Capítulo 5

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  —¿Excelencia?
—¿Qué ocurre? —preguntó Niall, cuando el lacayo se asomó a la puerta de su despacho.
—La duquesa me ha pedido que le entregue esto. Dice que es muy importante.

Niall le hizo una seña al sirviente para que entrara y se sentó detrás de su escritorio con una sonrisa. Señor, volvía a estar erecto con solo pensar en lo que podía poner en el papel doblado que el criado llevaba en las manos enguantadas.

—Gracias, Jenkins. Eso es todo.

Mientras el criado se ocupaba discretamente de ordenar unos papeles del despacho, él abrió la nota de ___.

""...No diría nada, porque quiero que me poseas. Quiero que me tomes como desees. Con dureza, de una forma salvaje, como extraños que acaban de conocerse y que arden el uno por el otro. Como amantes que han estado separados demasiado tiempo...""

Él reprimió un gruñido. Aquella era otra de sus fantasías: tomarla como si fuera una de sus posesiones. Como si tuviera el derecho total de tomar su cuerpo.

"......Estoy húmeda. Siento dolor por ti, por tener tu miembro dentro de mí. Todavía tengo tu sabor en la boca. Todavía te siento, endurecido y grueso... llenándome por completo...
Quiero mirar mientras me llenas. Quiero ver tu miembro mientras se desliza dentro y fuera de mi cuerpo, lentamente. Nunca te he confesado esto, pero quiero hacer el amor delante de un espejo. Quiero ver juntos tu cuerpo y el mío....""

Niall tragó saliva.

—¿Dónde está Su Excelencia, Jenkins? —le preguntó al criado.
—Creo que la duquesa está en el jardín, Excelencia. La he visto con el sombrero y las zapatillas rosas.
—Discúlpame.

El criado lo miró con extrañeza y asintió. Él salió a la terraza rápidamente, y no paró hasta que rodeó la esquina de la mansión y encontró a ___ canturreando mientras cortaba rosas rojas de un rosal y las dejaba en la cesta que tenía a sus pies.

Él se acercó por la espalda y le rodeó la cintura con los brazos.

—¡Ay! —exclamó ella, y se giró. El sombrero se le cayó al suelo, y él le pasó las manos por el pelo. Le quitó las horquillas y dejó que los largos mechones rubios le cayeran por la espalda.
—Levántate la falda —le dijo, mientras la aprisionaba contra la pared de la casa.

Ella lo hizo al instante, y a él le hirvió la sangre al verla. Le agarró las manos y se las sujetó detrás de la cabeza. Con la mano libre, se desabotonó los pantalones, y después le levantó la falda hasta que sintió su sexo, que estaba húmedo e hinchado.

—Hazme el amor —le ordenó él, susurrándole al oído. Penetró en su cuerpo, y oyó un gemido de labios de ___—. Te gusta, ¿verdad? —le preguntó, mientras embestía con fuerza—. Te gusta que te tome así.
—Sí —susurró ella—. Así. Quiero esto. Nunca había pensado en que me deseabas de tal forma.
—¿Crees que nunca había pensado en tomarte así? —le preguntó él, sin poder disimular su sorpresa—. ¿Crees que nunca te había deseado así, desvergonzada y muerta de deseo por mí. Que nunca he soñado en acariciarte el sexo mientras estábamos sentados en una cena con invitados, observando tu rostro, sabiendo que mis dedos están hundidos en tu cuerpo mientras tú intentas cumplir con tus obligaciones de duquesa? ¿No sabes que he querido mil veces encerrarme contigo en mi despacho, y tenderte en el escritorio, y acariciarte el sexo con la boca?

___ casi no podía concentrarse en lo que él estaba diciendo. Estaba haciéndose añicos por dentro, y no sentía más que su mano sujetándole las muñecas, y su miembro dentro de ella. Entre ellos estaba la ropa, y la caricia de la brisa, pero dentro de ella estaba Niall, duro y caliente.

—¿No crees que he pensado en hacerte el amor contra un muro? Por Dios, ___, lo he pensado más veces de las que quisiera admitir, y hacerlo es mucho mejor que cualquier cosa que yo haya podido imaginarme.

A ella le excitaba que la tomara de aquel modo, contra una pared de ladrillo, vestida. Él jadeaba contra su oído, y le clavó los dedos en las muñecas mientras incrementaba el ritmo de sus golpes, y al poco tiempo, ella estaba gritando y temblando a su alrededor.

Él no le tapó la boca para amortiguar sus sonidos de placer, sino que la observó y la animó, antes de derramar su simiente dentro de ella.

—Estás muy por encima de la altura de mis fantasías — murmuró él, acariciándola con la nariz por detrás de la oreja—. Quiero hacerte feliz. Esta noche lo haré, ___, te lo prometo. Quiero que vuelvas a mí, ___. Por favor, vuelve.
—Nunca te he dejado, Niall, te lo juro.

Él alzó la vista, y ella vio que sus ojos estaban llenos de amor.

—Soy tuyo para siempre, ___, no lo olvides nunca.
—¿Excelencia?
—Demonios, ese debe de ser Jenkins —murmuró Niall, y soltó a ___ antes de que el criado los sorprendiera—. Estoy aquí —gritó, abotonándose el pantalón.
—El señor Struthers quisiera saber si desea que permanezca en nuestro despacho, o si debe regresar otro día.

Él la miró con una disculpa silenciosa, y se pasó la mano por el pelo.

—Vuelve al trabajo, Niall —susurró ___—. Yo siempre estoy aquí.
—Eso es lo que nos causó problemas en primer lugar, ___. Yo pensaba que siempre estarías ahí, y cuando me di cuenta de que tal vez no fuera así, me quedé horrorizado por si te perdía.
—Eso es todo lo que quería oír —gritó ella. Le rodeó el cuello con los brazos y lo besó—. Solo quería saber que todavía significo algo para ti.
—Eres mi vida, ___ —le susurró él, con la voz ahogada por la emoción—. Nuestros hijos son mi vida. Ser duque es mi deber, mi ocupación, pero no es el motivo por el que vivo. Yo vivo por nosotros.
—¿Excelencia?
—Ya va para allá, Jenkins —dijo ___, respondiendo en lugar de su esposo.

Entonces, Niall la miró intensamente y continuó:

—No habría podido permitir que te fueras con él, ¿sabes?
—¿Con quién?
—Con Harry. Los vi juntos en el invernadero, esta mañana. Tuve ganas de matarlo
y de llevarte a rastras a tu habitación para que nunca volvieras a salir de ella ni te alejaras de mí. Puedo soportarlo todo, ___, salvo perderte. Eres mía. Siempre lo has sido, desde que te vi sentada en la terraza del jardín de Lady Ashton, en aquella fiesta. No sabes cuánto te quiero, y cuánto deseo hacerte feliz. No sabes lo mucho que siento no haber sido lo que tú necesitabas en un marido durante estos últimos meses.
—Tú eres todo lo que quiero y lo que necesito, Niall. Todo lo que necesitaba me lo has dado en este momento.

Entonces, él la besó lentamente, con más delicadeza que nunca.

—Y eso es solo el comienzo, ___. Te lo juro.  

 Siempre tuyo (Niall y tu) TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora