueba de sangre y que estaba cagada de miedo, yo también estaría cagada de miedo y de todos lo sinónimos posibles de eso. 

Prometió que me llamaría en la madrugada para decirme qué ocurrió. También mencionó algo de cambiarse de escuela, algo que me rompería el corazón, sin embargo lo entendería por completo pues supongo que será difícil ver al padre de tu hijo comportándose como un patán sin corazón. Entiendo la reacción de Greg en cierto punto porque es joven y es algo que no tenía planeado, esperé que regresara y se arrepintiera de sus palabras, pero no lo hizo; a mí también me decepcionó pues no parecía un mal chico.

No quiero pensar en las posibles reacciones del alumnado cuando el embarazo se haga notorio, hay gente que puede ser muy cruel.

Saco las llaves de mi bolso a poca distancia de la casa de papá, es realmente bueno que no esté a esta hora para comprobar que haya obedecido.

Miradas azucaradas © ✔️ (AA #1) [EN LIBRERÍAS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora