Quejas.

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   El reloj marcaba las 11pm, ya estaba lista podía irme a dormir finalmente, pero... esa música seguía escuchándose. Me daba vergüenza pensar que me he mudado a una casa nueva y apenas hacerlo tener que ir a quejarme a lo de un vecino, no quería empezar con el pie izquierdo, pero mi mamá tenía razón, tengo que descansar. Estaba nerviosa, no tenía las palabras como para poder decirle que apague esa música... ¿Y si se lo toma de mala manera? Bueno como sea, no es nada de otro mundo, a mi me encanta la música pero tengo derecho de no querer escuchar por "x" motivo, sé que soné algo bipolar, pero al fin y al cabo decidí ir allí.

   Salí de casa y caminé hacia lo de mi vecino, cada vez que me acercaba la música se oía más fuerte, ahora el tema no es solo quejarme sino también hacer que me escuche al golpear la puerta, no sé que se me hacía más difícil hacer. Como dije anteriormente su casa era mucho más grande que la mía, había que subir por una pequeña escalera hasta llegar a la entrada que por cierto estaba un poco sucia, hojas secas por todos lados y algún que otro papel de envoltorio.

   Debía decir que había solo una luz que provenía desde adentro, estaba oscuro pero si de algo estaba segura era que la persona que esté adentro NO estaba durmiendo. Golpeé un par de veces la puerta de madera y obviamente no obtuve resultado, repetí la acción un poco más mientras aumentaba la fuerza para que suene más fuerte, pero no había caso. Me asomé a una pequeña ventana que se situaba a un costado de la puerta y no se veía nadie, perfecto. Habrían pasado unos 10 minutos, pero no iba a volver, tengo que despertar temprano mañana. Entonces volví a golpear fuertemente mientras decía en voz alta "¿Hay alguien aquí? ¡Hola!" era imposible. Estuve a un segundo de darme por vencida hasta que escuché un ruido seco, como si hubieran dado un portazo para luego dirigirse hasta aquí. La música siguió intacta al igual que la escasa luz que había. Se oyó el ruido de la llave metiéndose por la cerradura para girarla y por fin abrir la puerta.

   Al abrirse tan lentamente, pude examinar parte de la casa por dentro. Aquella luz reflejaba parte de la sala y en esta se podía ver aparte de sillones y demás, un estante con... ¿juguetes? ¿Acaso vive un niño de 8 años? No pude notar exactamente que eran, pero por lo que apenas pude apreciar fue una especie de muñecos, figuras de vídeo juegos, algo así. Por un momento pensé que era una casa de familia, en la que los padres con sus hijos pequeños se fueron de vacaciones y aquí quedó el típico adolescente rebelde que odia los viajes familiares. Pero la idea se me esfumó de la mente de un pequeño susto justo cuando apareció frente a mí. Era un chico, bastante alto. Este se asomó por la puerta tapando lo poco que pude observar por dentro anteriormente y la poca luz que alumbraba también, por esa razón podía ver casi su silueta. Giró su cabeza hacia el interior de la casa y rápidamente volver su mirada a mí. En ese tramo, pude apreciar que era de cabello castaño claro y ojos verdes, llevaba una gorra con la visera hacia atrás, una remera con un dibujo y arriba una campera abierta, bastante normal. Pero había algo que me incomodaba y era su forma de mirarme, parecía algo enojado como si hubiese llegado en mal momento. Creo que no hace falta decir que eso me ponía mucho más nerviosa, ¿Cierto?

   No pude mantener contacto visual con él por esa razón así que miré al suelo en busca de ánimos así volver a verlo a los ojos para poder decirle lo que tenía que decir, pero este me ganó de mano.

   -¿Qué pasa?- dijo el chico bastante serio y apurado. -¿Qué quieres?- continuó con un tono un poco más alto que antes.

   -Emmm... yo...- balbuceé, me sentía muy incómoda. Ya quería que esto termine, además no tenía ningún derecho en poder hablarme de esa manera, ¿Quién se cree que es? Me lanzó una mirada de desprecio, como buscando una respuesta en mi ya que no podía decir nada. Pero por mi parte ya me estaba irritando no obstante traté de ser amable.

   -Lo siento, pero por favor ¿Podrías apagar la música? Es que...-

   -¿Y tú quien eres?- interrumpió preguntándome de la misma manera desagradable que antes.

   -Hoy me mudé aquí al lado, y solo quiero descansar un poco- dije en un tono alto para que la música no tape mi voz y así no tener que repetir.

   -Okey. Vale- rodeó sus ojos para concluir con su última mirada de desprecio hacia a mí y finalmente cerrar la puerta en mi cara. Lo que había pasado realmente fue desagradable, traté de ser amable incluso cuando me estaba enojando pero aún así lo contuve, lo único que espero es que este momento no se vuelva a repetir.

   Giré sobre mis talones para poder dirigirme nuevamente a mi casa y pasar de este mal momento. Mientras tanto mi "amable" vecino se tardó unos diez minutos en por fin apagar la música, ya podía descansar. Después de volver a ocuparme de Toby una vez más, subí a mi cuarto. Acomodé lo necesario para la universidad, así tener todo listo y me dirigí a cerrar la ventana de la habitación, al acércame pude notar que a continuación de el mal rato que tuve con mi vecino, me percaté que la ventana de su cuarto daba justo al frente de la mía, vaya suerte. Esta estaba abierta y todo oscuro obviamente. Siendo franca, si tuviera ahora mismo una bomba en mis manos, se la lanzaría a su habitación. En fin, basta de esto. Cerré con disgusto la ventana y me encaminé hacia la cama. Había sido un largo día, recordé todos los hechos y no tardé ni cinco minutos en caer en un profundo sueño.


El chico de al lado, el psicópata [Rubius]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora