La alarma suena a las 04:45 de la madrugada, mi avión hacia Santa Monica sale a las 06:30, aún soy menor de edad, pero he conseguido una autorización falsa para poder salir de Italia. Me levanto cansada, me visto y saco del armario las maletas que ya tenía preparadas. Mi móvil vibra. Un mensaje de Matthew avisándome de que ya está esperándome, es mi mejor amigo y la única persona que sabe que me voy, pero no sabe donde, no es que no confíe en él, pero nadie debe saber donde estaré, si así fuese, la mafía de mi padre iría a por mi y eso es lo que menos deseo en esta vida.
Bajo las escaleras cargada de maletas, le echo un último vistazo a la casa que me ha visto crecer, no la voy a echar de menos, en esta casa he sido muy infeliz, aunque cabe decir que también he pasado momentos buenos, pero si los ponemos en una balanza los malos sobrepasan a los buenos.-¿Estas preparada? -me asusta Matthew sacándome de mis pensamientos-.
-Muy preparada -le respondo con una sonrisa-.
Subimos a su coche, y en menos de 29 minutos nos encontrábamos en el aeropuerto.
-Te voy a echar muchísimo de menos Sara.
-Yo también Matthew -digo justo antes de darle un fuerte y largo abrazo-.
-¿No puedes decirme a dónde vas? O al menos búscate un nuevo número para que podamos mantener el contacto.
-No podemos, entiéndeme, esto es muy complicado, no quiero seguir en este infierno y si seguimos en contacto es más probable que me encuentren.
-Al menos prométeme que te cuidaras.
-Sabes que siempre lo hago tonto -digo sonriéndole para que se calme, nos queremos mucho, nos vamos a extrañar demasiado- Debo irme ya, espero que todo te vaya bien, no me olvides, te quiero más que a nadie -me despido de él -.
-Nunca lo haré, te juro que no lo haré -nos fundimos en un último abrazo y me pierdo entre la gente que allí se encontraba-.
[...]
-Aquí tienes las llaves de tu nueva habitación, es compartida, así que no te asustes al entrar en ella -me dice sonriendo el rector de la universidad-.
-Muchas gracias señor -le contesto amable-.
-Mañana comienzan las clases, espero que estés a gusto aquí, bienvenida señorita Rossi -le sonreí y marché rumbo a mi nueva habitación-.
Llego y decido llamar a la puerta, sería un poco brusco llegar y entrar sin llamar a una habitación habitada. Nadie abre, así que decido abrir con las llaves que me entregó el rector. No había nadie, echo un vistazo por todas las estancias, más que una habitación es como un pequeño apartamento, ¡incluso tiene cocina!
Busco la que será mi habitación, entro en la primera que encuentro y parece ocupada, la cama está un poco deshecha y hay un cenicero repleto de colillas. Abro un poco el armario para asegurarme de que esté ocupada, y así es, hay ropa de chico, esperad un momento ¿De chico? Sí sí, de chico.-¿Qué haces rebuscando en ese armario? -habla una voz ronca detrás de mi-.
-No estoy rebuscando nada, supongo que serás mi compañero, estaba buscando mi habitación y me equivoqué, soy Sara -dije intentando ser amable, la belleza de este chico me impresionó, nunca había visto algo parecido, perfectamente podría ser modelo de Clavin Klein-.
-No soy tu compañero, pero si el amigo de éste, soy Justin -dijo con dejadez y aires de chulesco-.
-Bueno, voy a buscar mi habitación -dije saliendo de donde me encontraba-.
-Es la del fondo nena, cuando necesites algo solo tienes que llamarme -dijo guiñándome su ojo izquierdo-.
-Por favor, deja de insinuar estupideces.
-Estas hablando con el chico más deseado de toda la ciudad nena, deberías de sentirte privilegiada-.
-Deja de llamarme nena -me estaba empezando a cabrear, vale que el chico este como un tren pero ¿quién se cree?-.
