l1.El Chico de Cabello Castaño

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Entré al salón, vi que él estaba sentado en su puesto, aquel chico de cabello castaño que me volvía tan loca.

El sonrió, yo estaba emocionada creí que no sabía que yo existía, le devolví la sonrisa, iba a saludarlo con la mano, cuando ví que Alicia pasaba a mi lado y se acercaba para hablarle.

Debí suponerlo, ¿cómo voy a creer que siquiera sabe que existo?

-¿Estás bien?- se escuchó una tierna voz detrás de mí. Volteé para mirar quien era.

Yenit, mi amiga, una chica bajita, morena, con ojos grandes color verde esmeralda y de cabello alborotado y negro como la noche -Sí- contesté

-Dime, ¿Qué tienes?- preguntó con una sonrisa -¿Simón?-.

-Si, pero no importa- le dije desanimada.

-Deberías olvidarlo, él vá detrás de Alicia- dijo mientras nos íbamos a sentar.

-Ya sé, pero no es fácil, tú lo sabes mejor que yo, no has podido olvidar a Charlie- le dije.

-Ya lo sé, pero es que él me confunde, además no estamos hablando de mí- contestó mirando al piso -entonces si no puedes olvidar a Simón, al menos intenta decirle lo que sientes, yo lo intenté, solo que dañé una amistad- sus ojos se aguaron un poco.

-¿Que le diga lo que siento? Pero si tu muy bien sabes que cuando intento hablar con él me vuelvo un tomate y nunca se que decir, lo único que hago es que me vea como una loca- me desanimé bastante, ¿cómo iba a decirle lo que siento si él no siente nada por mi? -Y por lo de Charlie tranquila, ya todo se arreglará-.

-Claro que no, no debí haberle dicho nada, por que antes al menos éramos amigos, ahora no quiere ni hablarme- Yenit no paraba de mirar al suelo y de culparse por lo que pasó.

-Pero de...- quería animarla, cuando nos interrumpió el Sr Landom, el profesor de historia que acababa de entrar por la puerta, era una escena cómica, ya que él es muy alto y la puerta es bajita, así que tiene que agacharse para poder entrar.

Todos los días disfruto de ese espectáculo, no es que me guste burlarme de los demás, es que él me cae un poco mal, además, no me gusta su materia, así que me distraigo muy fácilmente en su clase con cosas como esa.

-¿Porqué tanto escándalo?- sonó la rasposa voz del Sr. Landom. Al oírlo todos callaron, y hubo un momento de silencio mientras él sacaba sus libros y los acomodaba en su pequeño escritorio, para luego sentarse ¿Por qué no pide un escritorio más grande? Ese es hasta más pequeño que el mío -Saquen sus libros, página 38- dijo esperando a que todos en la clase lo sacaran.

Agarré mi bolso y empecé a buscar el libro, era el de historia, pero no lo conseguía, se me había quedado. Dejé el bolso en el suelo y agarré una hoja en blanco para anotar lo que veríamos hoy.

El profesor se paró de su escritorio, emitiendo un extraño ruido con la silla. Abrió la boca para empezar a hablar sobre el tema, como siempre lo hacía, pero se quedó mirándome, se había dado cuenta de que no tenía el libro en la mesa -Liz ¿Y tu libro?- me preguntó molesto.

-Disculpe, se me quedó- contesté tímida.

El Sr Landom se acercó a su escritoruo y buscó la planilla, luego buscó mi nombre y al lado de éste marcó un punto.

Él hacía eso, que colocara un punto al lado de tu nombre significaba que tu promedio iba a bajar en su materia, y yo ya tenía tres puntos en el año.

-Hoy la clase será sobre la leyenda del Lago Gitt, ¿Alguno sabe de qué trata?- dijo el Sr Landom esperando respuesta.

Ví cómo Yenit, (que se sienta un puesto adelante de mí) levantaba la mano, ella siempre lo hace, sabe sobre todo lo que le pregunten, cualquier cosa. En cambio yo no soy muy buena en el colegio, me cuesta recordar las cosas, así que salgo un poco mal en los exámenes, si no fuera por la ayuda de mi amiga al estudiar, creo que no pasaría ningún examen.

La Mariposa DoradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora