Capítulo 12

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—¡Troye! ¡Troye!—una voz conocida gritaba mi nombre cerca de donde yo estaba.

Oh, vamos Connor, no me puedes hacer esto ahora.

Justo cuando me levantaba de súbito y Tyler me preguntaba qué pasaba, Connor abrió la puerta de metal. Sus ojos conectaron con los míos, para luego observar a Tyler con una expresión fría.

—Oh, perdónenme tortolitos.—no lo sentía. Sabía que le agradaba habernos interrumpido.—Sheyla te busca. Está con una enorme borrachera y lo único que ha dicho en los últimos veinte minutos es "Troye, fóllame".—se dirigió a mí con una sombra de sonrisa en su rostro.

Sin poder evitarlo, una carcajada salió del fondo de mi cuerpo.

Era más probable que besara a Tyler en este momento que me acostara con Sheyla alguna vez en mi vida.

Me volví a encarar a Tyler. Sonreía con timidez. Se sentía cohibido.

—Lo siento mucho. Vine con una conocida, y creo que se ha pasado de copas. Debo irme. Un gusto.—le tendí la mano con mis mejillas ardiendo.

Él meneó la cabeza y me dio un fuerte abrazo. Lo correspondí con timidez.

Una tos exagerada se oyó a mis espaldas. Rodé los ojos y me separé de Tyler.

Él me dió una servilleta doblada antes de dar media vuelta y desaparecer por el callejón oscuro. La abrí, y su número escrito con números redondos era todo lo que se observaba. La guardé en el bolsillo de mis pantalones.

—¿Listo, matador?—Connor me fulminaba con la mirada.

—¿Qué diablos te sucede? Pareces idiotizado.—le grité a él cuando entramos de nuevo en el club.

—Tyler no es un buen chico para ti, Troye.—gritaba aún más alto que yo.

—¿¡Y tú qué diablos sabes acerca de mí!?—estallé.

Odiaba que me controlaran la vida.

Finalmente salía de mi cascarón. Estaba buscando gente con mis gustos, mis aficiones y mis pensamientos, y no porque un idiota con lindo cabello me dijera que no podía hacerlo, no lo haría.

—Sé más de ti que todos tus amigos combinados.—paró y se volvió hacia mi.—Y sé tu pequeño secreto. ¿O olvidas cuando...?

—¿Te besé?. No, no lo olvido. En realidad, me gustó. Otra cosa es que tu afán por protegerme llegue a otros extremos.—me aparté de él.—Sé cuidarme por mi mismo, Connor. No te necesito.

babe; tronnorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora