Capítulo 14 "Otra carta"

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14 de Julio, 2014

"Te extraño."

"Emma, no. ¿Qué locura vas a cometer?"

"Sólo, no lo hagas. Me importas lo demasiado como para que te vayas"

Esas cartas estaban debajo de mi mochila, con la letra de la persona anónima. Sonrio un poco, hace mucho que no me escribía, voy a admitir que extrañaba sus cartas.

Los días pasaron normales, los comentarios de Ana y Julieta incluídos, pero cada día muchos más fuertes. Me sentí desacostumbrada a sus comentarios por eso capaz que me duelen más que antes.

Mi relación con Daniel es buena pero él generalmente trabaja todo el tiempo, por eso no pasamos el tiempo que quisiera juntos.

Sobre Valentín no sé nada, sigo extrañándolo como los mil demonios, sólo son 2 semanas más. Suelto un suspiro ruidoso.

"Hay algo en tu mochila. Espero que te guste, Em"

La letra perfectamente escrita en una hoja rosa aparece dentro de mi cuaderno.  Comienzo a mover los contenidos de mi mochila desgastada rápidamente. Siento algo frío y duro en esta: es una cadenita de plata con un dije de una rosa. Tiene un papel blanco en un costadito:  'Feliz cumpleaños, Em. Gracias por hacerme feliz sin que tú sepas. Te ama,  J'

Siento una lágrima cae en mi jean negro y sonrio, es lo más dulce que alguien había hecho por mí nunca.

××××××

-Puta.-Dice Julieta.-Tu novio Valentín debe estar con otra, te lo aseguro. Es decir, eres la cosa más fea existente en este mundo. Hasta un hipopótamo es más lindo, y obvio... Mucho más flaco que vos, gorda.-Agrega la rubia.-Dale, cortate, como lo tonta y débil que sos, es lo que siempre vas a ser: una gorda suicida. Lo que más gracia da es que nadie te quiere, Emma. Eres una equivocación, fracaso. Ni tus padres te quieren, eso es triste, ¿lo sabes? Vas a ser un desastre e idiota toda tu puta vida, y yo me encargaré de hacerla peor.-Finaliza ella empujándome, golpeándome. Toma mis muñecas.-Te odio, Emma. Valentín te odia, inclusive tu familia lo hace.-Me empuja al suelo y me raspo las rodillas. Comienzo a llorar de nuevo, ella tiene razón. Siempre la tiene.

Daniel no me quiere, tiene pena por mi por eso está cuidándome. Valentín tampoco lo hace, está jugando conmigo. Jazmin nunca se preocupó por mi, sólo me mintió descaradamente por años y años.  Me odia la gente que más quiero. Toco mi cuello y siento toco la rosa: J debe ser una broma, una mentira para que molestarme e ilusionarme.

Camino hasta la casa de Daniel, mirando el piso. Saco el celular que 'mi padre' me regalo y conecto los auriculares: Lana del Rey suena a todo volumen mientras camino despacio.

¿Y si todo de alguna manera fuera perfecto? ¿es mucho pedir tener una familia que te quiera...? Alguien que te apoye todo el tiempo y te diga que siempre estará para ti, en las buenas o en las malas. Las lágrimas caen en mi sweeter azul.

Veo la casa blanca de dos pisos y toco el timbre, aparece Elena con un delantal rojo con flores de distintos colores. La castaña esboza una sonrisa y abre las rejas.-Em, ¿cómo estas?.-Pregunta, mira mis ojos y me abraza.-Em... dios, ¿sucedió algo?.-Niego la cabeza, ella sigue mirándome preocupada, pero me dedico a ignorarla y entrar a la casa.

-Elena, no es nada, es algo temporal. Por favor, no te preocupes.-Contesto, ella asiente y va hacia la cocina.

-Tu padre ya viene, debo ir a trabajar.-Dice sacándose el delantal, y poniéndose su campera de cuero negra.-Cuidate.-Besa mi frente y se va.

Voy hacia la bañera de la habitación de Daniel y Elena, llenó la bañera con agua caliente mientras acomodo mi cabello frente al espejo. Lágrimas empiezan a caer, y cierro los ojos con fuerza.

Valentín, lo extrañaba demasiado que siento que ya no puedo con esto, lo necesito mucho. Pero él... debe estar con otra chica, mucho más feliz que lo que era conmigo. Ella debe ser súper hermosa, divertida, con muchas ganas de vivir y un futuro brillante, debe tener una familia que la quiera. Una familia unida.

Sus padres deben tener un buen trabajo y ser felices, a diferencia mía que tengo una madre prostituta y un padre empresario separados.

Agarro la cuchilla y empiezo a cortar sin fin. Me siento destruída, y es la única forma de sentirme mucho más aliviada.

Después me siento como si estuviese en las malditas nubes.

Cartas para la suicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora