8° carta

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Para ti que no sabes quién soy:

Ahora sí Chase, déjame contarte de mi viaje a casa.

Mi mamá está muy triste cariño; pero esos dos primeros días que estuve en casa, sentí tristeza también en las flores, en los amaneceres, y en los animales. Mamá lloraba todo el tiempo y se culpaba por lo que pasó (ellos iban al pueblo a comprar mantequilla para un platillo que quería probar mi madre cuando un auto los embistió de frente).

Traté de hacerla recordar todas las cosas buenas que había hecho mi padre en su vida: cómo arregló el establo para que no lloviera sobre los caballos, cómo pintó el gallinero (todavía parece un gran sol amarillo), cómo me enseñó a traer un ternero al mundo y cómo a esquilar un borreguito.

Comimos muchos pasteles de manzana en su honor (eran sus favoritos) y plantamos flores frente a casa. Creo que mamá está mejor después de mi visita. Sé que no la dejo sola, tiene a mis hermanitos que la aman más que nada.

Mientras miraba como atardecía sobre la granja recordé otra de las cosas que me hicieron amarte:

Estaba a varias cuadras de casa y llovía muy fuerte; yo trataba de cobijarme en mi campera pero estaba empapada. Tu pasaste a mi lado, te detuviste y me regalaste tu paraguas. Luego echaste a correr y yo no pude más que adorar la manera en que la lluvia pegaba tu camisa a la piel de tu espalda.

No creo que lo recuerdes cariño, pero me salvaste de un resfriado. Te agradezco por eso, y por tu paraguas.

Te espero a cenar esta noche, no lo olvides.

Te quiero bajo la lluvia, K.

Para ti que no sabes quien soyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora