Me desperté por la alarma que sonaba por toda la habitación. Tomé mi teléfono y la apagué. Miró la hora y ya eran las siete de la mañana, la alarma se atraso un poco. Me levanté de la cama, tomé mi toalla y me adentre al baño. Me cepille los dientes y luego me adentro a la bañera mientras el agua fría caía por mi cuerpo me puse a pensar que haría el día de hoy. Pensaba en ir a buscar trabajó pero creó que lo haré más tarde es muy pronto. Me relajare por unas horas y luego empezaré a buscar un buen trabajó. Londres es grande, no creó que tardé mucho en conseguir un buen trabajó.
Estudié un año y medió secretaría. Siempre me ha gustado ser secretaría, el papeleo que conlleva es lo más que me llama la atención de ése sencillo ofició. De repente me vino a la cabeza Liam. Quizás el me pueda ayudar a encontrar trabajó, es la única persona con la cual he tenido algún tipo de contactó desde que llegué a Londres. Quizás me recomiende algún lugar dónde conseguir trabajó.
Salí de la ducha y me enrede en la toalla. Entré a mi habitación, me seque y me coloqué la ropa interior. Busque en mi armario que ponerme. Quizás saldría a dar una vuelta. Me decidí por un una camisa manga larga que caía por mis hombros color verde menta, unos jeans claros con rotos y unos tacos color beige. Me coloqué crema en todo el cuerpo. Me maquille un poco, sólo me coloqué rimel y brilló en los labios. Cepille mi cabello dejándolo suerto a lo natural y rocie perfume en mi cuello. Tomé mi cartera y eché el teléfono, mis llaves y un poco de dinero. Salí trancando la puerta con llave. Decidí tomar algo antes de irme a dar un paseó. Volví a entrar a el resturante y estaba más vacío que la última vez que entre. Solo tomaría un café y saldría a recorer las calles de Londres.
Me senté como siempre en la mesa mas alejada y cerca de la ventana. A los pocos segundos un mesero llego y ordene el café. Minutos después el mesero llego con mi pedido. Me lo tomé y seguí sumida en mis pensamientos hasta que noté la presencia de alguien. Subí mi mirada y me encontré con unos ojos azules. Era Liam. No pensé volvermelo a topar tan rápido.
-Veo que eres una chica muy madrugadora Valentina- habló mientras se sentaba al frente de mí
-Digamos que si lo soy Liam- sonreí.
-Éstas preciosa- sonrei por su comentario.
-Gracias-
-No se si es muy apresurado, pero me gustaría que salgamos algún día a tomar algo y así poder conocernos un poco, claro si no te incómoda-
-Me encantaría-
-¿Te parece bien esté Sábado? Podríamos ir a cenar, o tomar un café en alguna cafetería cerca solo para conocernos un poco más, una amiga no me vendría mal-
-Sí, me parece perfecto- contesté. -Tampoco me vendría mal un amigo que me ayude a conocer esta gran ciudad-
-Bueno, es un gustó verte y hablar contigo pero debo irme. Esperó verte el Sábado - Sonrió y salió del restaurante.
Me levanté y salí del hotel a dar una vuelta. Me hacía falta despejar la mente un rato. Tomé un taxi y me dirigí al centro comercial más cercano. Entre en diferentes tiendas y así pase casi toda la tarde. Vi un banco y me senté. Ya los pies me dolían de tanto caminar. Mi mirada se encontró con una heladería y sin darme cuenta ya estaba caminando hacía ella. El helado era una de mis debilidades. Ordene un helado de vainilla con chispas de chocolate. Pagué y salí con mi helado en manos. Saqué mi teléfono y me distraje en él, no me di cuenta hasta que choque con un pecho alto y musculoso. Mi helado se estrelló contra su pecho causando que se manchara toda su camiseta.
-¡OHH DIOS!-exclame y rápidamente comencé a quitarle el poco helado que pude. -Lo siento, lo siento, lo siento. Fue mí culpa estaba toda distraída y entonces... Uff lo siento-.
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Intocable
Novela JuvenilValentina tiene un pasado que no la deja en paz. Ella se muda a Londres para rehacer su vida y huir de su pasado. Matthew es un excelente empresario. El al conocerla queda encantado. Tratará de conquistarla y descifrar todos sus secretos derrumbando...