Decisiones. - JereMike (FanFic en Español)

Encuentro.

Jeremy acababa de quedarse solo, su único sustento, su mejor amigo, la única razón de su felicidad, su amado Kenny había perdido contra la más grande de las luchas, el cáncer de pulmón. Jeremy había invertido todo lo que pudo en salvarle la vida, pero fue imposible, se hallaba triste y sin más ganas de seguir adelante, pero lo hacía, por la promesa y últimas palabras de su novio. "Nunca apagues esa sonrisa de nuevo...".

La vida del joven Fitzgerald fue complicada, su madre había muerto cuando este apenas daba su primer llanto, no lo sostuvo, no le besó, ni siquiera pudo decir su nombre. Su padre, un hombre de aspecto algo rudo, serio y estricto, fue la única familia que tuvo por un largo periodo de tiempo, no comprendía la sensibilidad de su hijo, quería que fuese "más hombre", que fuera rudo y enfrentase la vida, que se independizara a pasos agigantados, pero nada de lo que hizo fue capaz de cambiar el suave carácter del chico castaño, lo dejaba solo por días a veces, no solo por trabajo, si no que a veces solo lo dejaba allí, quizás así aprendería algo. A veces lo golpeaba para darle una lección, pero no se daba cuenta del daño que le causaba tras esas cosas, no sabía como ser padre, extrañaba a su amada, no tenía guia, y solo trabajaba su instinto, lamentablemente, el único que saldría mal con eso, sería Jeremy.

Tenía la amabilidad de su madre, su bella sonrisa, su figura ideal de mujer (vaya que fue dificil la pubertad), los ojos y cabello de su padre, la piel de su madre, y el corazón roto tras su niñez. La escuela fue difícil para el tímido castaño, el abuso fisico que obtuvo de los mayores fue mucho, y más verbal, desde su apariencia de niña hasta el hecho de que no tenía madre (Los niños pueden ser muy crueles...).

Y luego llegaría Kenny, su protector, su primer amor, con quien se sentía a feliz y seguro. No se separaban para nada, Jeremy dormía en su casa de vez en cuando, su padre nunca lo notaba, pues trabajaba ya más de lo que veía a su hijo.

A los 16, el chico castaño abandonó a su padre y se marchó lejos con su novio, donde compraron una casa algo grande pero pequeña a la vez; era perfecta para ambos. Kenny había quedado huérfano, pero el dinero de sus padres fue lo que les ayudó a salir a delante hasta poder mantenerse solos.

Fueron 2 hermosos años de amor, risas, desvelos, pasión y momentos hermosos; pero algo los tomó por sorpresa... En los pulmones del chico algo ya había crecido sin remedio. Ese último adiós provocó un hueco en el corazón de Jeremy. Se quedó solo de nuevo, con la casa que él y su amado había comprado, con todas sus cosas, y con el poco dinero que les quedaba. Ahora, a una semana del funeral se hallaba caminando entre las calles de la ciudad, pensante y distante de la realidad miraba a todas las personas yendo y viniendo. Llevaba una carpeta consigo con sus papeles, gracias a que no acabó sus estudios (Aún cuando su amado se lo pidió) tenía pocas opciones de trabajo, así que trataría de entrar a un lugar nuevo: Una pizzería.

Entró con una mano en su bolsillo delantero del pantalón y con los papeles de costado, veía que las algunos niños corriendo y a familias comiendo, vió que el cartel de "Se buscan Guardias" seguía puesto así que entró temerosamente.

Miró algunas flechas que siguió, pues en una de ellas decía "guardias aquí". Trato de verse seguro de si mismo, pero los nervios lo dominaban. Llego a un par de puertas con el cartel de "oficina", dio un suspiro enorme y, poniendo la espalda recta se dispuso a entrar, estaba por empujar la puerta, pero esta lo golpeó sin previo aviso en toda la cara.

-¿Pero qu...? ¡Ay no! ¡Mil perdones!- un guardia había abierto la puerta de golpe, más por un enfado que por otra cosa, sin querer había golpeado al chico castaño, este se hallaba temblando y sosteniendo su rostro por el dolor, sus papeles habían caído al suelo después de aquel golpe, el guardia cerró la puerta y se quedó agachado tratando de mirar al chico, se preocupó de golpe pues no sabía que tan fuerte le había pegado )Bueno, sí lo sabía, pero no sabía que tanto le dolía al pequeño). -¡Discúlpame, por favor, no fue mi intención, lo juro!-