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E

Aquella noche transcurrió si nada interesante, aquel hombre estaba cabizbajo, no me decía nada por más que le preguntaba, así que decidí callarme y no continuar haciendo preguntas.
Desperté con el primer rayo de sol que apareció por aquella ventana por la cual no paraba de mirar pensando en todo, no entendía absolutamente nada, entonces, él habló.
-Me llamo Aaron, Aaron Lofer.
-Aaron...-susurré- No me suena de nada ni el nombre ni el apellido.
-¿Y tu?
-Maria Martínez.
-Ni idea-bajó la cabeza.
Justo en ese momento en el cual iba a preguntarle más sobre su persona, la puerta se abrió. Era el mismo hombre de siempre, el cual nos traía la comida.
-Necesito que os quereis la ropa.
-¿¡Que!? -pregunte asustada y alarmada.
-Que necesito que os quitéis la ropa, es urgente.
-No, ¿Por que es urgente y por que nos tenéis aquí encerrados? No nos conocemos de nada, somos personas diferentes, ¿Por que nosotros? ¿Que nos vais a hacer?-Dijo Aaron.
-No lo entenderiais, por última vez, necesito que os quitéis la ropa -gritó enfadado.
-No -negue- En ese momento sacó una pistola-Em, vale vale, tranquilo.