El ambiente estaba en total silencio, y en calma. Solamente se oían los ruidos de los controles y las turbinas, pero Ben estaba demasiado absorto en sus pensamientos como paranotarlo.Observaba atentamente ese pequeño planeta azul, que estaba tan a lo lejos. Era tan anhelado por él, había sido prohibido por mucho tiempo. En ese momento, más que nunca, sepercató de esa belleza de ambiente que tanto extrañaba.Parpadeó varias veces y observó su reflejo en la ventana, antes de voltear y caminar a la sala de control.
La puerta automática se abrió e inmediatamente el alienígena de cuerpo cristalino abandonó la vista de los controles, para fijarla en él.
– ¿Cuánto tiempo más debo esperar? – preguntó sin rodeos Benjamin Tennyson, de quince años.
Su compañero, y además el capitán de la nave, chequeó los datos y el monitor antes de responder.
–Ocho horas – eso sonó cómo una eternidad para el joven – tal vez diez.
El muchacho de cabello castaño caminó hasta el asiento metálico ubicado al costado de la ventana, para poder observar el exterior.
–Deberías intentar dormir – sugiere imaginado el remolino de emociones que estaría atravesando.
–No puedo – susurró Ben, sin quitar su vista del cristal – prefiero mantenerme despierto.
–Te he dicho que faltan varias horas – Diamante le repite, aunque sabía bien que no desistiría.
–Llevo esperando cinco años – fue lo único que respondió él – puedo esperar unas pocas horas más.
Ben cerró sus ojos un momento. Trataba de imaginar cómo se verían en todos estos años, pero le fue imposible. Había pasado demasiado tiempo.Aún recuerda con lujo de detalles el día en que su mundo cambió completamente.
Una pelea alienígena se había desatado a lo largo de su viaje de verano, aunque no todo había salido como siempre. Gwen había sido herida durante la batalla, al caerle parte de losescombros del techo de un edificio, en su cabeza. La habían hospitalizado y tanto él como su abuelo, permanecieron a su lado.Desgraciadamente, no era la primera vez que uno de sus seres queridos resultaba herido.
La pelirroja había sufrido un golpe en la cabeza y, junto con los sedantes y analgésicos que le administraron en el hospital, estaba inconsciente. Ben no comprendía nada acerca detérminos médicos, y se desesperaba cada vez más con cada minuto que pasaba y ella no despertaba.
"Nunca más van a herirte Gwen, lo prometo" fueron sus últimas palabras a su prima, antes de salir corriendo de allí, hacia el parque.
Necesitaba tratar de pensar, y tranquilizarse.Minutos pasaron solamente, hasta que una nave aterrizó a metros de donde estaba. Imaginando que serían los responsables de la lesión de su prima, a los cuales aún no había podidocapturar, se colocó en posición de batalla y levantó su mano, dispuesto a accionar el reloj y pelear como nunca lo había hecho.Su sorpresa fue grande al ver a un viejo conocido, y amigo, Diamante. Nunca supo cómo, pero ya estaba al tanto de la situación.
"Ben, tienes que entender que mientras tengas ese reloj en tu muñeca, seguirán atacándote a ti y tu familia" esas palabras permanecían aún, cinco años después, en su cabeza.No recordaba que dijo exactamente, pero muy exaltado le gritó que le quitara ese reloj y acabara con todo de una vez por todas.
"No es tan fácil como parece. Puedo intentar quitarlo, pero debes venir conmigo y tal vez debamos viajar por toda la galaxia en busca de alguna solución" y al oír esas palabras entendióque tal vez ya no quería ser un héroe. No si eso significaba poner a Gwen y su abuelo en un peligro constante. ¿Quién sabe? Seguramente, tarde o temprano, sus padres también esténexpuestos.Sabía que la idea de irse había sido suya y de nadie más, pero no recordaba cómo se la había propuesto.
"Si Ben Tennyson, el portador del omnitrix, desaparece sin dejar rastro, lo más seguro es que ellos dejen en paz la Tierra y comiencen a buscarte" esas palabras fueron las queterminaron por hacerlo decidir.Se iría de su planeta, junto a Diamante. No quería hacerlo, pero era demasiado egoísta para él quedarse y ver como herían a sus seres queridos. Por supuesto que extrañaría a sufamilia, pero la mantendría a salvo, y eso era aún más importante.
No le dijo nada a su abuelo, sabía que lo detendría por todos los medios. Solamente se convirtió en XLR8 y visitó su casa una última vez, antes de partir.Un pequeño pedazo de roca espacial chocó contra la ventana, haciéndolo volver a la realidad.
Rápidamente metió su mano en su bolsillo, sacando su recuerdo más importante. Una fotoen la que estaba con su abuelo y prima, tomada durante sus vacaciones de verano.Se detuvo observando el rostro, raramente, sonriente de Gwen. Era una de las pocas fotografías donde ambos estaban quietos, sin molestar al otro. Trataba de imaginarse cómo seríasu rostro, y que sería de su vida.
Al menos se conformaba con saber que ese día en que partió, horas más tarde, ella despertó y fue dada de alta. Le había pedido ese único favor aPiedra, antes de desaparecer. Debía asegurarse que ella estaría bien.Cinco años de espera había valido su sacrifico. Pero estaba llegando a su fin.Ahora estaba camino a su planeta de origen, para volver a ver a su familia. El hogar que había dejado atrás.

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Los Juegos Del Destino
Fiksi PenggemarBenjamín Tennyson, de diez años, desaparece y se aleja de su familia, para protegerlos. Escapa de la Tierra junto a Diamante, quien se convierte en su maestro y tutor. Cinco años después, regresa con un nuevo nombre, y una máscara de desplazamiento...