Capítulo 1

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*Ricardo Treviño*

Sentía como el viento rosaba mi rostro, aquella vista era espectacular, el mar era lo más hermoso que podía que podía imaginar; el cielo azul, las nubes blancas y limpias. Un paisaje que jamás volvería a ver dentro de un tiempo.
Aquella vista era simplemente hermosa, era lo más maravilloso que mis ojos habían observado después de haberla conocido a ella. Su mirada, sus ojos grises, su piel bronceada, su cabello corto y bien arreglado, su figura, todo de ella era maravilloso. Estaba convencido de que era amor.
- Llevo horas buscándote - reclamó mi amigo haciendo que saliera de mis pensamientos.
- ¿Algún plan? - pregunte.
- Es jueves de antro - mencionó.
- Y mañana viernes social ¿No? - lo mire y el solo arqueo una ceja. - Es lo típico ¿No? - solo palpo la pared y después me miró. Se notaba molesto, era más que evidente que las cosas no estaban bien.
- ¿Qué te sucede? - pregunto.
- Ya estoy cansado de esta vida, en verdad que ya estoy fastidiado de lo mismo todas las semanas. Estamos en Brasil, mira la vista - señalé - estamos en un lugar maravilloso Pepe, en verdad disfruta todo esto. No siempre tenemos oportunidades como está - él solo me miró asustado.
- Es por tu chica misteriosa ¿verdad? - pregunto molesto, atiné a bajar la mirada y una sonrisa ligona se apoderó de mi rostro.
- Madero. - me gire para mirarlo - Estoy enamorado - él solo manoteo - es que es lo mejor que ha pasado en mi vida.
- No te conviene - dijo molesto.
- Es mi vida, yo quiero estar con ella y ella conmigo. ¿Tú que sabes qué me conviene o no?
- No es de nuestra clase, tu mismo me has dicho de donde viene. - abrí los ojos de par en par y lo mire.
- ¿De cuándo acá te preocupas por la clase social? - lo miré.
- Sabes lo que pasó - dijo molesto
- Ella no es así, llevo saliendo con ella más de tres meses - él solo abrió enormes lo ojos.
- ¿Y por qué no me habías dicho nada? La mujeres son muy inteligentes siempre buscan la forma de doler en el fondo - pregunto furioso.
- Estabas muy ocupado en Texas ¿no? - te fuiste de la ciudad de México y ni siquiera sabía en donde estabas. Me costó mucho trabajo entrar en su vida, me llevo cerca de un año entrar en su mundo.
En ese momento recorde todo lo que él había dicho cuando trono su relación, realmente no quería verme en sus zapatos, Pepe estaba enojado con la visa estaba roto, sin alma si podíamos llamar así a su dolor.
Yo quería estar seguro de lo que ella y yo teníamos, estaba seguro de que la amaba, de que ella era la indicada para mi vida.
- Sé que ella no te agrada. Déjame ser feliz, ni siquiera conoces a mi novia, mi madre la adora, mi hermana la aceptado. Mi familia esta feliz con mi relación.
- No se trata de que me agrade a mi. Las chicas como ella solo buscan dinero, solo dinero Treviño - manoteo molestó.
- Es mi decisión, regresando del viaje le propondré matrimonio - se dio media vuelta y antes de que pudiera decir más tomo la palabra.
- Espero que nunca te decepcionen como a mí, espero que seas feliz - solo quería que mi mejor amigo me apoyará, me dijera que iba a estar conmigo como siempre lo habíamos prometido y nada de eso era como lo tenia pensado.
Al paso del tiempo estábamos distantes uno del otro simplemente ya nada era igual, él se iba de fiesta los fines de semana y yo simplemente la pasaba en el hotel o de compras.
Le llamaba a mi novia de vez en cuando para saber como estaba. Sabía que mis padres aprobarían mi relación, pero ya estaba decidido, la quería, era mi todo y mi nada a la vez.
- Me voy - tomo su mochila Pepe y me miró.
- Bien - respondí frío.
- Si te casas no me invites a la boda porque no iré. OK - solo sonreí y lo mire.
- No te preocupes no esperaba menos de ti - respondí tranquilo, sabía que por mi decisión perdería amistades, a mis abuelos y el poder de mi apellido.
- Bien - sin más salio de la habitación y se marchó.
Esa vez fue la última que supe de José Madero, no sabía cual había sido su molestía aun así estaba seguro que algún día las cosas cambiarían.
Al regresar a Monterrey platique con mis padres sobre la decisión que había tomado, al parecer era él único que me apoyaba era mi padre, mientras mi madre se encargaba de arrojar maldiciones y demás. José había llegado antes que yo hablar se lo malo que sería que yo me casará con una chica de recursos medios, lo malo que sería su la gente que nos conocía supiera de donde venía. Era lo típico de una madre a la cuál solo le preocupaba la posición social y el dinero, sumando que Pepe había ayudado.
Mis hermanos estaban maravillados con la noticia de que por fin tendría mi propia familia, ellos decían que jamás me casaría, que solo era un borracho, mantenido y mujeriego. Ahora sabía que eso ya era un cuento pasado.
Cuando presente a kimberly a mi familia mi madre no estuvo presente, se estaba repitiendo la misma historia que con mi hermano Luis.

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