Capítulo 10

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-Mira te diré algo, me gustas mucho Natalie en verdad, pero no creo que lo nuestro pueda funcionar, tu y yo somos enemigos de generaciones a menos que intente convertirte en Daemon, podrías ser una Leal de primera y una preciosa Daemon, piénsalo eso sería excelente.
Un Daemon pensé, como no se me ocurrió antes debí haberlo supuesto aunque nunca lo llegué a imaginar.
-¿Eres un Daemon? -pregunté nerviosa.
-Claro que lo soy, y me gustaría que tu también lo fueras.
-Mira igual me gustas mucho enserio pero ¿no crees que intentar convertirme en una Daemon sería bastante arriesgado?
-Con intentarlo no perdemos nada, el peligro llama y yo respondo.
Mi mente estaba exhausta, mi cabeza explotaría si no dejaba de atormentarme de es, pensar que me convertiría en Daemon implicaría convertirme en el enemigo de mis padres, ¿Pero a caso sabrían que soy su enemigo?
-Bien, intentemoslo, pero con una condición.
-Excelente, ¿que condición?
- Tu te dejarás convertir por mi en un Leal.
-Si funciona con tigo, lo haré.
-¿ Trato hecho?
-Trato hecho.

Enseguida el me paso una pequeña navaja, me indicó que hiciera un corte así que lo hice, de pronto Demian mordió la herida de la cual brotaba algo de sangre, era una sangre diferente a la que alguna vez tuve antes de ser un vampiro, la sangre eso quería decir que ahora era una especie de Licántropo, no soy como ellos, nunca lo seré, el tomo la pequeña navaja de mi mano y corto rápidamente su mano que al instante salió sangre, su sangre era tan roja y tan apetecible, mis colmillos duplicaron su tamaño y sin pensarlo 2 veces mordí la pequeña herida, su sangre era deliciosa y era la primer sangre que probada después de convertirme en un Leal.

-Te juro Natalie que siempre cuidaré de ti, aunque signifique que tenga que arriesgar mi alma para salvarte lo haré.
-Te juro Demian que yo cuidaré de ti y no dejaré que te suceda algo malo y haré todo lo que este en mis manos para siempre amarte.

En eso momentos ambos teníamos un juramento sagrado que para los Daemon y para los Leales era algo que no se podría romper. Llegaron minutos después mis padres y el doctor, me quitaron ese maldito yeso que no sirvió de nada.

-Vamos a casa cariño, hay muchas cosas que hacer- me dijo mi madre guiñandome el ojo.
-¿Pero y Demian? No lo puedo dejar solo mamá ¿Puede venir con nosotros?
-Hija bien sabes que no puede venir- me dijo casi regañandome, aunque los demás no lo escucharon por que ellos aún esperaban la respuesta de mi madre.
-Por favor solo es un ratito.
-De acuerdo esta bien, pero si le pasa algo yo no me hago responsable.

Ya saliendo del hospital mi padre nos esperaba en una camioneta negra, le expliqué a mi madre minutos después de que entraramos a la camioneta, le conté que mis ansias de morderlo eran implacables -mentí - mi madre quedó atónita, aunque su lenguaje corporal decía que ella estaba orgullosa por lo que había hecho.

-Entonces tendremos que hacer una doble iniciación, Demian ¿Tienes algún traje negro? Como para fiesta o algo así.
-Si lo tengo, pero como le hacemos para poder ponérmelo antes de lo que hablan.
-Te dejaremos en tu casa y en 10 minutos pasaremos por ti y verás a Natalie después de que hallamos llegado allá en la ceremonia, nos encargaremos de vestir la muy rápido en lo que tu te cambias.

Dulce tentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora