-¿Qué tan seguro se puede estar de quiénes somos?.
Dicen que nunca se termina de conocer a una persona, pero en retrospectiva, me doy cuenta que una vida entera no basta para conocerte a ti mismo.
Hace algunos años era una joven entusiasta, positiva, independiente, nunca necesite de nada ni nadie para seguir adelante, mi mundo se basaba en mis valores y principios, siempre la primera de la clase, la chica intelectual de la que todos esperaban un gran médico, y lo consiguieron--Estamos orgullosos de ti, sigue haciendo lo correcto.
-Aún retumban las palabras de mis padres en mi cabeza, palabras que dijeron el día de mi graduación,
-Ustedes saben que así será- Recuerdo haber respondido eso con una enorme sonrisa, vaya mentirosa que fui...
-Mi primer empleo, lo que pensé sería el fruto de tantos años en que los libros reemplazaron a mis amigos, ser partícipe de mi sueño cumplido.
No, el destino, Dios, las vueltas de la vida, o simplemente yo, fuese quien fuese, algo o alguien, no estaba de acuerdo en que siguiera ese camino. Llevaba 3 años en el hospital general, amaba mi trabajo, no me importaba pasar 18 de mis 24 hrs ahí, fuera de aquel centro de salud, no tenía vida, mi familia estaba lejos, no tenía hijos, ni esposo, ni un perro, pero era feliz, quizá porque no conocía nada mejor, se podría decir que estaba atrapada en la rutina--Señorita, no olvide su capacitación la próxima semana-Me recordó el director del hospital al verme por los pasillos.
-No, no la olvido-Conteste sin siquiera verlo pues iba a una operación urgente.
-Fuese como fuese las cosas, cada año, mi trabajo me exigía salir a Seattle para capacitarnos, nos ofrecían boletos de avión, y una estancia de dos semanas en un gran hotel, siempre iba con mi compañera, Stacy, pero este año no podría ya que acababa de tener a su bebé-
-Mucha suerte-Me deseo el taxista al dejarme en el aeropuerto, a falta de amigos con alguien debía conversar, ¿No?.
-Había llegado el día de la convención, me senté en aeropuerto a esperar el vuelo al que aparentemente iría sola-
-Pasajeros con destino a Seattle, favor de ir abordando-Se escucho.
-Ya era hora, después de pasar por revisión, subí al avión, me acomodé en mi asiento, saqué una almohada de mi bolsa, la puse debajo de mi cabeza y coloqué unos auriculares en mis oídos. "Hello" , de Lionel Richie sonaba dentro de mí, le impedí el paso de la realidad a mi mente, cerrando los ojos e imaginando cada palabra como si fuesen mías, solo que la imagen de aquel hombre perfecto al que tanto tiempo esperaba para decirle "Te amo" seguía siendo desconocida.
La voz femenina proveniente de la cabina me hiso volver a la realidad, pues ya había llegado.-Hola Seattle...-Murmuré para mí misma un tanto entusiasta.
-Bajé del avión y recogí mi equipaje, salí del aeropuerto y tomé un taxi directo al hotel.
Me registre en recepción y subí al ascensor, habitación 815, deslicé la tarjeta en el lector que tenía por cerradura y entre.
Era una habitación linda, pequeña, pero solo era yo, así que estaba bien. Me adentré hacia el cuarto para poder descansar un poco, el vuelo me había dejado exhausta, pero sobre la cama yacía una maleta negra--Que raro... Quizá el botones se equivoco de equipaje -Dije viéndola.
-Como sea, estaba demasiado cansada para prestarle atención, solo llamaría a recepción para que fueran por ella y listo.
Me dirigí hacia el baño para refrescarme un poco, cuando vino a mí la cancioncita con la que me dormí en el avión, no la podía sacar de mi mente, sólo que esta vez era diferente, no era la voz de Lionel Richie, no, era una voz distinta,más profunda, quizá de algún cover que algúna vez escuché, no lo sé.
Abrí la puerta del baño y comenzó a salir vapor de ella-
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Lo prohibido (Chris Evans y tú OS).
FanficDe esas veces cuando todo lo que crees correcto lo mandas al diablo, cuando tú ética y valores te dan igual y por primera vez... Eres egoísta en tu vida. Dicen que nunca se termina de conocer a una persona, pero en retrospectiva, me doy cuenta que u...