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VII

«JURARÍA QUE LA OÍ LLORAR»

Narra Lucy.

Viernes 19 de febrero, 2016

7:10 p.m

En el centro de la ciudad sólo se escuchaba el batir de alas de los pequeños insectos que estaban alrededor. Me fije en los insectos más temprano mientras entrenaba con Destiny, y ellos también habían cambiado, había colibríes con alas de mariposas y murciélagos con alas de libélula, era completamente nuevo, extraño y mágico, pero de alguna manera se sentía correcto, ahora había luciérnagas con cabeza de pájaro y polillas con lengua bífida. Desperté, por el shis-shis de el roce de las alas de los pequeños insectos que estaban cerca, con la sensación de que algo iba mal y con un sudor frío recorriendo mi cuerpo, Destiny no estaba durmiendo junto a mí, Past y Alec tampoco estaban. Estaba sola.

¿Qué se supone que está pasando? Pensé.

Estoy sola, con un extraño sentimiento y un sabor amargo subiendo desde mi estómago hasta mi garganta, no sé qué sea aun, pero me causa enormes corrientes de escalofríos muy constantes. Mis manos temblaban, cada mínimo sonido me pone cada vez más alerta, cada segundo que pasa la ansiedad me consume y me impide permanecer quieta y razonar, algo está muy mal y me aterra y me desespera no saber qué es.

Alec.

Ese pensamiento apareció por sí solo, y pareció cobrar vida propia dentro de mi mente, sus ojos de fuego se pintaron completamente vivos en mi mente, recordar su cercanía me hizo temblar, y sus sinceras palabras, aquel momento a solas, la verdad saliendo a la luz, las mentiras de Past, los silencios de Destiny, las manipulaciones, las miradas furtivas, todo, o al menos todo lo que teníamos, aun faltan muchas piezas, y hay otras que ni si quiera encajan.

Alec.

Sus ojos se borraron para dar paso a su sonrisa, ladina, con hoyuelos muy marcados, labios color sandía, delgados pero suficientemente gruesos como para perderme en ellos y, oh Dios, su voz, gruesa, firme, calmada. La boca de mi estomago ardió con un sabor amargo que me dio arcadas, emborronando la pintura de la sonrisa de Alec que mi cerebro había creado, se siente como una puñalada. Una enorme ráfaga de preocupación me subió desde la puntas de los pies hasta llegar a mi cerebro, hacer clic y bajar a mi estomago para mezclarse con aquel sentimiento amargo que me empezaba a marear.

Alec, vamos, ve por Alec.

Las manos y las piernas me empezaron a temblar, me levante de golpe y me maree, casi perdí el equilibrio pero me mantuve en pie, algo me movió, fue como alguien empujándome muy bruscamente, trastabillé un poco, pero logré mantenerme en pie y correr hacia adelante, un presentimiento me decía que esa era la dirección correcta, el por qué, lo desconozco, mis pies se movieron por inercia y con un sigilo que podría decirse que era casi perfecto.

Vamos, busca a Alec. Ve por él.

Mi paso se aceleró, mis pies dejaron de tocar el suelo en algún momento y me sorprendí, pero cualquier cosa que no fuese seguir adelante quedó en segundo plano, incluso razonar necesita un esfuerzo exagerado, la adrenalina empezó a correr por mi cuerpo con total libertad, y ni siquiera puedo explicarme qué es eso que me mueve y me aterra de tal manera como para hacerme dejar de pensar y solo reaccionar, sólo mis instintos y la adrenalina desatados por una enorme interrogante. ¿Qué tanto estoy dispuesta hacer por este sentimiento qué ni si quiera se nombrar o describir?

Alec. Alec. Alec. Encuentra a Alec.

Mi mente repetía eso cada segundo, como un mantra o algún tipo de oración, me había alejado muy raído de donde estaba antes, y todo pareció ensombrecerse de pronto, la magia pareció ir desapareciendo poco a poco. No, quizá no desaparecer, si no cambiar, algo está pasando, algo malo, como si la naturaleza lo supiera y se adaptara al momento. El camino me guío, y pude ver a lo lejos a Alec y a Past sentados a una distancia suficientemente prudente, me detuve abruptamente a unos pocos metros, ambos me daban la espalda, Alec miraba distraídamente el cielo, y Past, quizá hacia lo mismo pero su cola se movía a acá para allá en algo que interprete como desesperación muy bien contenida.