La bocina del auto de Peter se escuchó por toda la cuadra, al igual que su carcajada, luego de unos minutos salió una hermosa Lali, con un short de mezclilla, y una camisa de colores con manga larga.
Peter se quedo embobado viéndola desde el auto, ese día su padre le había prestado su auto para que fueran más cómodos y poder evitar un accidente sabiendo cómo es Peter en su moto.
Esta se subió al auto y depósito un pequeño beso en los labios de su príncipe azul. El apodo le había quedado y ella no se cansaba de llamarlo así, ya sea enfrente de sus padres, familiares, amigos y aveces hasta gente que les decía que se veían buen juntos cuando salían a comer.
Un nudo en la garganta de ambos estaban formando, pero ese día nada, ni nadie los detendría de pasar un gran fin de semana.
—Peter tienes cáncer.
Llegaron a Córdoba luego de unas horas de viaje, 7hrs para ser exactos llegaron al lugar. Unas cabañas que estaban en calamuchita, se registraron y dejaron las maletas dentro de ellas.
—Te quedan quizás meses ó más o menos que un año.
Lali se quitó el short junto con lo demás para quedar solo con su traje de baño, mientras que Peter quedaba como un bobo viéndola de los pies a la cabeza.
-¿No hay nada que se pueda hacer?
La noche cayó tranquila, a la cual la acompañaba el rico viento, una cena muy rica los esperaba en la cabaña, la cual solo estaba iluminada por unas velas.
–¿ya puedo ver? —pregunto Lali un tanto curiosa.
–No, todavía no —respondió Peter quien la llevaba abrazada por detrás— yo te diré cuánto
Hizo que caminara al interior de la cabaña, cerca de la mesa donde estaba servida la cena.
Cuando ya estaban allí, quito el pañuelo que obstruía la vista de la chica, quien al ver el interior de donde se estaban quedando, quedo admirada.-Ya no hay nada que se pueda hacer.
Sus ojos se cristalizaron, desviando o mejor dicho buscando con su mirada a su amado. Quien hasta hace unos segundos estaba detrás de ella. Cuando logro encontrarlo corrió a él y lo abrazo, el nudo que tanto habían estado ocultando con una sonrisa, lo desamarraron.
-¿Dolerá morir?
Los labios de Lali buscaron con cierto desespero los labios de su amado, el beso empezó algo tímido, y tierno; el cual se volvió salado por las lágrimas que seguían saliendo por parte de ambos.
–Te amo —pronunció ella en medio del beso.
–Te amo más mi amor —respondió el.
El beso paso de tierno a salvaje, se necesitan tanto como necesitaban el aire para respirar. La ropa empezó a hacer estorbo.
–¿Estás segura?
Pregunto Peter luego de dejar a una Lali semi-desnudó en la cama, mientras el terminaba de quitarse su pequeño pantalón
–Muy segura amor.
Este empezó a besar sus labios, luego sus mejillas y por último provocando dejando pequeños y húmedos besos en su cuello.
Con una mano rozaba el sexo de Lali, mientras que con la otra desabrochaba su corpiño.–Zarpado -decía ella entrecortada por la excitación de ese roce.
–Por ti —dijo el para luego besarla.
Cuando la única ropa que los separaba desapareció el comenzó a entrar poco a poco en ella, aunque el dolor de parte de ambos estaba presente no los detuvo. Un vaivén estaba comenzando entre ambos cuerpos.
—No, no dolerá.
Peter entraba y salía de Lali, mientras que ella enterraba sus uñas en la espaldas de su amado —Hazme tuya–rogaba ella mientras las embestidas de Peter iban aumentando. —Ya eres mi amor– decía el, en un hilo de voz, casi audible.
—Será como quedarte dormido.
Algo había cambiado, simplemente el destino les había dado la oportunidad de amarse por más tiempo, quizás un mes, un año o simplemente toda la vida. El canto del gallo anunciaba un nuevo día, un día en el cual Lali se despertó en los brazos de su amado, quien la mirada y sonreía ampliamente. Todo aire —Seguiré por más tiempo junto a ti.
El día de la boda ya estaba a solo unas cuantas horas, ya han pasado 2 años desde todo ese momento triste, desde aquel día donde ella pensó que había perdido a su único amor, el reloj marcaba las 11:45 de la noche, sus ojos estaban postrados en algún lugar de la habitación, lo había amado tanto en todo este tiempo, que ahora pensaba que solo era un pequeño sueño.
—Ella es mi razón de vivir.
Sus manos temblaban un poco, estaba en aquel altar esperando poder ver a su amada vestida de blanco, los nervios aumentaron más cuando aquellas puertas blancas se abrieron y dejaron ver a su amada quien sostenía un pequeño ramo de rosas rosadas y blancas. Una sonrisa enorme se formó en su rostro al verla allí tan hermosa, no pudo contener las lágrimas y empezó a llorar , de alegría. Ella le había dado una razón para seguir viviendo, por muchos años más.
—Prometo amarte toda mi vida
"Y los declaro, Marido y Mujer"
[...]
No me podía quedar con las ganas de darles un final feliz. Para que vean que no soy tan mala. Aunque saben que historia original él se despide de ella y MUERE.
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