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Subo por las escaleras esta vez, es mucho más rápido que esperar al ascensor por un solo piso. Casi que corro las escaleras, queriendo terminar con esto lo más rápido posible.

Toco la puerta con fuerza, por miedo a que no me escuche por la batería. Unos segundos después, el sonido de la batería se detiene, y puedo escuchar como mueve el asiento y camina hasta la puerta.

Abre la puerta en un movimiento rápido y yo levanto la vista. Me encuentro con un chico que parece tener mi misma edad, con su cabello algo despeinado y unos ojos mirándome con curiosidad.

– ¿Hola? –Me dice en tono de duda, sin saber muy bien quién soy.

–Hola, lo siento, soy tu vecina de abajo, me llamo Lydia y...

– ¿Lydia? ¿Lydia Martin? –Lo observo sin entender nada, ¿cómo sabe mi nombre?

–Sí... ¿te conozco? –Me enfoco más en su cara, en sus ojos y en su cabello, intentando hacer que me suenen de algún lado.

–Íbamos a la escuela, juntos, Beacon Hills, ¿soy el mejor amigo de Scott? –En ese momento recuerdo a una versión más joven que al chico que tengo en frente mío.

–Es verdad, tenías el pelo más corto, ¿verdad?, eres Stiles. –Él asiente, feliz de que lo reconocí.

–Sí, ese soy yo. –Se lo ve un poco incómodo, sin saber qué hacer, y entonces recuerdo que estoy aquí por una razón.

–Bueno, lamento molestar pero no sé si sabías que la batería se escucha desde mi departamento, que es abajo, entonces vengo a pedirte si puedes dejar de tocarla a altas horas de la noche o hablar de horarios que no molesten o algo por el estilo. –Ofrezco con mi sonrisa más convincente.

–Oh, entiendo. Lo siento mucho, no tenía idea. –Suena sincero, lo que hace que le dedique una sonrisa honesta.

–No pasa nada, gracias por escucharme, nos vemos.

–Adiós, Lydia –muevo mi mano en forma de saludo, ya dándole la espalda y en la puerta que me guía a las escaleras.

Bajo a toda velocidad y entro a mi hogar, ignorando el desastre reciente en el suelo. Ataco la comida sin pensarlo, casi muriéndome de hambre. Ni siquiera me tomo el tiempo de servir las cosas en un plato, lo como directo del empaque. Mientras que el arroz con curry llega a mi estómago, agarro mi teléfono y me meto en Facebook. Escribo "Stiles Stilinski" en el buscador y me meto al primer perfil que me aparece, ya que lo tengo como amigo.

Voy a una de las últimas fotos de secundaria, cuando Stiles todavía era un chico menudito y con el pelo rapado, no se parece mucho a lo que era. Ahora su cabello está más largo, más lindo. Además, parece que le dedicó tiempo al gimnasio o a tocar la batería, porque los brazos que parecían fideos ahora tienen músculo y están bien formados.

Al parecer maduró para bien.

En el momento en que bloqueo mi teléfono, el familiar sonido de los palos contra la batería vuelven a resonar por la casa, haciendo que mi sangre comience a hervir.

The drummer upstairs ; StydiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora