Me quedé viendo sus ojos verdes con atención. Buscaba un rastro de burla en ellos, pero sólo ví sinceridad pura. Brillaban como nunca lo habían hecho.
—¿Recuerdas aquella vez que te dije que no te habías aceptado?—asentí con la cabeza. Estaba en shock.—Finalmente lo hiciste.
Y dicho esto, sin preámbulos, acercó su boca a la mía y me dio un pico dulce y fugaz.
Juraría que en cualquier momento me derretiría.
—¿Porqué llorabas?—se incorporó como si nada hubiera pasado.
Negué con la cabeza, sonriendo ante el beso.
—No es importante.
—Oh,vamos.—tomó mi mano y la puso en su regazo.—Me importa.
—Oh,bien.—solté una risita.—Traté de enrolarme con un chico para olvidarte, se torció el asunto y terminó siendo una broma. O bueno, eso determiné cuando terminé de razonar el asunto.—me encogí de hombros fingiendo que estaba bien.
—¿Olvidarme? ¿Porqué necesariamente deberías olvidarme?—su voz tenía un deje de burla.
Aclaré mi garganta. La situación estaba empezando a ponerse incómoda, principalmente por mi mano que seguía atrapada entre la suya.
—Verás...—la lluvia empezaba a amainar.—Debo decírtelo de una vez. Me gustas. Me gustas desde que capté tu mirada en el salón de clases. Desde que me ofreciste el licor en la pizzería. Desde que me pusiste la verdad en la cara, dispuesto a pasar muchas cosas sólo para que yo la comprendiera. Eres divertido, sociable, encantador, seductor, y sobre todo, adorable. Nunca había visto una sonrisa tan grande ni tan hermosa como la tuya. No sabes cuántas veces esperé para decirte esto, para confrontarte, para decirte lo que mi corazón gritaba y mi voz susurraba. Siento tanto si te lastimé alguna vez, y me siento halagado si alguna vez te hice reír. Has llegado a mi vida justo en el tiempo correcto, Connor, y no sabes cuánto te lo agradezco.—y sin contenerme más, me incliné y lo abracé fuertemente.—Y aparte, me gusta como besas.—susurré en su oído.
Él rió. Supuse que le habían llegado mis palabras.
De repente,él se levantó de la banca y se arrodilló en el húmedo cespéd. Sollozaba en silencio.
Mi corazón empezó a latir rápidamente en mi corazón.
—Troye Sivan Mellet, ¿podríamos acabar de una vez este infierno en el que estamos y serías mi chico?
No era la propuesta correcta. No era el momento perfecto. Yo estaba roto, mucho. Pero Connor tenía cinta adhesiva, tenía el poder de juntar mis pedazos y hacerlos uno solo. Supuse que el destino nos quería juntos, ya que habíamos pasado por muchas cosas. No éramos perfectos. A veces yo era muy cerrado, y él muy abierto, pero los opuestos se atraen, y podíamos intentarlo. Debíamos intentarlo. Era una oportunidad única y especial para los dos. Ya era la hora.
—Me encantaría terminar este infierno contigo, Connor Franta.
Lo último que sentí fueron sus labios sobre los míos en un apasionado beso.
***
Las lágrimas aún no dejan de caer de los ojos de esta pobre escritora, que escribe esto desde un profundo dolor emocional.
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babe; tronnor
JugendliteraturTroye Sivan es gay, aunque no lo admita abiertamente. Tiene miedo a ser juzgado y rechazado, apartado de la sociedad. Connor Franta también es gay. A diferencia de Troye, él se acepta públicamente como es. Dos personas, una historia. ¿Logrará Conn...