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Los diez siguientes han sido tan complicados que yo misma me sorprendo de mi manera de seguir en pie. Comenzando por la poca comunicación que estoy teniendo con Rogelio. Por las mañanas el se va a la oficina apenas si dándome un pequeño roce de labios ¿Qué puedo decir? Desde el día que lo encontré sumamente molesto en su oficina debido a que yo cambiara la fecha de entrega de la colección de temporada, nada ha sido igual. Prácticamente no hablamos, y lo poco que nos dirigimos la palabra es por cuestiones de trabajo; todo me lo informa su secretaria. Noche tras noche cuando quiero abrazarlo para dormir, el se gira al lado contrario. ¿Qué hecho mal? En ocasiones lo veo como escribe con entusiasmo en su celular. Ni siquiera hoy que es el día marcado como el más fértil de mi ciclo hormonal el me pidió que me quedara en casa para hacer el amor. Creo que hoy es el tercer día desde que no tenemos relaciones.
Sentada en mi estudio entre telas y bocetos de los diseños me quedo esperando por una llamada o algún mensaje de texto donde mi marido me pida que lo vea en su oficina. Pero nunca llega esta mañana. A la hora de la comida me atrevo a ir a buscarlo hasta su despacho, cuando llego Vanessa no está en su lugar, así que me voy directo abrir la puerta... no debi hacerlo.
Mi mundo comienza a caerse en pedazos.
Lagrimas pican mis ojos, pero me obligo a detenerlas ante la imagen que tengo frente a mi; mi marido, el hombre que juro amarme y al cual yo he amado con veneración está sentado en su habitual silla y para mi horror Vanessa está entre sus piernas; dándole sexo oral.
Necesito aire, ya no siento mis piernas y mi estomago esta vuelto loco.
Deprisa me giro y cerrando la puerta de un solo golpe, no me importa que me escucharan cuando me marche. Ya no me importa nada en absoluto. Solo corro por los pasillos hasta mi oficina, no me molesto en explicarle a mi secretaria lo que me sucede. Solo tomo mi bolso y huyo. No quiero subir al elevador, no cuando alcanzo a escuchar la voz de Rogelio llamándome. No puedo verlo, no quiero hacerlo.
Por mi mente pasa la misma imagen de mi marido recibiendo una mamada por otra mujer. Todo se mueve dentro de mí mientras bajo las escaleras del edificio a toda prisa. ¿Por qué me ha hecho esto? No lo sé. Tal vez jamás lo sabré con certeza. Cuando llego al exterior del edificio no puedo soportarlo más; dejo que las lagrimas fluyan por mi rostro. Por primera vez en mi vida me gustaría desaparecer de la faz de la tierra.
El aire cálido de la tarde golpea mi rostro mientras camino por las calles, no tengo rumbo fijo. No puedo siquiera pensar en ir a mi casa. Si fuese por mí no volvería; lastima. Soy consciente de que tengo que volver para poder enfrentar esto, pero no sé cómo hacerlo. Solo necesito caminar, limpiar mi mente, olvidar. Si, quiero olvidar que mi marido, el hombre que me prometió amor eterno y fidelidad hoy hizo todo lo contrario. Me engañó. ¿Todas la relaciones son así? ¿El marido le es infiel a la mujer que dice amar con la primera secretaria o compañera que se le cruce en el camino? Me niego a creerlo. Aunque siendo honesta, mi padre no fue el hombre más fiel del mundo, yo misma fui testigo de las múltiples aventuras que tubo mientras seguía casado con mi madre. Ella lo perdono todo el tiempo, hasta que murió.
─ ¡Hanna!- mi nombre resuena atreves de mis oídos y no me es necesario girarme para ver quién me llama. Se perfectamente que es Rogelio. Continuo caminando en silencio, no lo quiero ver, me odiaría por permitirle que me viera tan débil como me siento en estos momentos. Pero el parece no resignarse a que siga mi camino; me alcanza tomando me del brazo y siento que su tacto me quema la piel, así que me suelto con brusquedad. ─Tenemos que hablar, se que fuiste a mi oficina y viste...─ no lo soporto. Lo encaro y sin dejarlo hablar estrello mi mano en su mejilla. El no se mueve. Deja que le dé una, dos, tres bofetadas. Pero eso no me ayuda en nada.
─ ¡Maldito!- grito mientras golpeo su pecho con mis puños. El simplemente intenta sostenerme con un abrazo, pero no se lo permito. Al contrario, me alejo de el dispuesta a no perdonarlo. No creo poder...

UnfaithfulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora