La sin-remedio

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Escaparse del colegio había sido la mejor decisión de la vida.

Su pelo largo, teñido de rosa pastel, se movía a compás del viento. El uniforme del colegio estaba sucio, ya que estaba recostada en el pasto. Estaban rodeados de ese aroma que tiene la propiedad de relajarte, hasta el punto de olvidarte donde estas parado. Se incorporó un poco y sin una pizca de vergüenza por su mal comportamiento, habló:

- Dame un poco.

Belén se metió el porro en la boca y aspiro profundamente. Más de lo que debía.

- Eh, chilenita, no te pases. –Lo fulminó con la mirada. No le gustaba que le dijeran chilenita. Ella había nacido en Buenos Aires, así que no se sentía muy chilena que digamos, pero como su papá era chileno, todo el mundo la trataba de chilena.

Era por eso y porque en su DNI decía que su nacionalidad era chileno-argentina.

Nicolás le arrebató el porro y ella se recostó otra vez en el patio de la casa de él. Los padres de Nico estaban de vacaciones y podían hacer lo que quisieran allí. Y él tenía una sola cosa en mente.

Tiró la droga y lo pisó para apagarlo.

- ¿Querés que te muestre mi colección de CD's? –pregunto muy "sutilmente".

- ¿Y para qué voy a querer ver yo tu colección de CD's? –dijo Belén lo más tranquila que pudo. Sabía que él quería llevarla a su cuarto a toda costa y eso la ponía nerviosa. Aunque le daba gracia la excusa estúpida que había elegido.

- Yo te los quiero mostrar, ¿te parece mal? –le dijo él con cara de perro mojado.

- Bueno. –se levantó de mala gana y se sacudió la pollera del colegio. – Está bien. Pero más te vale que estén buenos tus CD's. –le dijo apuntándolo con el dedo y ofreciéndole la mano para levantarse.

- Te van a gustar. –dijo él acercándose a ella. – Mucho.

Estaba por besarla, cuando ella pegó la vuelta y lo dejó con el beso en el aire. Caminaba hacia la puerta mientras agitaba la mano en el aire y decía:

- Como digas, Nico.

Entraron a la casa y Nico la llevó por la escalera hasta su cuarto. Ella entró sin problema alguno y se sentó en la cama, esperando a que le mostrara la supuesta colección de CD's. Mientras admiraba la habitación, con todos sus muebles de madera oscura y las paredes pintadas de azul claro. Miró la hora: las ocho y cuarenta y cinco. Tomó las fotografías que había en la mesita de luz e intentaba adivinar quienes eran las personas que aparecían en ellas. Pudo reconocer a Nicolás, pero las demás eran personas que ella no conocía.

Mientras miraba las fotos cayó en la cuenta de que parecía estar sola. Levantó la vista para comprobarlo y se encontró con un Nicolás apoyado en el marco de la puerta, con los brazos cruzados a la altura del pecho y mirándola fijamente. Parecía que la desnudaba con la mirada.

- ¿Te debo algo? –dijo haciéndose la dura.

- Creo que sí. –dijo él agachándose frente a ella y apoyando sus antebrazos en las piernas de ella.

- ¿Y se puede saber qué es?

- Me parece que antes me corriste la cara.

- ¿Yo hice eso? –dijo haciéndose la inocente.

- Sabes que sí.

- Uy, perdón. Pude haberme confundido. –dijo rodando los ojos. - ¿Te das cuenta de que no quería de besarte, no?

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⏰ Última actualización: Apr 21, 2016 ⏰

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