12° carta

171 32 2
                                    

Para ti que ya sabes quién soy:

¡Lo siento muchísimo Chase...! Me asusté.

Cuando entré a esa fiesta y te vi, rodeado de gente pero aun así destacando, con tu pelo cobrizo alborotado, una camiseta negra y esos ojos verdes maravillosos, pensé en lo poco que combinamos. Eres un dios griego, y yo una simple mortal. Eres un Van Gogh, y yo una burda imitación. Eres la Torre Eiffel, y yo la personita que la ve desde abajo. Eres perfecto Chase, y yo no lo soy.

Cuando te acercaste a mí, cuando me reconociste, me aterré. Me sentí pequeña, como un satélite perdido que está flotando demasiado cerca del Sol. Me quemaste cariño, ardí con tu esplendorosa luz.

Ese beso... ay, ese beso; se sintió como Navidad, mezclada con un cumpleaños sorpresa, un café por la mañana y un helado en un día caluroso. No puedo explicarlo mejor. Ese beso fue TODO, es todo.

Respondiendo a tu pregunta: no sentí que toqué el cielo con las manos. Sentí que yo era el cielo y que finalmente alguien me acariciaba dulcemente. Eso fue lo que me asustó tanto: esta necesidad que tengo de ti. Estas ganas irrefrenables de unirte a mi piel y llevarte atado a mi cuerpo todo el tiempo.

Hiciste todo tan sublimemente bien que no puedo soportarlo Chase; no sé cómo lidiar con semejante muestra de perfección.

Adoré tu carta, y te adoro a ti.

Dame tiempo; te amo, la asustadiza Kylie.

Para ti que no sabes quien soyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora