Narradora omnisciente
- Hija, debes comer algo. Estás débil, por favor, come.- ruega su padre.
- No. No quiero comer nada. Aún así moriré.- dijo la castaña con el ceño fruncido.
- Claire, cariño, no digas eso. Entiende, estás débil y frágil, sólo debes tener un poco de esperanza.- le dijo su padre con tristeza en la voz.- Sigues siendo bella, gracias al cielo, nunca dejarás de serlo cariño. Hay personas que tienen cáncer y sin embargo se sienten feas por dentro y por fuera, cuando son hermosas en todos los sentidos.- le sonrió su padre a lo que ella imitó la acción.
- Tengo miedo, papá.- sus ojos se cristalizaron.- ¿Y si no mejoro? No quiero morir.- sollozaba y lágrimas en las que el miedo y temor se reflejaban, caían por sus pálidas mejillas.
- Claire, no morirás, cielo.- hacía un intento se sonreír aún con los ojos llorosos y un nudo en la garganta.- Eres fuerte como tu madre, tu mamá luchó hasta el final pero, aquello pudo más. Tu eres más joven aún, más fuerte, más ágil. Tú, cariño, puedes contra todo.- dijo acariciando la mejilla húmeda de su menor hija.
- Te amo, papá.- dijo abrazándolo.
- Yo también te amo, Claire, cielo.- le respondió el abrazo.
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©Cotton Candy
Kurzgeschichten¿Qué pasa cuando aquel famoso hilo rojo une a dos personas? Unas monedas alumbraban al niño y unos esponjosos dulces rosados iluminaban los ojos de la pequeña. Y compró dos. - Ten.- le dijo con inocencia su apagada voz. Ella le sonrió y le agradeció...