-Para lo que necesites estoy en la habitación de al lado nena -dijo dirigiéndose a la puerta de salida-.
-¡Vete al infierno! -grité enfadada a lo que este chico contestó con un portazo-.
Ahora me pregunto ¿Cómo habrá entrado? Puede que me haya dejado la puerta abierta. Encontré mi habitación, algo pequeña, pero bastante acogedora, por fin iba a tener un rincón donde relajarme sin que absolutamente nadie me moleste. Empiezo a meter mi ropa en el armario, cuando ya estaba por acabar oigo la puerta y salgo hacia el salón.
-¿Y tú eres? -me preguntó un chico rubio de ojos azules-.
-Soy Sara, soy nueva ¿Eres mi compañero?
-Sí, soy Ryan, encantado -dice dándome un pequeño pero simpático abrazo-.
-¡Al fin alguien amable!
-¿Eing?
-Antes entró un chico rubio, alto, con ojos mieles, era un poco-bastante borde.
-Debes referirte a Justin, es mi mejor amigo, tiene las llaves de este apartamento, yo se las di, verás, soy un poco despistado y suelo dejarme las llaves dentro, si te molesta se las quito, tiene la mala costumbre de entrar cuando le da la gana, y ahora ya no estoy solo, tiene que dejar de hacerlo.
-¡Oh no, no! No me importa que entre, mientras no me moleste a mi, puede venir cuando quiera.
-Hablaré con él, no le tengas en cuenta lo que haga, en el fondo es buena persona.
El sonido de mi teléfono nos interrumpe, lo saco de mi bolsillo y miro la pantalla "Derek". De momento empiezo a encontrarme mal, ya debe haberse dado cuenta de que me he ido, tiene que estar hecho una fiera.
-¿Te pasa algo? Estás pálida -pregunta Ryan-.
-Sí, sí, no te preocupes, no es nada.
-Ni que te estuviera llamando un fantasma chica -dice riendo a lo que yo intento sonreír-.
-Necesito tomar un poco de aire, ahora vuelvo.
-¿Seguro que todo va bien?
-Sí, no te preocupes -dije saliendo-.
Cerré la puerta, inconscientemente mis ojos empezaron a derramar lágrimas, no es miedo, yo ya no siento miedo, estoy inmunizada contra el. Empiezo a caminar por el pasillo, pero choco contra algo, más bien contra alguien, el golpe hace que caiga sentada al suelo.
-¡Mira por donde vas!
-Si eres tú quien va corriendo sin mirar al frente. ¿Estás llorando?
-No, ¡déjame en paz!
Salgo corriendo, llevo a un gran jardín, me siento en un banco y dejo que mis lágrimas mojen mis mejillas, mi móvil no para de sonar.
-¡Vete a la mierda! -le grito al móvil, aunque ese mensaje va dirigido a Derek, acto seguido estampo el teléfono contra un árbol-.
-Vas a tener que comprarte un móvil nuevo- conozco esa voz, Justin, me giro y ahí están él y Ryan, de seguro ya le fue con el chisme de que me vio llorando-.
-¡Te he dicho que me dejes en paz! - me abalancé contra él y empecé a pegarle en su estomago y rostro, le costaba deshacerse de mi, por lo que Ryan tuvo que intervenir separándonos-.
-¡Woah! ¿Dónde has aprendido a pelear así nena? -dice Justin mientras no para de pasar su mano por su vientre de derecha a izquierda-.
-No sigas Justin, no sabes con quien estás hablando.
-¿Qué no sé con quién hablo? -me pregunta- Ten cuidado Ryan, esta chica es la hija de nuestro "amigo" Derek Rossi.
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¿Cómo y de qué conocen Ryan y Justin a Derek?
Ahora que todo podríair bien para Sara....
Espero que os este gustando, comentad y gracias por leer!!😊😙😙
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El día que te conocí. Justin Bieber.
Ngẫu nhiênEl amor y la oscuridad de un mundo dirigido por las mafias son cosas totalmente incompatibles.