Capítulo 2

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Era difícil lidiar con lo que realmente estaba pasando, Kimberly siempre me escuchaba, trataba de entender la situación. Su familia me había recibido de la mejor manera dentro de su hambito. Eran una familia muy amable, bondadosa y desinteresada, era lo que más me agradaba de mi relación con ella.
Luchaba contra viento y marea para que mi madre lo comprendiera, qué comprendiera que estaba estaba enamorado, seguro que algún día ella lo comprendería. No era de que yo me estuviera aferrado y demás, simplemente era el primer amor de mi vida, era un inició maravilloso y sobre todo con ella me sentía completo.
- Te noto muy alejado últimamente - llego mi hermana y tomó asiento aun lado de mi.
- Estoy enamorado. ¿ESO ES MALO? - la miré.
- En lo absoluto. Es maravilloso saber que por fin alguien toco tu corazón de nuevo. Es muy hermosa, te ama y se le nota en la mirada - tomo mi mano y sonrió.
- Mi madre no la acepta, lo último que quiero es que pase lo que está pasando con Luis. Ellas son diferentes, además son también seres humanos, duele saber que mi madre no acepta lo que nos hace feliz.
- ¡Maldito dinero! - bajo la mirada.
- Cuando conociste a Fer sabias que él antes de conocerte no tenía nada, el creció por sus propios méritos. Alguna vez nosotros también fuimos pobres. ¿Cuál es la diferencia?
Al terminar de realizar aquella pregunta la mire entrar a mi habitación, solo me miró, sus ojos solo se aguaron y Gabi solo se puso de pie.
- La diferencia es el dinero, el poder, el apellido, la manera y forma en la que vives. Nadie puede ser feliz si no hay dinero de por medio. A personas como "ustedes" sus padres les prefieren comprar "amor" eso es lo que pasa, así de triste es mi realidad - dijo mientras una que otra lágrima resbalaba por sus mejillas, trataba de hablar sin que el sentimiento no le doliera.
- No digas eso, mi hermano te ama - la tomo de la mano Gabi - Jamás dejen que su felicidad dependa de que si te aceptan o no, eres más que eso y quizás tu pasado algún día lo entiendan, tienes una carrera, tu familia es lo que más te importa. ¿Qué más da lo qué la gente diga?
- Tarde o temprano las cosas serán más difíciles, no quiero terminar destrozada de nuevo, es muy difícil volver a juntar las piezas de un corazón muy roto.
Me puse de pie y llegue con ella, la mire a los ojos y ella busco la manera de evadir mi mirada. Trate de buscar la forma de poder decir algo, realmente ella ya estaba dudando.
Dudaba en el sentido que todo lo que habíamos logrado se estaba desvaneciendo con la actitud de mi madre. Yo trataba de hacer todo lo posible para poder lidiar con aquello, simplemente ya estaba agotando todos mis recursos para llegar a la felicidad. Quizás jamás lograría ser feliz con la persona que realmente amaba.
Los días eran la misma rutina de siempre, pasaba por ella a la estación de policía en la que trabajaba. Realmente su trabajo no me agradaba del todo, pero bien. Sabía que ella jamás dejaría su trabajo por alguien. Fuimos a cenar y demás, su actitud estos últimos días eran extraños, no me miraba a la cara y comenzaba a evadir las pláticas a un futuro.
No me atrevía a preguntar o a decir algo por miedo a arruinarlo todo por mis comentarios absurdos y demás. Todo me daba vueltas en la cabeza y ella ya lo estaba notando, lo que menos quería es que se terminará alejando de mi.
- ¿Pasá algo? - pregunto Luis mientras sacaba una cerveza del refrigerador.
- No estoy muy seguro - respondí en medio de un suspiro.
- Ella lo entenderá. Tal vez será difícil en un principio, pero no dejes que esto te afecte de más. Tienes que ser muy inteligente y no perder la cabeza. - solo torcí el gesto y asentí.
Batallaba contra mis demonios, no era que dudará de mis sentimientos, solo es que ella cada vez era más fría conmigo.
Domingo por la tarde y ella había tenido un llamado de urgencia, sus ausencias a reuniónes importantes conmigo las dejaba pasar o simplemente comenzaba a discúlparse eso dolía, dolía en fondo por que sabía que nuestro noviazgo se veía algo distante, algo marchitado, algo muerto. Ya no era lo mismo y eso me dolía en el alma.
El día se me fue lento, cada vez más lento lo sentía y parecía no tener fin. Mi celular timbre y lo tome rápidamente, se trataba de un mensaje de ella.
*Siento estar muy distante de ti. Quizás ésto no funcione.*
Sentí una pequeña punzada en el pecho, jamás me había sentido de esa forma, quizás era por que jamás me había enamorado de verdad.
*¿A qué te refieres con eso? *
Respondí pero ya no tuve respuesta alguna. Sentía que mi vida estaba mal, que todo dentro de mi estaba mal.
Exactamente habían pasado dos días, dos días sin saber nada de ella, quería saber si estaba bien, si comía o dormía o simplemente si pensaba en mi.
Todo eso invadía mi cabeza, una semana paso y ella no apareció, estaba preocupado. Me había dirigído al lugar en el que trabajaba y no la habían visto, fui a su casa y su madre informó que no había llegado hace un par de días, que llevaba días sin dormir, ausente se notaba, algo malo le había pasado.
Caminaba por el aquel enorme parque al qué solía ir con ella, mi sorpresa fue encontrarme con Pepe después de hace tiempo con él. Se dirigió a mi con la mirada baja y se sentó aun lado de mi.
- Siento mucho lo que hice - dijo sin mirarme, su voz sonaba rota y cuerpo cansado se notaba.
- ¿Sé logró tu objetivo? - pregunte.
- Se enamoró de ti cuando yo la dejé - dijo, para después explotar - Soy una maldito miserable Ricky, lo único que ocasionó son problemas. No merezco tu amistad y no merezco ser quién fui para ella.
Solo abrí enorme los ojos tratando de entender lo que decía, simplemente no lograba comprender.

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