Fuera de control

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Respiró hondo tres veces, lento, calmado. Arco en posición. Apuntó hacia la manzana sobre la cabeza del muñeco de prueba, usaría una persona real para dar más tensión al asunto pero estaba seguo que fallaría a propósito. Rió internamente por si último pensamiento. Volvió a contar hasta tres, tensó la cuerda del arco y disparó. 

Se escuchó el sonido de una ráfaga y la manzana sobre el muñeco tenía una mordida y la flecha atravesada verticalmente.

-Muy gracioso Maximoff- Dijo hastiado a la nada.

-¿ A que sí? Soy el rey de las bromas - Se rió del sarcasmo del otro.

-Estoy entrenando así que mejor lárgate- 

- ¿Y si no quiero? ¿Qué harás? ¿Arrestarme? -

- Ja, ya quisieras Maximoff... -

- Sí, quiero- Acepto el ojiazul interrumpiendo la oración del otro y cortando cualquier cosa que pudiese decir.

- Ya hablamos de esto, esa noche estaba algo tomado por lo que no controle mis acciones-

-Eso se arregla fácil - Un parpadeo de Clint fue lo que le tomo al platinado volver con dos botellas del bar de  Tony, un tequila en la derecha, un ron en la izquierda.

Barton rió por la insistencia del menor- Olvídalo Maximoff, no pasara de nuevo

- ¿Y por qué no?- Dijo haciendo un leve puchero- Creo que ya te quedo bastante claro que no soy ningún niño- Finalizó su oración con una sonrisa de medio lado, esa que mostraba una hilera de dientes de tiburón.

-De hecho todavía lo dudo un poco- Comentó solo para que el otro volviera a hacer morros - De cualquier forma, aunque no seas menor de edad sigues siendo por lo menos diez años menor que yo Maximoff, y eso si es delito, se llama pedofilia.

-En realidad, si ambos son mayores de 18 ya no es penable-

-De cualquier forma, sigues siendo demasiado menor Pietro-

- Pero, ¿vas a negarme que te gustó?- Su voz bajó una octava y antes de que el rubio replicara se colocó a su espalda, entonces susurró en su oído- Tenerme así, acorralado entre tu cuerpo y la puerta, esposado, a tu completa merced, con mi voz partiéndose en cada gemido a causa del placer que me provocabas. Porque tu lo sabías, maldito hijo de puta, tu sabias lo caliente que me ponías, sabías desde el principio que quería que me folles y no hiciste nada, nada hasta que no soportaste que me fuera con esos tipos, porque eso, Barton, fueron celos; di lo que quieras pero fue la escena de celos más caliente que me hicieron alguna vez. Todo porque no soportaste la idea de que otros me tocaran ¿No es así, viejo? ¿Hace cuanto deseabas metermela, eh, Barton? ¿Cuánto tiempo esperaste para follarme así de duro? Puede que te hayas dejado llevar, puede que hayas estado con "tus copas de más" pero no estabas ni cerca de estar ebrio. Niégalo hasta el hartazgo pero hare que pierdas el control- Profesó pasando la lengua por el contorno de la oreja del rubio, lento, suave, igual a como había pronunciado cada palabra de su promesa.  

Esta vez fue medio suspiro de Clint lo que le tomó desaparecer y el rubio dudó si ese escalofrío que le recorrió la columna fue obra del rápido escape o de las palabras del chico veloz.

La misma mañana de siempre se dejaba ver en Nueva York. Como siempre Clint era uno de los primeros en levantarse, junto con Scarlet Witch que parecía ser tan madrugadora como él. Esta vez ella ya estaba en el comedor cuándo el llegó.

-¿Hoy te apeteció usar la mesa?- Recalcó a modo de saludo. La castaña solía usar la barra para desayunar.

- Es bueno cambiar de vez en cuando- Dijo encogiéndose de hombros

- No lo discuto- Argumentó tomando asiento frente a ella y sirviéndose un poco de café .

- Arg, si que son madrugadores ustedes dos- Comentó Pietro materializándose de la nada como era costumbre- De esta forma  hasta parecemos una familia feliz, ya saben, esas de los comerciales de TV- Se burló mientras le daba un beso en la cabeza a su hermana y se sentaba justo al lado de Barton.

- Déjame adivina, tu serias el hijo menor- Contraataco el mayor de todos.

El platinado lo miro con enojo, pero rápidamente transmutó de la ira a la travesura en su estado más puro, bueno, tal vez había cierta picardía mezclada en ese azul mar profundo. Inclino la cabeza levemente hacia abajo y manteniendo su mirada hacia arriba para no perder contacto con los ojos del espía -¿Quieres darme la leche, Barton?-

Y el rubio lo notó, pero mantuvo su expresión imperturbable.
Ese maldito mocoso lo había hecho a propósito, diciéndole eso con esa jodida expresión que le daban una idea bastante clara de como se vería el ojiazul si le estuviese pidiendo otro tipo de leche. Sabía lo que ese niñato estaba tratando de hacer y no le daría el gusto -Claro Maximoff- Agarro el cartón de leche de su izquierda y se lo pasó. Como si no hubiese captado el doble sentido de esas palabras, como si no estuviese imaginandose al menor entre sus piernas más que predispuesto a recibir su leche- Los niños la necesitan para crecer altos y fuertes- Maximoff gimiendo alto y el dándole fuerte.

El alterado terminó de volcar la leche en sus cereales con un puchero digno de un nene de cinco años, maldito viejo, si que era lento para captar indirectas.


De policias y PiratasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora