Tenía miedo de él. Estaba jugando mejor que yo, arrancando todas mis armas de los dedos y haciéndome sentir como un tigre sin dientes. Mi solución fue esconderme en mi habitación hasta el miércoles para evitar un encuentro con él. Cammie me mantuvo viva con burritos congelados y su alijo privado de Habas de Boston Cocidas. Leí Grandes Expectativas, que resultó ser realmente bueno. Googlee las reglas de basquetbol así podía entender completamente lo que había pasado cuando él fallo ese tiro.
Cuando el día de la cita finalmente llegó, casi estaba ansiosa por ello, casi. Cammie creó una estación de preparación en el escritorio de su estudio (que desafortunadamente había sido usado para estudiar), y me senté obedientemente como un chimpancé, mientras me preparaba. Ella arreglo mi cabello, pulió mis uñas, y aplico toques obscenos de pociones de olor sobre mi rostro. Cuando ella empezó a darme una charla sobre sexo seguro, metí los audífonos en mis orejas y subí el volumen.
A las siete y cuarenta y cinco exactamente, hubo un educado tap, tap, tap, sobre la puerta. Cammie saltó arriba y abajo, su rostro grotescamente congelado en gritos silenciosos.
—¡Él en realidad va a estar en nuestra habitación! —siseó ella, bailando cerca de la puerta. Ella paso un tubo de brillo rosado sobre sus labios antes de abrir la puerta. Me aparté mientras la mamá zorra de primer año dejaba entrar nuestra cita.
—Oh, hola —dijo casualmente—. Yo soy Cammie —ofreció su mano y él la sacudió sonriendo educadamente. Cuando sus ojos me encontraron hizo una doble toma. Yo lucía bien. Cammie se había superado a sí misma. Llevaba pantalones vaqueros y un seductor suéter de cachemira que caía de un hombro. Mi cabello, como es usual,
—Bueno, vámonos entonces —dije, caminando al lado de él hacia el pasillo. Me di vuelta para verlo despedirse de Cammie.
—No la traeré muy tarde —lo escuché decir.
—Oh, mantenla fuera tanto tiempo como quieras —dijo en su acento sureño—. Necesita una mano firme así que no tengas miedo de usarla —miró directamente hacia mí con esa última declaración. Hice planes para sabotear su borrador del trabajo de inglés cuando regresara.
—Ella es un personaje —dijo Justin mientras la puerta se cerraba detrás de nosotros. Yo hice una mueca. Eso era un eufemismo.
—Es de Texas —dije, como si eso explicara su conducta y luego me sonroje. ¿Por qué dije eso? Mire arriba a su rostro para verlo darme una media sonrisa.
Tomo todo mi autocontrol no darme vuelta e ir de regreso a mi habitación. Al final, el orgullo mantuvo mis pies moviéndose. No quería que él pensara que no podía manejarlo.
Pasamos dos porristas en nuestro camino al ascensor. Sus ojos se ampliaron cuando vieron a Justin. Él asintió educadamente hacia ellas, pero siguió caminando, con su mano en la parte baja de mi espalda. Trate de alejarme, pero era bastante experto en mantenerla allí.
—¿Aceptas cumplidos? —pregunto él mientras entrabamos al ascensor y presione el botón de bajar antes de que él tuviera la oportunidad.
—Si son originales.
Él se rió con disimulo y puso los ojos en blanco.
—Bien, bien —dijo él. Sus manos ahora estaban en sus bolsillos mientras caminábamos casualmente.
—Diría que esa canción fue escrita por ti, pero si vas a ser exigente... —su voz se apagó—. ¿Quieres que el deportista te dé un cumplido o el sujeto que lee Grandes Expectativas?
—Ambos. —Estaba tratando de aparentar que estaba disfrutando este pequeño intercambio pero ya sentía mis hombros relajarse, y ahora que su mano no estaba en
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La Oportunista |Justin Bieber|
RomanceOlivia Kaspen es un manipuladora con lengua afilada, la cual utiliza para conseguir siempre lo que quiere. Con una sola excepción, Justin Bieber, el que ella tontamente dejó escapar. Después de un encuentro casual que trae a Justin de nuevo a su vid...