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Desperté en una habitación oscura y fría, no había nada, estaba completamente vacía, tan sólo una silla donde me apoyaba.

Tenía miedo, no sabía que me iban a hacer ni que iba a pasar a continuación, y eso me inquietaba.
La habitación era cuadrada, el suelo era de baldosas blancas y negras, y en la pared donde yo estaba atada con cadenas había arañazos, las demás estaba intactas.
Alguien entró en la habitación, no sabía quién era ni por qué me habían llevado allí, lo último que recordaba era a mi madre gritar.

-¿Que opinas de esta habitación? ¿Esta bien?, ¿Esta a tu gusto?
-¿Quien eres? ¿Que hago yo aquí? ¿Que me vais a hacer?
-Demasiadas preguntas querida, sólo puedo decirte que de todos los que estamos aquí, yo soy el mejor, y justamente me toca encargarme de ti.
-¿Que dices? Por favor sueltame, tan sólo tengo 18 años.
-Vaya, vaya, ¿ya estamos rogando?-negó con la cabeza -no pequeña, no lo entiendes por ahora, pero sólo puedo decirte que te acabara gustando.
Y se fue.

∆18∆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora