Fuera de juego

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1, 2, 3, 4.... y así hasta 7. Siete malditos días, una semana exactamente había pasado y Barton podía jurar que hasta el mismísimo Ragnarok de Thor era un juego de niños ante los juegos del niño platinado que respondía al nombre de Pietro Maximoff. El sokoviano no perdía oportunidad alguna para cumplir su palabra y maldita sea que lo estaba logrando, demasiado bien para el gusto del arquero si le preguntan.
Ahora por suerte estaba solo en la sala, sentado en un sillón y tratando de huir de sus propios pensamientos (que bien lo haces Barton, excelente) . Gruñó internamente a su propia conciencia quien parecía competir con el maldito niñato por ver quien era más cabrón.

Escuchó un ruido en la cocina. Un cuarto de segundo más tarde el alterado se sentaba frente a él en un sillón individual. Barton levantó la vista disimuladamente y volvió a gruñir para sus adentros, el maldito estaba allí, en una pose completamente infantil mirando el televisor con sus jeans negros infinitamente ajustados y una remera de tirantes blanca.

¡Todo estaba en su maldita contra! porque si estaba perdiendo el control a pasos agigantados era porque una serie de factores que apresuraban el proceso (destino, suerte, complot, como quieran llamarlo) y Tony Stark estaba completamente implicado en la primera. Hace un par de días el multimillonario estalló diciéndole a los hermanos que "no puede ser que usen siempre la misma ropa incluso cuando pelean" y que le dan una mala imagen a la torre viviendo allí y por ende a él también y bla, bla, bla, la cuestión término en Peper comprando un guardarropa entero para cada uno de los dos. No podía decir nada realmente, la secretaria tiene muy buen gusto y el ojiazul sabía como vestirse, hasta Nath se había quedado viéndolo en un par de ocasiones.
La segunda: cualquier cosa que Maximoff pueda llevarse a la boca se convertía inmediatamente en el acto más pornográfico que se pueda presenciar (solo cuando el menor se aseguraba e dolo Barton lo veía) como ahora, por ejemplo, que comía una manzana y maldita sea que prácticamente le estaba haciendo un oral a la condenada fruta, todo mordiditas pequeñas, labios que acariciaban la piel roja, jugo que resbalaba desde su comisura hasta su barbilla. Todo lento y con miraditas juguetonas. Era una manzana, una puta manzana, ni siquiera era una fruta con forma fálica fácilmente asociable a Maximoff "comiendo" otra cosa y no, él no estaba imaginando qué sería del alterado comiendo una banana, mucho menos se lo imaginaba con otra cosa en la boca, una mucho más dura y caliente.

-¡VIEJO!- Dice el menor sentándose sobre las piernas de Clint de un salto, sin llegar a estar sobre su miembro pero casi rozándolo, tercera razón: Maximoff era un calienta pollas

-¿Qué quieres niño?-

-Los años te pegan duro Barton, te están dejando sordo. Te decía que me aburro- puchero y voz de crio de 5 años.

-Pues vete a molesta a otro- o se baja o se lo empala.

-Pero wanda se fue con Romanov y Peper, Thor no deja de hablar de Loki y algo del ragnoséqué, visión también se fue y Stark esta follando con Rogers como siempre- todo eso lo dijo con voz afligida y aumentando su puchero, era un crio, un nene que no tenía con quien jugar. A Clint se le ocurrían muchas cosas para entretenerlo, como ponerlo a saltar por ejemplo, no tenían ni que cambiar de posición.

-No sabía que necesitaras niñera Maximoff- actitud recia y voz tajante, en serio tenía que sacárselo de encima, o estar encima o ponerlo encima de algo, su conciencia no ayudaba en nada.

-Humm, me gusta más cuando estas de policía que de niñera- ¡Miau!

-No volverá a pasar Maximoff-

-hum, eres más aburrido que visión viejo- bufo levantándose- iré a darme una ducha ¿ Quieres venir?- sonrisa de tiburón y ojitos pícaros-

-No-

-¿Enserio? Oye ¿tan aburrido es tu libro?-

-¿A qué viene eso?-

-No has pasado página desde que llegué- cuarta razón: Maximoff sabía exactamente lo que provocaba y lo hacía completamente adrede.


Por suerte el alterado tenía algo así como franjas horarias para molestarlo. Solía hacerlo de mañana ( cuando desayunaban la mayoría seguían dormidos) o un poco más tarde, a la hora de la siesta y a la tarde, más o menos cuando merendaban. Hasta ahora no había vuelto a aparecer, lo cual no duraría mucho, Clint lo sabía, estaba calentándose su café, y en serio el arquero en esta semana aprendió muy bien a cronometrar al chico veloz o este había robado uno de lo hechizos de su hermana y sabía cuando es que pensaba en él. Rogaba que fuese la primera, si sabía cuándo pensaba en él sabía qué pensaba de él.

-¿Que hay Barton?- Dijo el platinado bajando la escalera. Camisa de tirantes, pantalón deportivo negro, pelo húmedo con gotitas que resbalaban desde su cien y seguían el recorrido del cuello. La
cafetera comenzó a sonar con su silbido estridente y a Barton le costó unos segundos identificar que el sonido provenía del exterior y no de él mismo.

-Maximoff- voz recia, se sirvió café y procuró evitar lo más posible al platinado.

Pietro respiraba agitado mientras se recuperaba de su rutina de abdominales, había hecho suficiente por hoy, mejor se duchaba y comía algo. Dicho y hecho una vez terminó de cambiarse bajó al comedor. Barton estaba haciéndose su café, sonrío de medio lado y terminó de bajar las escaleras para dirigirse la barra.

-¿Que hay Barton?-

-Maximoff- fue su escueta respuesta antes de servirse café e ignorarlo completamente. Sabía que lo provocaba, que le faltaba poco para que se rindiera, pero el viejo estaba tan negado que lo estaba exasperando. Sin tomar en cuenta el recio saludo (o haciendo que) abrió la heladera y sacó una botella de agua se me dio recostó en la barra con los antebrazos apoyados sobre la tabla y abrió la tapa, sabía que el rubio lo miraba, estaba por sacar una conversación cuando fue interrumpido.

-Oye Pietro, hola Clint- saludó Wanda acercándose a la barra y apoyándose sobre esta.

-Hola Wanda- le respondió el mayor de la sala

-Dime hemanita-

-Iré al centro comercial con las chicas, vuelvo al rato- informó haciendo ley de movimiento con los dedos que ninguno de los dos chicos pudo apreciar, ni tampoco cómo el agua del alterado se tornaba rosa por una milésima de segundo.

-¿Ya estás lista Wanda?- preguntó Peper que Venía bajando las escaleras arrastrando a Natasha con ella.

-Sí, vámonos. Adiós chicos- saludo con la sonrisa. Se vengaría de su hermano por darle tantas vueltas con su traje de enfermera.

De policias y PiratasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora