La primera carta apareció en la almohada, junto a ella, cuando se despertó de la siesta. Rompió el lacre, la abrió, y devoró las palabras de Niall.
...."""¿Fantasías?Son tantas...
¿Por dónde quieres que empiece?
En mis sueños te he poseído de muchas formas. Por supuesto, son muy escandalosas, y muy poco apropiadas para una dama de tu posición... Y sin embargo, me excito con solo pensar en compartirlas contigo.
¿Estás tú también excitada, ___, al pensar en lo que yo podría escribirte sobre esos sueños ilícitos que he tenido contigo?
¿Qué pensarías tú del hecho de representar un papel para mí, ___? Siempre he pensado que estarías deslumbrante vestida con sedas y encajes chillones... Hay algo muy erótico y prohibido en una mujer de buena cuna comportándose como una mujer perdida.
En mis fantasías, tú serías una prostituta bellísima y muy experta, con tus labios carnosos y rojos, y tus maravillosos pechos. Y tus muslos suaves... ¿Qué querría hacer yo con ellos?
Esta es mi primera fantasía: Me encantaría pagarte por una noche de servicios. Te ordenaría que hicieras muchas cosas con esos labios carnosos, y con tus senos. Quisiera sentarme en una silla y verte mientras te desnudas, esperando a que tus muslos aparezcan bajo capas de combinaciones y satén baratos y vistosos. Quisiera tomarte contra la pared, cuando tú solo llevaras las medias y las ligas... Me gustaría atarte y tenerte a mi merced, para poder explorar todo tu cuerpo con las manos, con la lengua, con el miembro..."""
___ alzó la vista de la carta y se abanicó con ella. Leer aquellas palabras la había excitado de una manera que nunca le había sucedido. Tenía húmedos los muslos, y sentía tensión en el vientre.
Aquella era una faceta de Niall que ella no había visto nunca. Él siempre había sido apasionado y hábil, pero aquello... Ella nunca habría imaginado que él quisiera verla como a una vulgar prostituta. Le entusiasmaba saber que él quería jugar. Le daban ganas de sacar el vestido con más encajes que tuviera y hacer realidad su fantasía.
Sin embargo, quería saber más. Anhelaba seguir recibiendo aquellas cartas y se deleitaba con la pícara intimidad que creaban.
El sol brillaba sobre la hierba, y Niall caminaba en círculo con las riendas en las manos. Guiaba lentamente el poni de Rachel, y se reía al oír sus risitas de deleite.
—¡Mamá! ¡Mamá! —gritó la niña—. Mira, estoy montando.
—Ya lo veo, querida —dijo ___, acercándose a ellos.
—¿Has venido a montar conmigo, mamá?
—No, cariño. He venido a decirle a papá que voy a llevarme el carruaje al pueblo.
—¿Ahora? —preguntó él.
Niall entrecerró los ojos para protegerse del sol y observó a su esposa. ___ estaba sonrosada y jugueteaba con algo que tenía entre los dedos.
¿Había encontrado su carta?
¿Qué pensaba?
¿Pensaba que él era un pervertido por haber escrito semejantes cosas y haberle confesado aquella fantasía oculta?
¿Estaba horrorizada y ofendida por el hecho de que soñara con que ella, una dama de la alta sociedad, una duquesa, hiciera el papel de prostituta?
—No voy a tardar mucho —le susurró ella. Se puso de puntillas y le dio un beso en la mejilla. Entonces, Niall notó que le metía un papel doblado entre los dedos—. Me marcho dentro de tres cuartos de hora.