Esa voz. Esa irritante voz la hubiese reconocido a diez kilómetros de distancia, de igual manera que hubiera reconocido a la persona que en esos momentos se encontraba frente a ella.
-Eso era lo que pensaba ¿Verdad? - prosiguió el hombre- sacar la pistola que según recuerdo, dijo alguna vez siempre llevaba consigo a las veladas.
"Hombre odioso" pensó, sabía perfectamente que ella cargaba un arma en su ridículo por protección, lo había confesado una vez a él y a Brandon cuando planeaban el rescate de su amiga Claire, que había sido secuestrada en ese entonces por su propio padre que la odiaba y por una loca ex prometida de Lord Blaiford(larga historia). Ahora utilizaba la información para burlarse de ella, aunque su semblante no lo demostrara pues siempre estaba serio.
- Uno nunca sabe con que clase de artimaña se pueda encontrar Lord Lansdow - le comentó maliciosamente, pero como era de esperar, el hombre no se inmutó.
Pasaron unos minutos de silencio en el que Robert pareció ignorar su presencia. Miraba fijamente el jardín con esos ojos tan plateados como la luna llena que se encontraba en el cielo. Kate, que carecía del don de la paciencia, se estaba empezando a exasperar por la presencia del hombre, que ni siquiera debería estar ahí.
- Sabe Lord Lansdow, no debería estar aquí -le dijo con su singular sinceridad.
- ¿Puedo saber por qué no? - preguntó él tranquilamente.
- Bueno, he desaparecido de la fiesta, y mi madre y mi hermano deben estar buscándome como locos en estos momentos, y si consideramos el hecho de que en estos meses se les ha desarrollado la manía de encontrarme un marido, usted sería una presa fácil, ya que se encuentra solo conmigo en este lugar, no creo que necesite a otra familia casamentera encima de usted ¿Verdad?
Robert se encogió de hombros.
-He aprendido a lidiar con ello, pero si tanto le molesta mi presencia ¿por qué no se retira usted? - preguntó con un tono un tanto molesto que Kate no supo justificar.
- ¡Porque yo he llegado primero! - replicó levantándose - además, es muy poco caballeroso que me corra de forma tan grosera, cuando ha sido usted quién ha venido ha interrumpir la paz que había en el lugar.
Robert soltó un suspiro de cansancio.
- Podríamos mantener la paz si ninguno de los dos habla - sugirió cansado de la discusión, siempre era lo mismo con esa mujer, nunca podían dejar de discutir.
- Pues yo preferiría estar sola.
- ¿Por qué ha venido aquí? - preguntó curioso- ¿no debería estar disfrutando de la velada?
- La razón por la que estoy aquí no es de su incumbencia- lo cortó molesta porque el hombre no deseaba irse, siempre terminaba en ese estado cuando estaba cerca de él.
- Supongo que no- concedió él no queriendo discutir más y se giró para apoyarse en la baranda de la terraza para observar el jardín.
No sabía que lo había impulsado a ir allí. En parte deseaba alejarse de las jóvenes casaderas que le caían como abejas a la miel, de hecho no hubiese asistido a la velada de no haber sido los anfitriones su mejor amigo y su esposa. Siempre le pasaba lo mismo, las jóvenes casaderas y sus madres le caían encima apenas entraba en un lugar y más si era en Londres, donde estaban por todas partes, el hecho era que la situación empezaba a irritarlo, y eso ya era un logro. No tenía nada en contra del matrimonio, simplemente no deseaba casarse con una de esas jóvenes sin cerebro que solo pensaban en encontrar marido con título que les diera una vida llena de lujos. Para una vida así prefería seguir sus discretas aventuras con mujeres viudas, que la mayor parte de las veces no exigían nada mas que pasar un buen rato. A diferencia de lo que había sido su amigo Brandon (Lord Blaiford), el no se metía con mujeres casadas, respetaba el matrimonio, por eso esperaba encontrar a la mujer ideal con quien casarse, no es que esperase amor, pues era reacio a creer en algo que nunca había recibido ni experimentado, aunque sabía que existía, pues la mejor prueba de ellos eran los Blaiford. Nunca esperaba encontrarlo, sin embargo, quería que la mujer con la que se casara fuera por lo menos merecedora de su respeto.
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Arrastrada hacia el Altar (Casadas A La Fuerza #2)
Historical FictionSegunda parte de arrebatadora inocencia.(no es estrictamente necesario haberla leído para entender esta) Katherine Blane jamás permitiría que sus sueños de casarse por amor se arruinaran por un simple beso y no importaba lo que tuviese que hacer par...