Atado a una silla y una llegada inesperada.

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Después de hablar mucho, pero mucho tiempo con mi novia ideal, llegué al supermercado y momentos después retorne a mi hogar con todos los artículos para realizar un pie a la perfección.

Empecé por separar todo en secciones e ir colocando las cosas en un bol.

Tome una pausa para leer la revista cuando escucho murmullos.

—Es él, necesitamos decirle—se escuchaba por lo bajo, sin embargo seguía sin saber de donde venía el murmullo. Fui hasta el celular para ver si lo había dejado en medio de una llamada con alta voz pero ese no era el caso.

  — ¿Hola?—como última opción no me quedaba nada más que preguntar, en fin, si al final salian asesinos en serie... ¡su puta madre podrían ser asesinos en serie! Mejor voy por un cuchillo.

Corrí a la cocina por uno y casi me desmayo al ver un montón de limones esperando mi entrada. Que agria sorpresa.

  —Hey— me saluda el limon que podría decirse es el jefe. Lo dice con tanta tranquilidad como si no fuera un limón parado en la encimera de mi cocina con una receta de pies al lado. ¡Por todos los cielos, era un limón parlante y además con piernas! ¿Y yo pensaba exprimir eso y llevarlo hasta mi estomago? Aunque no sé de que me sorprendo, hace unos días estuve viviendo con un extraterrestre que magicamente se podía convertir en un algodón de azúcar. —¿Piensas dejar de mirarnos con esa cara de consternado y contestar con educación al saludo?

  —Tranquilo, Brandon, no deberías esperar tales modales de un simple humano. Además le gusta el pie de limón, haste una idea de cómo debe ser.—interviene otro limón en medio de mi estupefacción.

—¿Qué tiene de malo que me guste el pie de limón? Buenas tardes, por cierto. Y no deberían exigir modales cuando ustedes entran en mi casa sin permiso ¿y por qué rayos estoy hablando con ustedes?—saliendo de mi estupor voy bajando el cuchillo—Mira, no importa, ahí esta la puerta pueden irse cuando quieran, cosa que me gustaría que sea en este momento a no ser que quieran ser parte de mi postre favorito.

Me vieron aturdidos para luego conversar entre ellos en un idioma desconocido para mí, traté de ignorarlos lo máximo posible pero al ver que esto no me daba resultado alguno ya que seguían sin irse decidí sacarlos por mi cuenta.

  —Miren chicos, no sé qué es lo que quieren conmigo pero no pueden quedarse aquí, no son ustedes, obviamente no tendría problema con que unos limones parlantes se queden en mi casa, es algo más personal.

—¿Conoces a Steve, cierto? 

Es sólo hecho de que lo haya nombrado me hacia sentir una punsada en el pecho e inevitablemente la tristeza que estaba intentando ignora me abarca nuevamente con una nueva oleada de recuerdos sobre la traición.

  —Por tu cara puedo decir que si lo conoces, y creéme las cosas no son cómo crees. Él no...

No podía aguantar que siga con este tema así que decidí sanjarlo de una—Mira, sí, lo conozco, y quizás tengas razón, pero en este momento no me interesa nada sobre él. No quiero tener nada que ver de nuevo con comidas parlantes o alienigenas entre otros, he llegado a mi limite y por ahora sólo quiero encargarme de mi vida.—me mira decepcionado, pero ¿a quien le importa la deepción de un limón?—Me he conseguido una linda chica, la cual me parece loca sólo por el hecho de fijarse en mí, así que si no tienes nada más que decir me gustaría que dejen la casa de inmediato, por favor.

  —Entonces nada que hacer, caminando chicos.—Los limones se ponen en marcha y quisiera saber quien me va a devolver el dinero que gaste por ellos en el supermercado.—Sólo deberías saber que él te necesita.

Y con esas últimas palabras la puerta se cierra, me quedo inmovil viendo como mi última oportunidad para volver a ver a mi amigo se va. 

Después de unos cinco minutos razonando decido ir detrás de los limones, al fin y al cabo era Steve, una criatura con la quien me había encariñado demasiado, si necesitaba mi ayuda ahí esta estaría, si todo fue un gran mal entendido eso significa que quizás, en el mejor de los casos, el también me consideraba un amigo.

—¡Hey, limones, esperen!—Salgo corriendo por la puerta y los veo a unos cuantos pasos de distancia, por suerte son limones lentos.

Pero antes de llegar a alcanzarlos todo se torna negro y siento unos golpes.—Tú no vas a ningún lado.

Lo último que supe es que terminé atado en una silla de mi propia casa rodeado de entes desconocidos a mi alrededor.

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Hey, hey, heeeey. Volví después de un tiempo muy largo, eh. Bueno, aquí esta el cap y se suponía que iba a ser el final, pero como siempre mis planes nunca van como quiero. xD

Si ven algún error ortografico o algo agradecería mucho que lo indiquen y we

¿Qué les pareció el capitulo? 

¿Creen que mi forma de escribir evolucionó o cambió el algo?

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⏰ Última actualización: Jun 18, 2017 ⏰

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