3. Lo que fuese

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Gen

Me subí al auto de la señorita Marie y nos fuimos al hospital de inmediato. Cualquiera que viera a simple vista a la señorita Marie, pensaría que es dulce y que maneja despacio y de forma calmada, pero no, estarían muy equivocados, porque apenas me subí a ese auto, me arrepentí de haberlo hecho. Ella manejaba como loca, como una histérica mejor dicho.

Cuando por fin paramos y nos estacionamos a las afuera del hospital, respiré aliviada. Bajamos del auto, la señorita Marie escandalizada y yo con el corazón latiendo fuertemente en mi pecho.

Solo quería que no le hubiera pasado nada malo a Matt,

En la sala de espera estaba sus padres, hermana y novia. Cuando entramos, me dirigí de inmediato donde su novia que estaba con una mano en el pecho.

- Hola Marion, ¿que pasó?

-Tiene una fractura, severa, no podrá bailar en un año— dijo y me abrazó.

Marion era novia de Matt desde hace dos años. Eran muy unidos y ella comprendía al cien por ciento la pasión que ambos teníamos por el ballet.

- Lo siento— me dijo con los ojos vidriosos—. Ya sé que a fin de año querían ir a las regionales de ballet...si no hubiera salido conmigo no se hubiera caído y ustedes podrían haber ido a competir...

- No te preocupes, Marion, no es tu culpa, ya me las arreglaré y encontraré a alguien.

-Pero tú eres fantástica, y Matt también, nunca conseguirás a alguien con el que consigas esa conexión.

- Marion, tranquila, ahora solo tu preocúpate de tu novio, mímalo, porque se va enojar mucho cuando se entere de que no podrá bailar,

- Gracias por tu comprensión...y suerte, ojala que encuentres a alguien.

Dios, Dios, Dios. Mi carrera se acaba. Ya veía claramente como el fin se aproximaba. Cualquiera diría que estoy exagerando, pero solo quedan meses para las competencias regionales de ballet y ya no tenía pareja, lo que quería decir, que el futuro que le veía a mi carrera de bailarina era totalmente inexistente.

Cuando pasé a ver a Matt, estaba llorando. Nunca había visto así a Matt, pero yo era la que mejor lo comprendía, solo al ponerme en el lugar de no bailar durante un año más o menos, y no participar en el evento por cual habíamos practicado tanto tiempo, me daba algo en pecho.

Mis pies daban pasos cada vez más grandes hacia la residencia de ancianos. Necesitaba hablar con alguien e ir a casa y tener una charla con mi padre no me apetecía mucho.

Entré y salude a Clara, la recepcionista, y me dijo que mi abuela estaba en la sala de juegos junto a Angie y Ashley.

Apenas me acerqué a la sala de juegos que estaba en el fondo del pasillo, podía oír las fuertes carcajadas de Angie.

Me quedé en la puerta y mi abuela no demoró en verme. Y cuando lo hizo supo que algo no estaba bien, porque respiró hondo y botó el aire en un suspiro. Estaban las tres señoras-entre ellas mi abuela-sentadas alrededor de la mesa de juegos, jugando cartas.-

¡Gen! —dijo Ashley, que se había dado cuenta de mi presencia.

Me acerqué lentamente, sin mirar a los ojos a mi abuela.

Ashley tenía ya setenta años, su cabello, siempre rojo y su rostro bien maquillado, me decían que no había cambiado nada en ella.

- Anastasia, tienes una nieta hermosa—dijo con una sonrisa, achinando sus ojos.

- Así es— dijo mi abuela—, pero al parecer mi nieta hermosa no está del todo bien.

Angie me miró de pies a cabeza—. Yo la veo en perfecto estado—dijo con su voz, tan suave y melódica.

-Siéntate, Geneviève—y eso hice, obedecí a mi abuela y me senté a su lado— ¿Como han estado los ensayos, muy duros?

- El problema no es con los ensayos, abuela— dije dejando mi mochila en el respaldo de la silla. Apoyé mis codos en la mesa y sostuve mi rostro entre mis manos—. Matt, se ha lesionado, no podrá bailar en un año.

Todas ahogaron un respiro.

- ¿Qué le pasó? — preguntó Ashley.

-No lo sé muy bien, creo que fue una caída, o algo por el estilo.

- Lo que tienes que hacer es conseguirte lo más pronto un reemplazo para el muchacho— dijo Angie.

-No es así de fácil, Angie—dijo furiosa mi abuela.

-Pues puedes bailar sola, cariño, eres estupenda—dijo Ashley.

-Es simple, debes buscarte un compañero en la escuela lo más pronto posible, con que sepa la postura y te ayude en las elevaciones, esta todo perfecto—dijo mi abuela.

Me quedé junto a las tres una hora más, evaluando posibilidades, pensando en que manera podía arreglar todo e ir de todas maneras a las competencias regionales. Las tres, en especial mi abu y me dijeron que siempre había una posibilidad o una segunda opción, y que no podía permitir que esto se interpusiera en mis sueños.

Ganar las regionales era mi mayor meta a corto plazo, era lo que me podía lanzar al éxito.

Llegué a mi casa a eso de las nueve, y mi padre no estaba. Como siempre no se había molestado en dejar ni una nota o algo que dijera en donde estaba, pero sabía que cuando salía a estas horas, llegaba mañana por la mañana.

Solo un año más. Solo faltaba un año para ir a vivirme sola. Eso no significaba que dejaría botado a mi padre, claro, pero necesitaba salir de esta casa llena de recuerdos, en donde me sentía asfixiada.

Me acosté rápidamente, y me puse a pensar. ¿Qué chico en la escuela estaría dispuesto a bailar ballet conmigo?

No sé quien sería capaz, pero haría lo que fuese, lo que fuese, para encontrarlo.

Colgando de una nubeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora