Todo empezó como en todas las películas que solíamos ver juntos, un día perfectamente normal y monótono. Yo, como siempre solía hacer, hice que mi ropa rompiera las reglas, pero esta vez un poco menos que el día anterior, es decir, aquella mañana llevaba puesto una blusa blanca pegada a mi pecho, unos pantalones de pata de elefante rojos, y unos tacones de aguja del mismo color que la blusa. Mi pelo estaba recogido en una coleta sujeta con un pequeño lícito rojo. Maquillaje muy escaso, es decir un poco de base y corrector, máscara de pestaña, y en los labios un brillo con matices rojos. A mi parecer iba medianamente decente, lo único que rompía las reglas, y que seguramente sería un escándalo si se pudiese ver, era mi ropa interior, pero eso ocurría siempre.Caminaba tranquila por los pasillos de la sede, la gente se giraba a saludarme y yo de vuelta les sonreía o les devolvía el amable gesto moviendo la mano, no me paré en un sólo segundo, hasta que me choqué con alguien. Caí al suelo y al parecer la otra persona también.
- Mira mejor por donde pisas.- Espeté malhumora damientras me sobaba la cabeza y rezaba porque mi ropa no se hubiera descolocado.
- Oh, señorita sutcliff, lo siento, estaba mirando el móvil, es todo mi culpa, perdóneme.- se apresuró a decir el otro, su voz se oía angustiado.
Levanté la vista y vi que mi "agresor" había sido mi querido pupilo Ronald Knox, un adorable rubio que acababa de ingresar a nuestras oficinas. Él me tendió la mano agobiado, esperando a que la aceptase, y que como mucho le gritara unos cuantos insultos y me marchara a mi oficina o a la de mi supervisor. Pero no fue así, me encontraba genuinamente optimista y feliz como para enfadarme por un tonto accidente. Acepté su ayuda encantada y decidí pararme a hablar con él, total, sólo llegaría tarde un día más y eso no era de extrañar.
- Ronie, que mirabas tanto en el móvil como para que no prestaras atención al pasillo.- Le susurré coqueta al mismo tiempo que le daba leves codazos en el brazo.
En ese mismo instante me percaté de que sus mejillas estaban comenzando a tornarse de un color rosaceo que amenazaba con volverse más llamativo.- Siento no poder quedarme a hablar, pero William me acaba de llamar para que me presenté en su oficina.- Susurró en mi oído.
La gente nos miraba de soslayo, ya que estábamos parados en el medio del pasillo y dificultabamos el paso de la gente, además de que al ser subordinados de Will era increíble que estuviéramos teniendo conversaciones en vez de estar encerrados en nuestras correspondientes oficinas.
Me di el permiso a mi misma de engancharme al brazo de mi alumno y le guiñé un ojo.- Bueno, querido, a mí también me ha llamado así que creo que no te vas a librar de contarme quien te trae loco.-
Oí un desesperado suspiro por su parte, pero no dijo nada al respecto, se limitó a empezar de nuevo la marcha y dirigirnos a ambos al ascensor para subir a la planta que nos correspondía. En el trayecto le noté un poco nervioso, nunca habíamos tenido una conversación más allá de mis constantes bromas sobre sus esporádicas relaciones en el cuarto de las escobas. Le hemos cazado tanta veces haciéndolo que los altos cargos se han visto obligados a buscar un nuevo cuarto de la limpieza. Decidí no darle importancia y separarme un poco de él dentro del ascensor. Estaba a rebosar de gente, pero era normal en unas oficinas como las nuestras. Nos íbamos parando en cada planta, era un milagro que subiesemos dos de un sólo tirón, no obstante, cuando parecía que iríamos un poco más aprisa, paraba de nuevo. Subiamos en silencio a excepción de algún " hasta luego " que se escuchaba cada vez que alguien llegaba a su planta. Nuestro destino estaba en las plantas medias del edificio, lo que significaba que no tardariamos en llegar. Miré por encima de mi hombro a mis compañeros que venían con nosotros, todos estaban mirando el móvil con expresiones aburridas y monótonas, como sus vidas. Yo no llevaba el móvil conmigo porque mi supervisor me lo confiscó porque me encontró tomando mes fotos en los baños de señoras con dos empleadas de recursos humanos. Recuerdo que me también que me dió hotas extras y me bajaron un poco más el salario, a este paso terminaría viviendo bajo un puente, como solía bromear con mi amigo Eric.
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Una Noche Más [EDITANDO]
FanfictionGrell sutcliff y William T. Spears, ambos shinigamis de élite deben enfrentarse a una nueva amenaza totalmemte distinta a todas aquellas que habían plantado cara, una más mortífera y que posiblemente acabaría con su vida y con la de sus compañeros.