___ se sentó sobre su cama mientras los niños se lavaban para la comida. Suspiró y cerró los ojos. Se sentía cansada y sola. El mayordomo la había informado de que su marido había vuelto a casa dos horas antes, pero Niall no había ido a buscarla.
¿La habría echado de menos?¿Habría encontrado a otra?
A una mujer más joven, más delgada, con un cuerpo firme, que no hubiera tenido hijos?
¿Alguien que pudiera dedicarse a él y pasar horas y horas haciendo el amor?
¿Alguien que podía cumplir sus deseos sin interrupciones?
Se echó hacia atrás y apoyó la cabeza en la almohada. Antes, ellos eran capaces de hacer el amor durante horas. Se escapaban a algún lugar privado y se tiraban de la ropa con impaciencia por sentir la piel del otro. Durante aquellos días, habían llegado a hacer el amor a plena luz del día, en un diván o en el carruaje cuando volvían a casa de una cena, o de un baile. Ahora, sin embargo, se veían a oscuras, y no dedicaban tiempo a los juegos preliminares, ni a acariciarse, ni a susurrarse palabras de amor. Y la mayoría de las veces, Niall tenía que dejar la cama a causa de sus hijos, o por su insatisfacción hacia ella y hacia las relaciones que mantenían.
Él ya no le susurraba, mientras estaban haciendo el amor, lo mucho que la deseaba, y lo mucho que ella le satisfacía. Lo mucho que la necesitaba en su vida. «Pero tú tampoco lo has hecho... No has hecho nada por asegurarle que todavía lo deseas, que lo necesitas», le dijo una vocecita en su cabeza. Y ella tuvo que aceptar que era la verdad.
¿Acaso no era también culpa suya que se hubiera creado aquella distancia entre ellos?
¿Por qué no podía dejar que Niall se la llevara a una habitación vacía y le levantara las faldas para hacer el amor rápidamente?
Él lo había intentando muchas veces, pero ella le había apartado las manos con impaciencia y lo había fulminado con la mirada. «Esta noche», le decía siempre. Sin embargo, «esta noche» nunca llegaba, y él ya no había vuelto a intentar que ella cometiera una locura.
Y ella echaba de menos eso: la tentación, la seducción, la pasión espontánea y el riesgo de que los sorprendieran.
¿Añoraba Niall esos momentos, como los añoraba ella?
___ giró la cabeza e intentó encontrar su olor en la almohada, el olor a limón, a jabón y a cuero. Notó que algo crujía bajo ella y abrió los ojos. Entonces, vio una hoja de papel doblada entre las sábanas, y la abrió.
..."He cometido un error en mis relaciones contigo, ___. He sido injusto con los niños, y lo siento mucho. Mientras he estado lejos de casa, no he podido pensar en otra cosa que en ti y en nuestro matrimonio. Sé que no eres feliz, y quiero arreglarlo. Créeme cuando te digo que quiero darte felicidad y placer."....
Placer... Hace mucho tiempo que no te lo proporciono, ¿verdad? Y me parece que ha pasado una eternidad desde la última vez que hablé contigo de estas cosas. Casi no sé por dónde empezar, ni qué decir. Como bien sabes, no soy un romántico... Pero tengo sentimientos y pensamientos sobre ti, y sobre mí, juntos.
A ella se le aceleró el corazón. Hacía mucho tiempo que Niall no le escribía una carta. Además, aquella era distinta a cualquier otra carta de amor que él le hubiera enviado.
Tenía algo diferente en las palabras, en el tono. Era muy provocativa, e hizo que se le formara un nudo de excitación en el estómago.
...."Sueño contigo, ___. Fantaseo con todas las cosas que quiero hacerte, y que todavía tengo que probar. Quiero recuperar la pasión. Quiero que vuelvas a ser mi amante."....