Capítulo 1

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El ángel de cabellos grisáceos estaba a punto de casarse con uno de los dioses más grandes del cielo en ese momento: Jashin-sama.
Este, al ser un simple ángel, no tenía más opción que acatar a la orden y aceptar. No obstante, Hidan no era como sus demás hermanos ángeles. No iba a quedar callado, así que antes de pisar el lugar donde sería la boda decidió abandonar dejar a Jashin plantado en el altar.
La decisión de Hidan fue bajar a la tierra. En su camino, una de sus alas fue lastimada. Intentó ignorar el dolor. Lo disfruto un poco del dolor. 

El simple hecho de traicionar a su dios era suficiente para que supiera que ya no tenía sitio en el cielo, pero eso no le importaba en lo absoluto porque prefería no tener a donde ir antes de entregar su cuerpo y alma a la persona que no ama.
Por más que admirará a Jashin, ese no era el tipo de persona con la que quería entregarse en cuerpo y alma.

Cuando bajó a la tierra notó que llegó a un poblado donde había varios transeúntes, cuáles lo estaban mirando raro. Otros lo admiraban con temor y algunos con confusión; tampoco faltaban los que ignoraban, aunque eran realmente pocos.

Su herida ya comenzaba a molestar. El ala estaba pesando el doble de lo normal y tal peso hizo que se flexionará de dolor hasta el punto de caer al suelo. Otros dolores que no se percató se estaban haciendo presentes; como el de su brazo derecho, el cual ya estaba sangrando, y el de su pierna izquierda. Se lastimó al llegar al sitio.
Apenas podía caminar bien. Trató de levantarse y seguir un rumbo, pero no lo logró, volviendo a caer al suelo, pero... ¿Qué importaba si moría de dolor allí mismo? A ningún mortal le importaría, ningún mortal tendría compasión de él y sabía que el ser humano era muy egoísta por sí mismo... Pero lo que más pensaba era su propio deseo de morir para no casarse. O eso creyó él.

—¡Hey! ¿A dónde vas? ¿Te puedo ayudar? —Logró escuchar una voz que hizo que Hidan alzará la vista y notará quien hablaba. Un hombre. Un extraño que extendía su mano.

Al principio Hidan no supo qué responder ni cómo actuar

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Al principio Hidan no supo qué responder ni cómo actuar. Se quedó mirando con un ligero asombro a este hombre.
Lo quedo mirando un buen rato puesto a que aún la parecía extraño que un mortal lo ayudará, a él, a un simple ángel que trato de escapar.

 Lo quedo mirando un buen rato puesto a que aún la parecía extraño que un mortal lo ayudará, a él, a un simple ángel que trato de escapar

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Sin saber por qué, el ángel aceptó la mano del mortal.
Al principio Hidan no sabía qué decir. Ver a ese sujeto provocó en él un sentimiento extraño, el cual no sentía desde hace muchos siglos. Sentía ese sentimiento a pesar de que no podía verle el rostro al sujeto por culpa de la máscara que ese portaba, pero lo que si podía ver era ese serio mirar que causaba un ligero calor en su persona. Le gustaba mucho.

Las alas de un Ángel, peligrando están.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora