Prólogo

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Miraba por el gran ventanal, enfurecido por la incompetente nueva mucama, ex-empleada deberia decir. El primer día y ya le tiraba ensima el café al jefe.
Bufé haciendo hasta atras mi cabello, observe como mi nana le pasaba con un trapo al jarron sobre la mesa.
-Por que limpias tanto ésa porqueria?-exclame furioso.
-Jared, te lo regalo tu madre, deberías aceptarlo-dijo ella regañandome.
-Ella jamás será mi madre-me acerque hasta ella y arroje el jarron al suelo haciendo que estallara en pedazos.
-Jared-recriminó.
-No estoy de humor nana...-murmuré secamente volviendo al ventanal.



°°°

Era un día gris, lluvioso, triste, parecía una representacion de mis sentimientos. Las gotas de lluvia se deslizaban por la ventana de aquel taxi, el que me llevaría a cometer la prueba de mi falta de inmadurez.

Pasábamos por una plaza de juegos, la cual estaba llena de niños con sus madres jugando, pero lo que me llamo la atención fue ver a una chica de más o menos de mi edad, o talvez menos, con una barriga inmensa junto a su novio. Estaban sentados los dos con un helado cada uno a la orilla de los juegos mirando lo que harían en poco tiempo, baje mi mirada hacia mi vientre y lo acaricie lentamente. Estaba en camino de quitarle la vida a un bebe inocente que no tiene ni idea de que su madre llego a pensar que era un error, sería estúpido quitarle la vida a esa pequeñez que crecía en mí, solo tenía un mes de vida pero es mi bebe, si su padre no lo quiere lo entenderé, si después de decirle él me rechaza, pues conseguiré trabajando y lo criare sola, no tengo ningún problema con ser madre soltera.

-¿Ya se arrepintió señorita? - pregunto el taxista, al parecer me había estado observando de como miraba mi vientre.

-¿Disculpe? - pregunte.

-Sé a dónde se dirige... He llevado a muchas niñas a esa clínica, incluso de menor edad que tú , pero solo la diferencia en ti es que ellas iban decididas en lo que querían hacer. -tenía razon. En ningun momento me cuestioné el estar segura de aquella idea- En cambio tú si lo quieres, miras tu vientre con amor, ese brillo en tus ojos, mira...- se detuvo un momento a la orilla de la calle y se dio vuelta para poder mirarme - mi señora tuvo a nuestro hijo con dieciocho años, no sé cuánto tengas tú, pero ella fue fuerte, sus padres nunca la ayudaron, su único apoyo fue el de su amiga, ella nunca me dijo de que esperaba un hijo mío, hasta que me entere por su padre que vino a mi casa, a obligarme que le cumpliera, la noticia me tomo de sorpresa, cuando la busque ella ya tenía tres meses, sin pensarlo le dije que abortara que ese bastardo no era mi hijo, cuando llegue a mi casa, pensé en lo que le había dicho y me confundí. Ese bebe por más que no lo hayamos buscado, si llego fue por algo. Esa noche fui lo más rápido que pude hasta su casa, ella fué quien me abrio, con sus ojos de color rojo. Había estado llorando, por mí, por mi imbecilidad. Inmediatamente le dije que ignorara lo que le habia dicho, que simplemente estaba abrumado y que no lo pense; le dije que perdonara el hecho de haber llegado a pensar que aquello hermoso...fuese un error.

Ahora somos una pareja hermosa, eran mellizas, dos hermosas nenas. Un niño es una bendición, por más que lleguen en el peor momento, siempre traen algo bueno. Pero no cometas el error de quitar la vida a un ser que tú si quieres. - mis lágrimas brotaban de mis ojos. Me sentí una total imbecil por haber pensado en hacer eso.- Porque una vez que entres a esa clínica no hay vuelta atrás y ya será tarde para arrepentirse.

-Tiene razón, él cambiara mi vida. Aun no le digo a su padre, pero sea su respuesta lo tendré igual. - él me entrego esa sonrisa de orgullo, con la cual mira un padre a una hija - puede dar la vuelta y llevarme hasta allí - entregue un papelito y el asintió.

-Claro señorita.

***


From DistanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora