Capitulo 11 - Descanse en paz

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Nunca me han gustado los cementarios excepto por una cosa que pidió Groucho Marx que pusieran en su lapida cuando el falleciese,"Disculpe que no me levante", o eso dice una leyenda urbana.

A este precisamente nunca habia venido, cuando falleció mi tio de una larga enfermedad yo era muy pequeña pero aqui me encontraba hoy en busca de mi tia. Decidimos venir despues de poner patas arriba a toda la residencia con el consiguien te revuelo para unos pobres ancianos que lo mas interesante que les pasaba a lo largo del dia era que faltaran galletas a la hora de la merienda. La directora se acojonó por el problema que se le venia encima, perder a un anciano puede ser motivo de cierre, y fué ella la que nos trajo hasta el cementerio:

- ¡Tia Agnes!- grité- ¡Tia Agnes! .- mi voz retumbaba entre tanto silencio.

- Ssssstt,¡ como sigas chillando así vas a despertar a alguien!- mi novio seguia y seguia cubriendose de gloria cada vez que abria la boca, en el fondo le quiero pero cuando tiene un dia malo, lo tiene de verdad.

Estuvimos mas de diez minutos pateandonos el cementerio hasta que por fin dimos con ella, estaba llenando un cubo con agua de la manguera que tenia el jardinero para regar los imnumerables arboles que custodiaban a los allí presentes:

- Tia,¿que haces aqui?.

Sin mirarme ,con los ojos fijos en el agua me respondió:

- Cariño, tu tio...ha muerto.

El egoismo me alejó de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora