El Rojo Amanecer. #.3

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El joven despertó en medio de todas aquellas personas con un recuerdo vago de todo lo que habia pasado.
La señorita al ver la expresión de aquel joven desorientado dijo con un susurro -Hola, esta bien, nadie te hará daño esta es mi familia y yo me llamo Yaneth.

El joven con una vos temblorosa por debilidad y timidez dijo -Hola? Lo lamento. No debería estar aquí. Yo soy Kurth. Dentro de poco dejaré de molestarlos.

TU NO ERES NINGUNA MOLESTIA.-  dijo Yaneth

Kurth solo quería salir de ahí. Pero a los pocos minutos se dio cuenta que estaba en aquella casa abandonada. Pero ahora las ventanas estaban limpias y estaban todas, no había polvo, todo tenia un olor a flores del bosque. Pero estaba en una habitación que no había visto.

Llevaba tiempo de no ver la luz del sol. De pronto Yaneth dijo -quieres ver el amanecer  conmigo? .  Kurth no muy convencido aceptó. Subieron por unas escaleras que estaban detrás de una puerta llegaron hasta la terraza, en donde había un pequeño jardín. Eran aún las 3:07 a.m. los dos estaban sentados en un absoluto silencio, el silencio de la madrugada.

Paso el tiempo y ninguno hablaba solamente se veían el uno al otro. Yaneth lo veía con ilusión e inocencia en sus ojos, y Kurth la veía con un poco de desconfianza y con un poco de intriga de saber quien era y porqué lo había ayudado.

Para este momento los dos rompieron el silencio diciendo una frase al mismo tiempo -¿porqué tan callado(a)?.
Los se sonrojaron y agacharon la mirada. Kurth hablo de inmediato -la verdad no se que decir...
Hace no mas de 8 horas estaba resignado a morir y ahora gracias a ti Quiero seguir viviendo. Yaneth se sonrojo aun mas y una sonrisa sobresalto.
Que idiota porqué dije eso, ¿que me esta pasando?. Pensó Kurth.
Yaneth respondió -Gracias?  Y de nada, creo. Quisiera saber porqué?  Alguien como tu desearía estar muerto. Y porqué?  Desearía vivir por alguien como yo. Sin levantar la mirada y con un tono de tristeza en su vos.

Kurth levanto la cabeza de Yaneth y viéndola a los ojos le dijo -para que vivir? Si no hay nadie por quien luchar. Y para qué morir? Si un angel me acaba de salvar.
Kurth cada ves se sentía mas raro, no puede ser... no yo... yo no pue... no puedo enamorarme.... po-porqué... yo deberia estar muerto ardiendo en el infierno. Pensaba mientras se perdían ambos, uno en la mirada del otro.
De pronto un destello rojizo alumbró en el horizonte, en cuestión de 2 minutos, las luces rojizas del sol que se colaban en el horizonte, acariciaban todo en aquella terraza. Y se dibujaba la silueta de dos personas, un hombre y una mujer. Destinados a estar juntos de una manera poco inusual.

^A.A.^Donde viven las historias. Descúbrelo ahora