Capitulo 2: Elizabeth

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Poco a poco fui tomándole la mano nuevamente al colegio, comencé a sentirme más activa y concentrada, a su tiempo claro, no recuerdo si tenía a amigos en el colegio, sin embargo una chica llamada Elizabeth, me aseguraba que lo éramos mucho antes de aquel día, y, según lo que contaba, al parecer nos llevábamos muy bien...
Ella es muy alegre, uno no puede estar triste si está con ella su simple presencia colorida y luminosa, podía levantar hasta un día de lluvia. Sus ojos eran verdes, su piel pálida con pecas y su pelo era castaño algo pelirrojo. Es algo más bajita que yo y pequeña de cuerpo, muy elástica y una experta en lo que a deportes se refiere.
Siento algo extraño cuando estoy con ella... Como si fuera diferente, como si fuéramos diferentes al estar juntas, del resto de los demás...
. . .
Una tarde, a la salida del colegio le pedí que me contara algo que nos gustará hacer juntas, ella, como respuesta decidió llevarme a un lugar, o mejor dicho, a una casa de chucherías, que según ella, no eran sólo cosas ordinarias. Que de pequeñas, nosotras solíamos decir que ese lugar estaba encantado... La idea me enterneció y sin más preámbulo, emprendimos camino a aquella tienda de antigüedades que quedaba a tan sólo 7 calles de mi casa...
Cuando llegamos a la puerta, la entrada nos recibio con una imponente elegancia y unos dejos de antigua y sabía, como si aquella, fuera la entrada a las respuestas de nuestros problemas...
Al entrar se podían apreciar pilas y pilas de libros, ollas, espejos, cuadernos, vasijas, figuras de animales, etc... Pero en lo que mis ojos se perdieron, fueron en unos collares que tenían piedras azules, celestes, rosas, verdes.. Todos colores intensos y brillantes que parecían haberse encontrado en el fondo del mar...
Una ancianita de pelo blanco largo, interrumpió mi pensamiento:
- Oh! Elizabeth! May! Que bueno verlas!
- Señora Withlight! Como se encuentra? Extrañanba venir a visitarla- ellas realmente parecían muy felices de verse y podía notar clara mente que está ancianita realmente se había alegrado de verme y yo, no podía recordar quien era... De pronto una emoción al verla sonreír comenzó a innundarme y pronto se apoderó de mí pecho, y luego, de mis lagrimas, estaba muy emocionada, como estas al reencontrarte con una persona que hace años no veías...
Abrace a la anciana que naturalmente respondió a mi abrazo. Fue el mejor abrazo que me dieron en mucho, mucho tiempo... Se sintió cálido, como estar en una incubadora, protegida, clanetita, iluminada y sobre todo, segura de que aquella ancianita no era una simple anciana que atendia un negocio de chucherias...

Las Notas De La HorandúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora