Capítulo 1

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"Me despierto como todas las mañanas. Con dos gotitas de agua en mis lñimpidos ojos claros. Mi cabello ya de por sí corto encogido por  culpa de los rizos saltarines que tengo. Mis ojos no brillan. ¿Por qué? Porque no tienen una razón para hacer eso. Otra vez el sufrimiento, otra vez escuchar los gritos de Raphael y aguantar sus ya duraderos y diarios azotes.. ¿Por qué a mí? Buena pregunta. Quizá Lyss lo sepa..."

-Lyss, ¿tú sabes por qué nos pasa esto? -pregunté en voz alta observando a mi única amiga, hermana, mi alma gemela. Mi todo, la persona en la que podía confiar y que sabía que jamás me defraudaría.

Lyss se encogió de hombros y se sentó en la cama esperando a que yo siguiera hablando. Sus rizos exactamente iguales a los míos se alborotaron levemente debido al fresco aire que entró por la ventana. No me contestó. Lyss era muy callada. Se parecía a mí. Casi nunca hablaba. A veces me daba consejos con un hilo de voz imperceptible, pero yo al escuchaba igual. Raphael no parecía darse cuenta de su presencia. Ella se asustaba cada vez que l veía. Ambas nos encogíamos ateorizadas mientras él venía y e abofeteaba. Lyss también lloraba cuando yo lo hacía. Decía que los golpes de nuestro padre le dolían. Sí, de nuestro padre. Porque aunque el no parezca apreciar ni siquiera su existencia, Lyss es mi hermana. De seguro que sí. ¿Por qué entonces sentíamos lo mismo y éramos prácticamente iguales?

-Estás muy callada, Lyss. Siempre estás muy callada -le dije sentándome junto ella, esperando alguna reacción de su parte.

Lyss volvió a encogerse de hombros y cerró los ojos. Yo no notaba que respirara, sin embarg su pecho subía y bajaba. Quizá un poco más lento de lo normal , pero eso rpovaba que estaba viva. Pues cuando duerme parece muerta. Tiene la piel muy pálida, más blanca que la mía. Sus ojos eran grandes y asustadizos. Como los míos. Pero seguía siendo bella, si es que esa palabra era suficiente para calificarla.

-Noto tu mirada -susurró, aunque yo no vi que moviera los labios en ningún momento. Serían imginaciones mías- No puedo contestarte a tu pregunta, Elissa, porque no tengo respuesta.

Yo bajé la mirada y dos solitarias lágrimas rodaron por mis mejillas. Odiaba que me llamara Elissa. Ese no era mi verdadero nombre. Mi nombre era Lyss, no Elissa. 

-No me llames Elissa -mascullé entre dientes, aguantando las poderosas ganas de echarme a llorar- Sabes que no soporto ese nombre.

Lyss abrió los ojos, también llorosos, como los míos. Ambas nos miramos con pena. Verla a ella era como verme a mí reflejada en un espejo. Lyss asintió con la cabeza, como coroborando a mis palabras.

-Lyss, vístete, tenemos que ir a clase -le dije incorporándome y buscando en el armario una prenda de ropa que tapara los moratones que tenía en las piernas y en los brazos.

Lyss me obedecio y se colocó a mi lado. Nos vestimos de la misma forma y nos estudiamos en el espejo. Con mi mano toqué un arañazo que Lyss lucía en la mejilla y ella hizo lo propio con el mío.

-Tendremos que tapar esto -murmuré entrsirecida.

-¿Por qué? -preguntó Lyss exasperada- Este arañazo forma parte de nuestra vida. Que lo vean y pregunten. Que se den cuenta de que no somos unas princesitas inocentes y cuidadosas.

Yo la miré sorprendida. Lyss nunca se había revelado de aquella manera. ¿Por qué ahora sí?

-¿Y qué les diremos cuando nos pregunten acerca de esto? -repliqué cruzándome de brazos- No podemos decirle que fue Raphael.

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⏰ Última actualización: Sep 06, 2013 ⏰

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La tortura de LyssDonde viven las historias. Descúbrelo ahora