Capítulo 2: Feliz Cumpleaños

53 3 0
                                    

Fue de esas noches en las que - aparentemente – no se sueña nada. Tenía ganas de dormir por lo que me daba vuelta cambiando posiciones hasta encontrar una en la que sentirme cómoda pero me dolía la espalda y todo me incomodaba. No pude dormir, por lo que decidí levantarme y darme una ducha. Elegí usar un vestido bordó que mamá me había regalado para celebrar la Noche buena del año anterior. Abrí el armario y busqué mis zapatos favoritos que eran unos Oxford que papá compró en Estados Unidos hace unos años cuando viajó por trabajo. Papá era doctor y me gustaba eso. Siempre ayudaba a las personas a estar mejor. A mí también me gusta ayudar a las personas pero de otra manera. La sangre me impresiona y creo que jamás podría ser doctora. Papá me dijo que a el tampoco le gustaba la sangre y esas cosas pero que con el tiempo se acostumbró. De todas maneras, la medicina no es mi primera opción, de hecho, ni siquiera es una opción en mi lista. Siempre quise escribir un libro pero siento que todavía me faltan muchas experiencias por vivir – además de que la “gran idea” no llegó aún.

Desayuné un tostado y un café con dos cucharaditas de azúcar. Me sorprendió no ver a Jamie acompañándonos pero no quise darle una pista – a mamá – de que me interesaba. Terminé de comer, levanté las tazas y platos para después salir al patio. Jamie estaba hablando con el guardián de mamá y se estaba riendo. “Tal vez el se habría despertado antes” – pensé. Logró verme oliendo las flores del jardín y se acercó a mí.

-       Buenos días – dijo - ¿Cómo te despertaste?

-       Bien, ya desayuné – hice una pausa – me sorprendió no verte ahí.

-       Soy de esas personas que no desayunan – comentó.

-       ¿Qué? ¡El desayuno es el alimento más importante del día!

-       Sé que es cierto pero por la mañana, cuando me levanto, no me dan ganas de comer. Sólo desayuno cuando estoy en casa de mamá. Ella hace un desayuno riquísimo con facturas caseras. Una madre siempre sabe cómo ganarse el corazón de su hijo – dijo con orgullo y me pareció tierno.

-       La quieres mucho ¿verdad?

-       Cuido de mí cuando papá trabajaba. Yo se que en tu caso fue al revés y que tu gran compañero de vida fue tu papá. Mamá ocupó ese lugar en mi caso.

-       Me gusta como hablas de ella. Estás orgulloso.

-       Así debe ser ¿O me equivoco? – asentí.

-       ¿Fue difícil crecer si ver seguido a tu papá?

-       Un poco –admitió – pero siempre hacíamos video llamadas y nos veíamos.

-       Eso es lindo.

-       Eso vas a hacer con tu madre durante los próximos meses.

-       Va a ser difícil… - comenté.

-       Siempre lo es – hizo una pausa – pero estoy segura de que puedes hacerlo.

-       Gracias – sonreí.

Hasta ahora él no me dijo más que palabras bonitas y de consuelo. Me pregunto si será siempre así. Mi tía Maggie me dijo que los hombres son siempre así en un principio pero finalmente terminas por conocerlos y - por lo general - te decepcionan. Puede que sea cierto pero no creo que sólo se aplique a los hombres. Las mujeres también podemos ser demasiado molestas.

Sujetó la guitarra de mamá, se sentó y tocó un par de acordes. No sé muy bien que estaba tocando pero era agradable al oído. Papá me había enseñado a tocar algunos acordes, los suficientes como para componer un par de temas. Me gustaba tocar guitarra, era otra de las pocas cosas que me tranquilizaban. Me gustaban mucho los instrumentos, era buena tocando guitarra, bajo y batería invisible. Jamie comenzó a cantar una canción que no conocía pero era hermosa. Me gustaba su voz y sobretodo su acento británico. Era hermoso.

El guardián de mis sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora